LA FAMILIA ACUSA DE NEGLIGENCIA A LAS AUTORIDADES MARROQUÍES
Fallece un navarro preso en una cárcel de Tánger
Francisco Chasco Cabezón, un pamplonés de 47 años, falleció recientemente en un hospital de Marruecos tras ser trasladado desde la enfermería de una cárcel de Tánger (al norte del país).
Francisco Chasco Cabezón, un pamplonés de 47 años, falleció recientemente en un hospital de Marruecos tras ser trasladado desde la enfermería de una cárcel de Tánger (al norte del país).
El preso fue ingresado con una infección de oído que derivó en una meningitis bacteriana.
La familia de Chasco acusa a las autoridades marroquíes de negligencia, alegando que el recluso pasó el martes y el miércoles de la semana del 9 al 15 de marzo, festivos en Marruecos, en estado grave dentro de su celda sin recibir la atención médica que necesitaba. No descartan emprender acciones legales contra la prisión marroquí.
Fuentes de la cárcel de Tánger se han negado a dar una versión oficial sobre las condiciones de la muerte.
Francisco Chasco había sido condenado a dos años de prisión por tráfico de hachís y llevaba 16 meses en la cárcel.
Algunos reclusos españoles del mismo centro han denunciado que no se cumplen con los mínimos de habitabilidad e higiene.
Según ha declarado uno de ellos, comparte una celda de 20 metros cuadrados con otros 37 reclusos y en ella hay ratas, pulgas y piojos.
El preso fue ingresado con una infección de oído que derivó en una meningitis bacteriana.
La familia de Chasco acusa a las autoridades marroquíes de negligencia, alegando que el recluso pasó el martes y el miércoles de la semana del 9 al 15 de marzo, festivos en Marruecos, en estado grave dentro de su celda sin recibir la atención médica que necesitaba. No descartan emprender acciones legales contra la prisión marroquí.
Fuentes de la cárcel de Tánger se han negado a dar una versión oficial sobre las condiciones de la muerte.
Francisco Chasco había sido condenado a dos años de prisión por tráfico de hachís y llevaba 16 meses en la cárcel.
Algunos reclusos españoles del mismo centro han denunciado que no se cumplen con los mínimos de habitabilidad e higiene.
Según ha declarado uno de ellos, comparte una celda de 20 metros cuadrados con otros 37 reclusos y en ella hay ratas, pulgas y piojos.