“Una profesional de primera categoría, de firmes valores y coherencia ética”, dicen

Diplomáticos destinados en La Habana homenajean a Consuelo Anido, memoria histórica del Consulado, que se jubila

Gracias a todos los diplomáticos que me apoyaron en esta modesta iniciativa de despedida a la persona que es parte de la memoria histórica del Consulado General de España en La Habana, mi amiga Consuelo Anido, que ahora se jubila.

Diplomáticos destinados en La Habana homenajean a Consuelo Anido, memoria histórica del Consulado, que se jubila
Consuelo Anido
Consuelo Anido, en el Consulado de España en La Habana.

Gracias a todos los diplomáticos que me apoyaron en esta modesta iniciativa de despedida a la persona que es parte de la memoria histórica del Consulado General de España en La Habana, mi amiga Consuelo Anido, que ahora se jubila.

Cada uno de ellos, gentilmente, remitió unas palabras de recuerdo a Consuelo Anido, que, a continuación, trascribo textualmente y ordeno por orden cronológico respecto al tiempo que desempeñaron su labor en el Consulado General de España en La Habana.

Alfonso Portabales

Alfonso Portabales, cónsul general de España en La Habana entre 1983 y 1986, afirmó: “Al concluir con gran brillantez una impecable trayectoria de muchos años en el Consulado General de España en La Habana, quiero sumarme al reconocimiento y felicitación a Consuelo Anido. Su magnífica labor me resultó muy útil cuando desempeñé las funciones de cónsul en aquella maravillosa ciudad. Consuelito supo aportar siempre prudencia y buen criterio con los pies en Cuba y el alma entre la tierra cubana y la añorada región luguesa de sus orígenes. Fue un privilegio haber compartido contigo una gran experiencia, querida Consuelito. Enhorabuena y gracias”.

Juan José Santos Aguado

Juan José Santos Aguado, cónsul general de España en La Habana entre 1986 y 1989: “Me resulta difícil concebir al Consulado General sin la presencia de Consuelo. Esa ‘memoria viva’, siempre a disposición de cada CG, con lealtad renovada. Soy consciente del ‘stress’ inicial que, como a tantos y en tantos lugares, mi estilo un tanto heterodoxo le provocó. Y cómo conseguimos formar un equipo bien engranado, capaz de ir a por todas: de una gestoría administrativa convencional, encerrada en sí misma, todos nos reciclamos, en familia, a algo necesario en aquellos momentos, creo que no tanto en estos: poner a España en el mapa en tiempos soviéticos complicados 1986-89, mediante ‘diplomacia pública’. Consuelo, además de gran profesional, hizo un papel clave, no siempre fácil, de bisagra en esa reconversión, y por ello yo siempre le pedía consejo antes de meterme/nos en algo nuevo, sin precedentes, que al comienzo despertaban sorpresa, suspicacia y escepticismo. Una profesional de primera categoría, de firmes valores y coherencia ética, y conservando una independencia de criterio muy valiosa. Yo fui quien estableció, al año de incorporarme, al CG como unidad independiente de la Embajada, donde estaba como Sección Consular. Imagino que mis 11 sucesores suscribirán ese diagnóstico sobre ella”.

Eduardo Cerro

Eduardo Cerro, cónsul general de España en La Habana entre 1993 y 1997: “Estimada Consuelo: Estas palabras, con motivo de su jubilación, no son una despedida si no la expresión de mi agradecimiento por su dedicación, eficacia y responsabilidad al frente de la Secretaría del Consulado General de España en La Habana que durante cuatro años tuve el honor de dirigir. Su compañía y experiencia en el trabajo consular contribuyeron a hacer de ese puesto el que ha sido, quizás, el más grato de mi larga carrera. Le deseo todo lo mejor, con mi recuerdo como inestimable colaboradora”.

