Organizó un acto en Avilés con motivo del Día de Homenaje a las Víctimas del Exilio

El Gobierno entrega declaraciones de Reconocimiento y Reparación a familias de los llamados ‘niños de la guerra’

El Gobierno de España ha homenajeado, este jueves 8, en el Centro Niemeyer de Avilés, a quienes, tras la guerra y durante la dictadura, tuvieron que abandonar el país a la fuerza por motivos políticos e ideológicos. El acto con motivo del Día de Homenaje a las Víctimas del Exilio ha reconocido el papel de estos hombres y mujeres, que fueron fundamentales en la defensa de la democracia, tanto desde el exilio como en la lucha contra el fascismo en Europa y América Latina.

El Gobierno entrega declaraciones de Reconocimiento y Reparación a familias de los llamados ‘niños de la guerra’
Dia del Exilio 1
Ana Redondo, Adrián Barbón y Fernando Martínez, con los familiares que recibieron los reconocimientos.

La ceremonia, en la que han intervenido la ministra de Igualdad, Ana Redondo; el presidente de Asturias, Adrián Barbón; y el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, ha incidido en el papel de los llamados ‘niños de la guerra’, con la entrega de declaraciones de Reconocimiento y Reparación a sus familias. Se ha celebrado, además, en la semana del 80º aniversario de la liberación del campo de concentración de Mauthausen (Austria), el 5 de mayo de 1945, donde fueron deportados más de 7.000 españoles.

Más de 450.000 personas se exiliaron por causas políticas tras la Guerra de España, y su aportación fue fundamental en los países que los acogieron, siendo un factor clave de renovación cultural e intelectual. Escritores, artistas, filósofos y científicos como Max Aub, María Zambrano, José Gaos o Clara Campoamor entre cientos de miles de españoles, se establecieron en diferentes países europeos y latinoamericanos, donde continuaron su labor creadora e intelectual. Su influencia se extendió a la literatura, la filosofía y la política. Contribuyeron de forma activa a los procesos de democratización, desarrollo cultural y lucha contra el totalitarismo. Lo hicieron en Europa, en la resistencia contra el nazismo; y en América Latina, en los movimientos contra las dictaduras centroamericanas y del Cono Sur.

Mauthausen y los campos de concentración nazi

Este fin de semana tienen lugar en Mauthausen los actos de conmemoración de la liberación del último campo de concentración nazi, precisamente el que albergó a más personas procedentes de España, exiliados capturados por el régimen alemán y sus colaboradores. El régimen de Franco no los reconoció y fueron identificados por los alemanes con el triángulo azul de los apátridas y con la ‘S’ de ‘Spanier’. Se estima que más de 5.000 personas que llegaron desde España murieron en el campo de concentración nazi de Mauthausen, en Austria.

En el marco de la Ley de Memoria Democrática de 2022, el Estado reconoce por primera vez de forma oficial a republicanos deportados a campos nazis como víctimas del franquismo, y se compromete a reparar su memoria. El Estado asume de forma expresa su obligación de proteger, mantener y promover la memoria democrática de estas víctimas, así como el deber de honrar públicamente su historia, reconociendo que el régimen franquista abandonó y negó su protección ante el régimen nazi.

Los ‘niños de la guerra’

Este año, el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática del Gobierno de España ha querido celebrar el homenaje al exilio poniendo el foco en los ‘niños de la guerra’ que partieron desde los puertos de Asturias, sobre todo desde El Musel, en Gijón. En plena ofensiva franquista sobre el norte de España, entre junio y octubre de 1937, centenares de menores de entre 4 y 14 años fueron embarcados rumbo a países solidarios como la Unión Soviética, Francia, Bélgica, Reino Unido o México, en una operación humanitaria impulsada por el Gobierno de la República para protegerlos de los bombardeos y la represión.

Estos menores, conocidos como ‘niños de la guerra’, vivieron un exilio largo, incierto y, en muchos casos, permanente. Algunos se integraron en sus países de acogida y nunca regresaron a España; otros participaron en la Resistencia europea durante la Segunda Guerra Mundial o sufrieron nuevas tragedias en contextos de conflicto, como ocurrió con quienes fueron acogidos en la Unión Soviética. Su historia es un símbolo del desarraigo, pero también de la resiliencia y la dignidad de la infancia republicana.

En este contexto, en este acto se han entregado por parte del Estado las declaraciones de Reconocimiento y Reparación a las familias de:

• Nuria Balcells de Los Reyes, conocida literariamente como Nuria Parés, fue poeta, ensayista y traductora. Con 13 años salió de España con su familia en 1938. Primero Paría, después Nueva York, La Habana y, finalmente México, donde falleció en 2010.

Pablo Benítez Castellano, que en 1939 cruzó la frontera francesa y fue internado, junto a su familia, en el campo de Argelès-sur-Mer. Posteriormente, toda la familia se exilió a la Unión Soviética. Regresó a España en 1957.

• Rosario Celia Canteli Osegui, evacuada en 1937 de Gijón a la Unión Soviética. Con ella marcharon tres hermanos: Ricardo, Marina y Amelia. Retornó en 1996. Rosario es viuda de otro ‘niño de la guerra’, Ceferino Pequeño.

