Opinión

Tres mujeres Nobel

Por vez primera, el Premio Nobel de la Paz recaerá en tres mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf; su compatriota, la activista social Leymah Gbowee; y la periodista yemení Tawakkul Karman. La razón principal para recibir sus respectivos premios se focaliza en su lucha pacífica para propiciar la plena participación femenina en la vida pública de sus países.
Por vez primera, el Premio Nobel de la Paz recaerá en tres mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf; su compatriota, la activista social Leymah Gbowee; y la periodista yemení Tawakkul Karman. La razón principal para recibir sus respectivos premios se focaliza en su lucha pacífica para propiciar la plena participación femenina en la vida pública de sus países.
Así, el Premio Nobel de la Paz 2011 reconoce la necesidad de fomentar la perspectiva de género como un pilar básico en la construcción y consolidación de la democracia a nivel global. Johnson-Sirleaf fue en 2009 la primera mujer en alcanzar la presidencia en un país africano por la vía del voto democrático. Por su parte, Gbowee ha trabajado intensamente en propiciar la convivencia pacífica en un país como Liberia, que vivió una prolongada guerra civil. Finalmente, Karman ha sido una de las figuras públicas más visibles en la marea revolucionaria que actualmente sacude al mundo árabe, en especial en su país Yemen, tras tres décadas de autocracia del presidente Saleh.
Obviamente, el simbolismo que otorga un Premio Nobel debería manifestar una mayor implicación global sobre la necesidad de implementar políticas de género que permitan no sólo la igualdad de derechos sino una amplitud más plural en la política y la vida pública. El ascenso y consolidación de las mujeres en la esfera pública es cada vez mayor, siendo la política un terreno cada vez más abonado a la hora de potenciar nuevos liderazgos.
Que sean dos mujeres africanas y una árabe las galardonadas con el Premio Nobel de la Paz también orienta la atención hacia el mundo en desarrollo, donde la labor de las mujeres sigue estando segregada por anquilosadas concepciones culturales. Por ello, las figuras de Johnson-Sirleaf, Gbowee y Karman pueden constituir un aliciente para que millones de mujeres en el mundo, cuyo activismo social es absolutamente compatible con sus vidas privadas, vean reflejadas sus ansias en estos tres Premios Nobel. En todo caso, Paz es un nombre de mujer.