  

José Luis Tapia Vicente

José Luis Tapia Vicente, cónsul general de España en La Habana entre 2004 y 2007: “Con mucho gusto atiendo la solicitud que he recibido para que escriba unas palabras con ocasión de la jubilación de Consuelo Anido tras su larga y rica experiencia profesional y humana en el Consulado General de España en La Habana. Para mí es un gran honor atender dicha solicitud tanto por el inmenso aprecio que le profeso como por la feliz iniciativa de rendirle así un merecido homenaje. La suya es una jubilación más que merecida. Ha trabajado lo indecible. Ha dado todo, con una entrega y una generosidad difíciles de igualar. Por lo mucho que Consuelo Anido ha aportado, estoy convencido de que su cese en el Consulado General de España en La Habana conllevará un claro sentimiento de “orfandad profesional” en todos sus compañeros. No me equivoco al escribir que habrá un Consulado General con Consuelo Anido y otro sin ella. Durante casi tres años fui privilegiado testigo de su profesionalidad, de su espíritu servicio y de su generosidad. Y de su fino sentido del humor. Aprendí mucho de Consuelo. Siempre admiré la maestría con que hacía frente a momentos difíciles, así como su innata capacidad para hacer gala de la oportuna altura de miras que las circunstancias en cada momento le demandaban. Demostró, así, poseer el valioso –y poco frecuente– grado de sabiduría que le permitió siempre tener unos sueños lo suficientemente importantes como para no perderlos de vista mientras luchaba para hacerlos realidad. En definitiva, todo un valioso reflejo de los principios que han guiado su vida y la de la familia que ha creado. Y esto lo digo y lo siento con el corazón: sólo con él puede verse bien esa realidad ya que lo esencial es invisible para los ojos. Como jefa de la Secretaría del cónsul general dio sobradas pruebas de su reconocido buen hacer. Sin ella, quienes fuimos titulares del Consulado General en La Habana, habríamos estado perdidos. Nunca podré agradecerle lo suficiente lo mucho que me ayudó y me enseñó. Fueron lecciones especialmente valiosas para mí en todos los órdenes. Trabajar con ella fue una enriquecedora y gratísima experiencia. En la singladura que ahora inicia, que será tan enriquecedora como la llevada a cabo durante sus largos años de eficaz servicio en el Consulado General, le deseo todo lo mejor a ella y a sus seres queridos, al tiempo que le recuerdo que donde hay un deseo, también hay un camino”.

Pablo Barrios

Pablo Barrios, cónsul general de España La Habana entre 2007 y 2011: “La colaboración tan estrecha con Consuelo Anido (y con Julia Fernández) fue fundamental en los cuatro años de trabajo como cónsul general de España en La Habana, de 2007 a 2011. Consuelo fue durante todo este tiempo la jefa de la Secretaría del cónsul general y tras muchos años de servicio en este puesto, tenía un conocimiento exhaustivo de un Consulado complejo y bien diverso. A este conocimiento unía su gran sabiduría en relación con la sociedad cubana. Entregada a su trabajo, concienzuda y excelente diplomática, con una capacidad notable para las relaciones sociales fue para mí indispensable en todas las tareas a las que tuve que hacer frente como cónsul general. En todas ellas estaba implicado un factor humano (tan presente en la labor consular) que requería conocimiento, sagacidad y comprensión, en donde destacaba Consuelo, siempre que le pedía un consejo. Las más de las veces. Entre tantos recuerdos tan intensos, destacaría las relaciones que, a través del Consulado, tejimos con el mundo artístico cubano, uno de los campos en que se manifiesta de un modo tan brillante el genio de ese país. Gran conocedora y amante de la música, a Consuelo le debo hermosos encuentros”.

Tomás Rodríguez-Pantoja Márquez

Tomás Rodríguez-Pantoja Márquez, cónsul general de España en La Habana entre 2011 y 2014: “En un Consulado General como el de España en La Habana en el que la presión resulta constante por el elevado número de trámites y decisiones a tomar cada día, Consuelo Anido fue una ejemplar y muy preciada colaboradora. Coincidí con ella en el periodo de máxima demanda de recuperación de la nacionalidad española por parte de los cubanos de origen español en tercera generación, lo cual aumentó en gran medida el trabajo a la par que la presión en la resolución de expedientes y concesión de visados. Consuelo, con su actitud juiciosa y ponderada, hizo posible un desarrollo normal de la tarea gracias a su constante buena disposición al trabajo. Excelente profesional y mejor persona, el servicio consular español y todos los que tuvimos el privilegio de trabajar con ella le estaremos siempre muy agradecidos por su entrega y trato exquisito”.

