Opinión

‘La poética de la lectura en Quevedo’, ensayo de Darío Villanueva

‘La poética de la lectura en Quevedo’, ensayo de Darío Villanueva

"Frente a Montaigne, quien comparte con Platón las reticencias que el filósofo había expresado ante la escritura, Quevedo nos enseña que, gracias a ésta y a la imprenta, las grandes almas pueden lograr la pervivencia. Adelantando una genuina ‘fenomenología’ de la modernidad, el poeta español afirma que la imprenta es la docta heroína que libra del olvido a los que siendo sabios no merecen morir, y con los que, gracias a ella, se puede, para siempre, vivir en auténtica conversación, pues los libros ‘al sueño de la vida hablan despiertos”, escribe el catedrático de Teoría de la Literatura de la Universidad de Santiago de Compostela Darío Villanueva, asimismo académico numerario y secretario de la Real Academia Española de la Lengua en Madrid. En este ensayo cuyo título es La poética de la lectura en Quevedo, Biblioteca de Ensayo, Ediciones Siruela, S.A., Madrid, 2007, el ilustre profesor, además de concienzudo crítico literario, analiza la génesis textual y la forma poética de la composición de Francisco de Quevedo y Villegas –poeta máximo del Siglo de Oro español de raigambre “conceptista”– y la inserta dentro de la tradición de origen estoico que ensalza el valor de la sabiduría como vencedora del tiempo. Y desde ella reivindica una “poética de la lectura” que puede consistir en el conjunto de principios y reglas que los textos contienen, de forma más o menos explícita, con el propósito de ser leídos en condiciones óptimas y con el mejor acierto hermenéutico.

Dentro de esta colección de ensayo/37 (serie menor), dirigida por Ignacio Gómez de Liaño y con diseño gráfico de Gloria Gauger, el magistral Darío Villanueva –nacido en Vilalba de Lugo en 1950–, quien fuera rector de la Universidad Compostelana entre 1994 y 2002, sabia y didácticamente nos guía hacia el centro lírico e intelectual del soneto de Quevedo titulado Desde la Torre: “Retirado en la paz de estos desiertos,/ con pocos, pero doctos libros juntos,/ vivo en conversación con los difuntos/ y escucho con mis ojos a los muertos”. Tal soneto se encuentra impreso en la página 115 de El Parnasso español, monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castellanas. Donde se contienen poesías de Don Francisco de Quevedo Villegas, póstumamente recopiladas en 1648 por su amigo y albacea literario don José Antonio González de Salas, el cual habla paradójicamente de la pasión de su autor por los libros. “Y digo paradójicamente –matiza Darío Villanueva–, porque Quevedo fue un apasionado de ellos más como lector que como escritor, de lo que probablemente se haya resentido su fama póstuma”. Imprescindible será señalar que la versión definitiva del soneto responde a la autoridad crítica de José Manuel Blecua, artífice de la meticulosa y sin par edición de la lírica quevedesca.

Admiramos en la lámina 2 del presente libro el autógrafo del soneto de Quevedo ‘Retirado en la paz de estos desiertos’, British Museum, Londres, MS. Additional 12108, recto de la contraguarda posterior. Igualmente el ensayista nos hace recordar el soneto –en la sintonía conceptual de “libros/libres”, como con el “pocos, pero doctos” del soneto anterior– cuyo título es En la partida del conde de Lemus y del duque de Feria a Nápoles y Francia, así como también el soneto Comunicación de amor invisible por los ojos. “El germen del presente ensayo –señala su autor en la ‘Nota epilogal’– estuvo en una conferencia dictada en la Universidad de Manchester el 18 de marzo de 1993”.