• Alejandro Rodríguez Álvarez, conocido como ‘Alejandro Casona’, miembro de la generación del 27, ligado a la Institución Libre de Enseñanza, premio Nacional de Literatura, se exilió a Buenos Aires. Regresó en 1962 y falleció en Madrid en 1965.

• Aurora Correa Hidalgo, llegó a México con 7 años en el grupo conocido como los ‘Niños de Morelia’. Su labor profesional siempre estuvo relacionada con la educación, la literatura y la difusión de la cultura. Falleció en 2008 en Guanajuato.

• José Cuenca Pina, hijo de José Cuenca, deportado a Mauthausen. En 1939 se exilia a Argelia a bordo del ‘Stanbrook’, donde es internado en los campos de concentración de Relizane y Bou Arfa. Logró reunirse con su familia. Falleció en Colomb-Béchar en 1956.

• Emilio Díaz Reverte, partió en 1939 en el ‘Stanbrook’, pasajero número 316. Pasó por los campos de concentración de Camp Morand, Bou Arfa y Foum Defla. Se exilió a Montpellier hasta su regreso a Barcelona en 1950, donde falleció en 1957.

• Alfredo Espinosa Gómez, hijo de Alfredo Espinosa, consejero vasco de Sanidad fusilado en 1937. Ese mismo año marchó al exilio en Bélgica, donde permaneció con su familia hasta 1940. Retornaron huyendo del ejército alemán en condiciones muy difíciles.

• Acracio Fernández Pérez. Con su padre condenado a cadena perpetua, embarca desde El Havre hasta Leningrado, junto al resto de ‘niños de la guerra’. Vuelve en la primera expedición de niños retornados, pero regresa al exilio en Dinamarca y Bélgica. Vuelve definitivamente a España en 1970.

• Andrés Gimeno Palacios, se exilió en 1939 a bordo del ‘Stanbrook’ a Orán. Pasó por diversos campos y al regresar a Orán fue director de distintas publicaciones, al igual que en Francia tiempo después. Falleció en Hendaya, en 1992.

• Conrado Lizcano Montealegre. En 1939 consigue llegar al puerto de Cartagena donde embarca en el ‘Campilo’ hacia Orán. Allí padeció todo tipo de dificultades e internamientos en campos argelinos. Al morir Franco, vuelve a España. Fallece en Altea en el año 2000.

• Pelayo José López Pérez. Salió en el otoño de 1937 para retornar y volver a marcharse en 1939 a Francia, donde partió a México a bordo del ‘Sinaia’. En 2016 retornó a Asturias y en 2020, a los 94 años, falleció en Gijón. Siempre destacó por su gran sensibilidad en la recuperación de la memoria democrática.

• José Maldonado González. Elegido alcalde en el distrito de Tuña por el Partido Republicano Radical Socialista en las elecciones municipales de 1931, y diputado en 1936, se exilió en Francia donde ejerció como ministro y presidente de la República en el exilio. Regresó con la democracia. Falleció en Oviedo en 1985.

• Teresa Medina Navascués. Se exilia con su familia a México, en el ‘Mexique’. Trabajó como peluquera, dependienta, modista, redactora, directora de publicidad y escritora. Se integró en un ambiente intelectual, junto a otros exiliados como Octavio Paz, Max Aub y León Felipe. Fallece en México en 2009.

• Vicente Moreira Picorel. Embarcó con su hermano Ramón con destino a la Unión Soviética desde el puerto El Musel, en Gijón. En 1945 se inscribe, en Moscú, en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos. Regresa en 1956. Es autor del monumento conmemorativo a los niños de Rusia, en la playa del Arbeyal, en Gijón. Fallece en Madrid en 2009.

• María Luisa Muñiz Concheso. Evacuada en 1937 desde el puerto El Musel a Leningrado. Estudió en el ‘Internado para niños ciegos’ porque era invidente desde la infancia, y a consecuencia de una grave enfermedad perdió el oído. Se graduó en la Universidad de Leningrado como licenciada en Filología Rusa. En 1987 regresa con su hijo y se instalan en Asturias.

• José Muñoz Congost. Al terminar la guerra embarcó en el ‘Stanbrook’ camino de Orán. Fue internado en el campo de concentración de Hadjerat M’Guil. Se estableció en Argel y en 1947 fue nombrado secretario de las Juventudes Libertarias de África. Falleció en 1996 en Limoges.

• Francisco Padrino González. Exiliado en el ‘Stanbrook’ en 1939, fue internado en distintos campos de trabajo y concentración en los que sobrevivió hasta 1942. Se reunió con su familia en Casablanca en 1956. Regresó en 1980. Falleció en Madrid en 1994.

• Matilde de la Torre Gutiérrez. Periodista, escritora, pedagoga y política. Ocupó la Dirección General de Comercio y Política Arancelaria en los gobiernos de Largo Caballero, hasta marzo de 1937. Exiliada en Francia y, finalmente, en México. Falleció en 1946, siendo enterrada en el Panteón Español.

• Vicente Verdeguer Hipa. Al acabar la guerra tuvo que exiliarse para evitar una muerte segura. Embarcó en el ‘African Trader’ y llegó a Orán donde acabó en diversos campos de concentración y trabajos forzados franceses. En 1960 regresó a Valencia y prosiguió su militancia en la clandestinidad. Murió en Bétera en 2008.