Opinión

Pensión en especie diferida

Pensión en especie diferida

El actual gobernador del Banco de España, Luis María Linde de Castro, declaró en el Congreso español que en el futuro los españoles no tendrán el actual poder adquisitivo de los jubilados. La suma de la baja natalidad, los bajos salarios para los trabajadores y la incapacidad de mantener una vida laboral perdurable en el tiempo auguran una “latinoamericanización” de las pensiones.
En el fondo, no es más que una americanización de la jubilación, que existe pero no es más que un pequeño ingreso más para ancianos obligados a aceptar mini-trabajos o “rascar” de los ahorros de toda una vida.
No ven otra salida, “la suerte está echada”. La televisión del Estado español (TVE) se llenará de viejos con pantalones de poliéster, a cuadros, que venderán productos financieros con una alta rentabilidad. El complemento ideal para una juventud que estaba muy ocupada en formarse y creía que la vida era la universidad, el ‘máster’ y viajar.
Aseguraba Linde de Castro, que el Estado español, su población, cuenta con unas características únicas en el mundo, como la de ser el Estado con mayor índice de propiedad inmobiliaria, lo que sería un complemento en especie de la pensión, por lo que recomendaba “invertir” en una vivienda. Pero la única vivienda propia nunca es una inversión y hoy, entre el desempleo, los bajos salarios y la emigración forzada es imposible comprar una. Bien es verdad que muchos heredarán de padres y abuelos que sí pudieron, padres y abuelos sin formación académica en un país subdesarrollado, pero eso no es razón suficiente para justificar la pobreza de las pensiones basada en “complementos” intangibles propios de apariciones marianas.
Al final la “exportación” de ancianos al Magreb será una posibilidad atractiva para el Estado. Serán atendidos en español en cualquier hospital contratado para un servicio mínimo y podrán decir que ayudan al desarrollo con cientos de millones que antes se dedicaban… a pagos en diferido.