“Durante tres siglos España dominó una gran parte del mundo, una extensión mayor que la poseída antes por pueblo alguno. Guerreros y conquistadores, aventureros y grandes comerciantes, y, sobre todo, navegantes, habían visto vencido al turco, a Italia y Portugal conquistados, prisionero a un rey de Francia, sometido al Papa a su voluntad y derrotados los ingleses y los corsarios alemanes.
“Vuelto a París, Bolívar se encuentra con un hombre que ejerció sobre él una influencia decisiva; no era revolucionario, ni español, ni francés. Un sabio, un gran sabio que con sus propios medios se había hecho su ciencia y su sistema; en fatigosos viajes más que en libros; un alemán que le llegaba como mensajero de América”, escribe el historiador de origen alemán Émil Ludwig en su imprescindible obra titulada El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
En cuanto a la flora terrestre se refiere, ésta debe protegerse de la aridez, de la sal y del viento. Los distintos ecosistemas del ‘Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia’ albergan una variada vegetación. Conviene resaltar “os areais e dunas”, medios de gran aridez, que obligan a las plantas a presentar especiales adaptaciones como colores claros que reflejen la luz, raíces muy profundas o bulbos de reserva de agua. Digamos que son plantas de distribución muy restringida y de obligada protección: O “feo de praia”, “a cebola das gaivotas”, “o alelí das praias” son especies representativas de estos medios. Si bien escasas, son de señalado valor “a camariña” y “a Armería pungens”.
“A los veinte años, Bolívar se encontró por primera vez frente a este caso de conciencia: ¿Por el bien de la mayoría, deben el héroe o el hombre de acción imponer límites a sus anhelos de elevarse cada vez más? ¿Cuándo el soberano de las masas se transforma en tirano? ¿Dónde tropieza la libertad con la dictadura? Príncipe revolucionario, amigo del análisis, observador de su tiempo, filósofo ‘diletante’, jugaba en aquella época con los problemas como con un volante. No adivinaba que aquéllos serían los problemas centrales de su vida”, escribe el historiador de origen alemán Émil Ludwig en su insoslayable libro que lleva por título Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
Ciertamente, ‘castros’ prerromanos y poblados romanos, monasterios y sarcófagos de la Edad Media, ermitas y fortificaciones, restos arqueológicos, así como construcciones más modernas, atestiguan la presencia de asentamientos humanos en estas islas. Así, pues, forzados a depender del medio para sobrevivir merced a la pesca, la agricultura y la ganadería –además de sometidos a incursiones de piratas y corsarios–, estos pobladores se vieron obligados a abandonar las islas en no pocas situaciones a lo largo y ancho de la historia.
“Súbitamente, Teresa murió en Caracas, víctima de una fiebre violenta y breve. Bolívar vio hundírsele el cielo y parece que, en el paroxismo del dolor, solamente su hermano pudo restituirlo a la vida. Viudo al cabo de nueve meses de matrimonio, huérfano desde muy niño; a los diecinueve años estaba solo, verdaderamente solo. Pensó en entregarse a una escondida existencia, consagrada a sus recuerdos de amor en los mismos salones y arboledas donde había realizado su ensueño y, como lo dijo más tarde, en ser hasta la muerte un simple hacendado en San Mateo”, afirma el reconocido historiador alemán Emil Ludwig en su insoslayable libro Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S. A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
Nos hallamos en el ‘Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia’. Estamos ante un parque nacional dominado por roca y océano. Ciertamente, cumbres antaño unidas a las sierras litorales y ahora aisladas por las inundaciones de la costa, conforman una cadena de islas que protegen a las rías. ¿Su relieve? Se caracteriza por la presencia de dos vertientes diferenciadas. La occidental, enfrentada al mar abierto, es más abrupta, con fuertes pendientes que forman acantilados. La oriental –que mira a las rías– posee un perfil más suave, lo cual permite la formación de arenales y dunas.
“El palacio donde lo recibieron en Madrid era más brillante y alegre que el de Caracas. Un hermano de su madre, célibe, vivía allí con sus dos hermanos, rodeado de amigos. Casi todos elegantes ociosos, dilapidaban su patrimonio en la corte y en la alta sociedad, cuando no lograban aumentarlo con hábiles matrimonios o por algún accidente afortunado. En 1800, considerábase todavía a Madrid como el centro del mundo, pues Londres quedó desposeída diez años antes de sus mejores colonias, y París, república para entonces, no era aún el centro apropiado para un gentilhombre”, asevera el reconocido historiador de origen alemán Émil Ludwig en su imprescindible obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
“Por el bagaje de trabajos y de publicaciones, los estudios e investigaciones realizadas hasta la actualidad sobre el Convento de las Madres Bernardas se han orientado y centrado prioritariamente en su historia, su cultura y su arte, prestando poca atención al mundo vegetal (pomar, huerta, parra, prado, olivar, jardín, bosque), que tiene a un honorable y preciado ‘cupressus’ como valedor y representante. El Ciprés del Monasterio del Divino Salvador de Ferreira de Pantón es un libro monográfico, de carácter científico-divulgativo y enfoque interdisciplinar, que da a conocer y pone en valor esta ‘conífera’ sagrada, bandera verde del cenobio. Obra editada por el ‘Concello’, que culmina un proyecto materializado por su autor, Carlos Rodríguez Dacal, botánico gallego”, escribe en su ‘Presentación’ del libro José Luis Álvarez Blanco, alcalde de Pantón.