Jorge Montealegre Buire

Jorge Montealegre Buire, cónsul general de España en La Habana entre 2014 y 2016: “Estuve casi dos años en La Habana en un puesto ciertamente complicado pero muy interesante. Tuve la suerte de contar con la ayuda y asesoramiento de dos puntales del Consulado, a saber, Consuelo y Julia. Consuelo, por su parte, me informó exhaustivamente sobre la importante colonia hispano/cubana en la isla que, por esas fechas, iba incrementándose paulatinamente. Conocía al dedillo, tras sus numerosos años en el CG, a las diferentes organizaciones o centros españoles existentes no sólo en La Habana sino en todas las regiones del país, así como las características de cada uno de los consulados honorarios que apoyaban, dentro de sus posibilidades, al CG. Qué decir del contacto con las autoridades locales: conocía a los funcionarios pertinentes en los diferentes ministerios y siempre desempeñó con eficacia las numerosas llamadas y gestiones que le encomendábamos ante la Administración cubana. Además, y no lo menos importante, me desveló muchas de las características de la vida local, incluyendo la idiosincrasia de los propios moradores de la isla, sus preferencias culturales, culinarias, etc., y en general la realidad social del país. Para finalizar, le deseo a Consuelo lo mejor ante esta nueva etapa que emprende tras la jubilación, disfrutando de la misma junto a su familia y amistades.

Carlos Pérez-Desoy Fage

Carlos Pérez-Desoy Fage, cónsul general de España en La Habana entre 2016 y 2020: “Consuelo Anido ostenta, muy merecidamente, entre otras, la condecoración de la Orden de Isabel la Católica, cuyo lema es: “a la lealtad acrisolada”. Creo que sería difícil encontrar una mejor definición para ella. Lealtad, abnegación, espíritu de servicio y de sacrificio, compañerismo, respeto, amor al trabajo, altruismo, rigor, honestidad, compasión con los más necesitados… Podría seguir y me costaría terminar con el elenco de virtudes que distinguen a Consuelo. Yo sé que probablemente una de las cosas que más echará de menos a partir de ahora será la posibilidad de ayudar desinteresadamente a tanta gente –sus convicciones y valores son bien conocidos de todos–, particularmente a los más necesitados. Ella y Julia –y en los últimos tiempos también Lianette– formaban un extraordinario tándem humanitario, una formidable ‘task force’ de ángeles de la guarda sin alas, que a lo largo de los años han tenido el privilegio de poder ayudar, y estoy seguro de no exagerar, a miles de personas. Yo sé que para Consuelo esa es la mejor de las recompensas que se lleva de todos estos años en el Consulado. Más que todas las condecoraciones, y todos los reconocimientos y agradecimientos, que son muchos. Para empezar el de todos los diplomáticos que han tenido el privilegio y la suerte de contar con su ayuda. Y entre ellos por supuesto, el mío, que, aunque modesto surge, y ella lo sabe, desde el corazón. Con todo el cariño y el agradecimiento, gracias por todo, querida Consuelo”.

José Antonio Hernández Pérez-Solórzano

José Antonio Hernández Pérez-Solórzano es el actual cónsul general de España en La Habana: “Me cabe el honor de dejar constancia de mi sincero reconocimiento a una carrera profesional tan respetable y eficiente a una de las personas que han sido partícipes activos en la evolución de este Consulado General. Debo destacar su compromiso fiel con el Consulado General de España en La Habana, su vocación de servicio ofreciendo siempre más para alcanzar la excelencia en el desempeño de sus tareas. Por mis conversaciones con quienes me precedieron, puedo afirmar su diligente respuesta a todas nuestras solicitudes, su educación y paciencia en la atención telefónica a nuestros usuarios, su perseverancia y su gran compañerismo”.