Opinión

La ‘Temporada’ del Hotel Balneario de Mondariz

“Es difícil establecer el porcentaje de verdaderos enfermos que acudían al balneario, ya que, principalmente, se trataba de estar en el ‘marco adecuado’ impuesto por la moda. El ‘snobismo’ que produce la imitación de los hábitos de las clases superiores es un factor decisivo para el éxito del termalismo: el agüista busca en el balneario la confirmación de su categoría social o su compañía. Esto originaba una curiosa mezcla: miembros de las clases altas, hombres de estado, eclesiásticos, militares, artistas o aventureros. El balneario, como el ‘Gran Hotel’, es uno de los espacios predilectos de la sociedad; en ellos se albergan reyes, artistas, políticos y otras personalidades, alrededor de las cuales se celebran reuniones políticas, sociales y culturales”, leemos en las páginas del conmemorativo libro titulado Buvette –bellamente ilustrado con fotografías de época–, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008, correspondiendo el texto a Yolanda Pérez Sánchez y la fotografía a Enrique Touriño.

La ‘Temporada’ del Hotel Balneario de Mondariz

Así, pues, todo ello en seguida contribuyó a que el balneario se convirtiese en el magnífico escenario para toda clase de “affaires”. Porque, en efecto, este aspecto frívolo y, a la vez, cosmopolita, es plasmado en la literatura, la cual no sólo halló en él un manantial de inspiración, sino que nos ha legado alguna de las sobresalientes recreaciones de la vida “en las aguas”. ¡Cuántos ejemplos de los mejores escritores del siglo XIX y comienzos del XX podríamos evocar! Goethe, Jane Austen, Walter Scott. Asimismo, Honoré de Balzac, Alejandro Dumas, Flaubert. O también Dostoievski, Emilia Pardo Bazán o A. Schnitzler. Algunos de ellos establecen sus obras en este espléndido escenario, que la mayoría conocían excelentemente.

La prensa, no obstante, recreaba estos espacios de manera más o menos complaciente. También la prensa de la época situaba en los balnearios españoles no pocas intrigas características del conocido “folletín”. Una demostración del atractivo popular. Evoquemos, siquiera sea por un instante, “La Ilustración Española y Americana” y la revista femenina “La Moda Elegante”. Fue en 1900, cuando se publicaron varios relatos ambientados en Mondariz.

“A pesar de la modestia de las primeras instalaciones –señala Yolanda Pérez Sánchez–, Mondariz tuvo prácticamente desde su origen una importante clientela. Además de las aguas, los agüistas constituyen en estos años un reclamo primordial”. Pues, ciertamente, lo digno de resaltar son los nombres y cómo eran divulgados debido a su fama y profesión. La “memoria médica” de 1898 registra 2.644 agüistas. De ellos, 2.542 “acomodados”, 94 “pobres” y 8 de “tropa”. Recordemos que el ‘Jornal do Comerçio’ de Lisboa afirmaba que 6.000 agüistas –procedentes de diversos puntos de Europa y América– habían pasado la temporada de 1898 en el célebre balneario de Mondariz.

La ‘temporada’ oficial del balneario de Mondariz comprendía desde el 1º de junio hasta el 6 de octubre. Además, en los meses de mayo y octubre –al menos, desde 1912– se mantenía abierto uno de los hoteles secundarios: el llamado “número 5”.