“Desde la época de Alejandro, pocos maestros han influido tan decisivamente como el de Bolívar en mancebos que fueron luego grandes generales o grandes políticos; el genio suele despertar y desarrollarse en pugna con la formación que se le quiere imponer. Pero cuanto aprendió Bolívar de su mentor entre los once y los quince años estaba en absoluta contradicción con todas las enseñanzas recibidas en el hogar paterno”, escribe el historiador de origen alemán Emil Ludwig en su ineludible obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, Editorial Losada, Buenos Aires, 1958, tercera edición.
Una brillante fiesta animaba la casa, de ordinario cerrada y casi lúgubre: toda la alta sociedad de la capital se hallaba invitada. Era el aniversario de Su Majestad Católica Carlos IV de España, cuya gracia y poderío atravesaban aún el Atlántico, alcanzando las playas de sus más antiguas y fieles colonias, donde, tres siglos antes, había plantado Colón el estandarte español”, escribe el historiador de origen alemán Emil Ludwig en ‘El dandy’, primer capítulo de su libro Bolívar, Editorial Losada, Buenos Aires, 1958, tercera edición.
Nos hallamos en Os Ancares: la admirada montaña lucense así como reserva natural, etnográfica y cultural de nuestra Galicia. Contemplándolas, estas montañas de la provincia de Lugo nos remiten a muy remotos tiempos. Sabemos que hace más de 2.000 años acá habitaban tribus como la de los ‘zoelas’; asimismo, imprimieron su huella las fornidas legiones de Roma. Debido a su localización estratégica este macizo fue conquistado por el emperador Augusto. Escenario, de idéntico modo, de ‘milagros’ de índole universal, tales como el del ‘Santo Grial de O Cebreiro’. Tampoco se libró, como gran testigo, de las guerras como la ‘carlista’ o la ocupación francesa durante la guerra de la Independencia.
“A sus héroes, la nación les erige estatuas de bronce: Si es un gran soldado, cabalga en la plaza, alto, sobre el pedestal. Pero la nación quiere conocer también la psicología de su héroe, y no hay monumento capaz de mostrarla; en el héroe están todos, y cada cual encuentra en él algo de lo suyo propio. Al cabo de un siglo, cuando se ha hecho menos sonoro el eco de sus hazañas, cuando la libertad conquistada se halla fuera de peligro y el enemigo de antaño desde hace tiempo se ha tornado en amigo, entonces los móviles humanos que lo condujeron se perfilan más claramente detrás de las batallas y de las constituciones, porque los caracteres humanos se renuevan siempre y sus pasiones, sus alegrías y sus penas traen a la posteridad más enseñanzas que el relato de acontecimientos ya dejados atrás”, escribe el historiador de origen alemán Emil Ludwig en su recordada obra biográfica Bolívar. El caballero de la gloria y la libertad, editorial Losada, tercera edición, Buenos Aires, 1958.
“El capitán español ordenó hacer balsas y les dio batalla. Las acciones comenzaron en el agua donde las pesadas balsas se vieron en serias dificultades frente a las canoas de ligera y rápida maniobra. Alcanzada la isla, a pesar de la tenaz resistencia de los indios enardecidos por sus líderes extranjeros, cautivaron unas trescientas ‘piezas’, salvándose muy pocos, entre ellos los holandeses y el negro, que se fugaron por las pampas hacia Buenos Aires”, describe así el singular historiador argentino Juan M. Biedma en su excepcional obra Crónica Histórica del Lago Nahuel Huapí, ediciones Del Nuevo Extremo y Caleuche, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
Continuando nuestro periplo por el ‘concello’ lucense de Ribadeo, llegamos al paseo del ‘Faro’, en el que se encuentra el área etnográfica de ‘O Cargadeiro’, construido en los restos del viejo cargadero desde donde se depositaba en barcos aquel mineral de hierro proveniente de ‘A Pontenova’. Era en el antiguo tren que comunicaba ‘Vilaoudriz’ y Ribadeo. Cercano, el fuerte de San Damián: una construcción del siglo XVIII alzada desde las ruinas de una similar edificación del siglo XVII. En 1809 nuevamente fue destruida y, tras muchos años, abandonada. Restaurado, al fin, en las postrimerías del siglo XX, es hoy una instalación de índole municipal que recibe diversas actividades, sobre todo exposiciones temporales de arte.