Opinión

Pero (no) sigo siendo el rey

El rey emérito –Juan Carlos I de Borbón y Borbón-Dos Sicilias– (que ya no es rey ni es emérito) acaba de ‘regularizar’ una cantidad no determinada de ingresos irregulares no declarados (en ‘B’, ‘en negro’, ‘por la izquierda’, etcétera, según la chispa popular) que le costaron millones de euros de multa.
Pero (no) sigo siendo el rey

El rey emérito –Juan Carlos I de Borbón y Borbón-Dos Sicilias– (que ya no es rey ni es emérito) acaba de ‘regularizar’ una cantidad no determinada de ingresos irregulares no declarados (en ‘B’, ‘en negro’, ‘por la izquierda’, etcétera, según la chispa popular) que le costaron millones de euros de multa.

Al momento de su abdicación y según el The New York Times, el exmonarca español poseía una de las mayores fortunas del mundo. Que un rey tenga una de las mayores fortunas del mundo puede deberse a muchos factores, por ejemplo, a que pertenezca a una casa real que por historia, permanencia en el tiempo en el trono y amplitud imperial sea beneficiario de infinidad de prebendas, riquezas, porcentajes e inversiones, como es el caso de la familia real británica.

Ahora bien, la casa real española no puede demostrar una permanencia en el trono de decenas y decenas de años, ni tampoco ser una casa real históricamente rica ni por supuesto alardear de un imperio que murió en 1898 con una isla azucarera y archipiélagos filipinos que poco o nada aportaban comparándolos con las vastas posesiones británicas en África, Asia u Oceanía.

El caso es que el exrey español pasó de ser un tipo ‘coñón’ a ser reconocido como un mangante. Para él que está ‘escondido’ en un remoto lugar tal vez no sea importante, pero el rey actual (Felipe VI) y sus herederas (Leonor y Sofía) son hijo y nietas de un señor que ya no es rey ni emérito que en una democracia que los tontos calificarían ‘de nuestro entorno’ estaría siendo investigado y con muchas probabilidades de acabar en la cárcel.