El ‘Fogar de Breogán’ en el ‘Himno Galego’ de Eduardo Pondal
“Tal é o trazado do ‘Himno’ en que o cantor dos ‘Rumores’ e dos ‘Queixumes’ espallou pra os galegos a verba dos arbres benqueridos da súa terra, aqueles mesmos do ‘pinal de Tella espeso’ que invocaba o cativo bergantiñán de ‘A Campana de Anllóns”, recapitula el admirado escritor y profesor, siempre en nuestra memoria, Don Xosé Fernando Filgueira Valverde en su estudio monográfico O Himno Galego: Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal, Caixa de Pontevedra, Pontevedra, 1991.
Centrémonos ahora en el ‘Fogar de Breogán’. Porque, en verdad, el dios Breogán constituye el tema-guía del ‘Himno Galego’. El poeta Eduardo Pondal lo escogió como arquetipo de nuestra historia antigua, como jefe de la casta de los ‘celtas’, al tiempo que símbolo de las navegaciones y del “descobrimiento” de los “fisterres” atlánticos que ellos poblaron. Más, ¿de dónde viene el nombre y sus hechos? Su origen se remonta a la prosificación de las “gestas irlandesas”, escritas –mediado el siglo XII– bajo el título de Libro das Conquistas, Lebor Gabala o Leabhar Gabhala. Por cierto, recordemos que los capítulos IX y XII fueron traducidos a la lengua gallega por el gran escritor Vicente Risco y publicados en la célebre revista Nós en 1931.
Etimológicamente, en el nombre de “Breogán” se halla la raíz “brig”, extensa e intensamente analizada. A juicio del concienzudo filólogo Isidro Millán González Pardo, entra en la serie tal vez más grande de los topónimos “prelatinos” de nuestra área geográfica. En ellos tendrá el significado de “outro”, “sobranceiro”, “ergueito”. Asimismo, el profesor Mcclain investigó su parentesco con la diosa de la sabiduría: “Brigt”, con el valor del “gran sabio” o de “grandilocuente”. Y desde luego, no va descaminado al pensar en la relación con “Brigo” –esto es, “Breo”, “Breoro”– el cual, en nuestro “panteón” autóctono, alcanza la ofrenda de más altares. Así, pues, el nombre de “Breogán” con el nombre de “Brigo” aparece en la historiografía española con Florián de Ocampo, Cronista de Carlos V, de linaje gallego (1500-1555). Él le dedicó todo el capítulo VII de la primera parte: “Brigo que, según se dice, fue cuarto Príncipe Gobernador antiguo de las Españas y de las tierras que los españoles, en sus días, poblaron acá y en diversas partes del mundo”.
Florián de Ocampo nos habla después “non somentes das súas xeiras –afirma el profesor Filgueira Valverde–, senón de outras na significativa sucesión das conquistas”. Si bien relaciona los hechos con el discutible testimonio de las fabulaciones de Beroso, acomodadas por Joan Anio y Joan de Viterbo, el Cronista de Carlos V, es decir, Florián de Ocampo, sin duda conoció las tradiciones de un modo directo. Él nos revela que “también este rey ‘Brigo’, de España, puso moradores en una gran isla que nombran estos días Irlanda, la cual antiguamente decían ‘Ibernia’, y por otro nombre ‘Ierna’, cercana de Inglaterra, para que también la poblasen y señoreasen, y los que por allí vinieron después de llegados se llamaron ‘Brigantes’, y ‘Brigo’ también un río principal que corresponde a ella”.
“Acuérdome yo –agrega Florián de Ocampo– que seyendo llegado, con fortuna de la mar, en una villa de tal isla llamada ‘Catafurda’ (‘Craunfort’), los moradores della, con otros que de fuera venían, mostraban mucho placer con los españoles”.