Opinión

Lecciones francesas

La primera vuelta de los comicios presidenciales franceses celebrada el pasado domingo 22, da cuenta de un panorama sumamente atomizado de cara a la segunda vuelta prevista para el próximo 6 de mayo, donde el voto de la extrema derecha se convierte en un factor bisagra decisivo para dirimir la polarización electoral entre el socialista François Hollande y el derechista y actual mandatario Nicolás Sarkozy.
La primera vuelta de los comicios presidenciales franceses celebrada el pasado domingo 22, da cuenta de un panorama sumamente atomizado de cara a la segunda vuelta prevista para el próximo 6 de mayo, donde el voto de la extrema derecha se convierte en un factor bisagra decisivo para dirimir la polarización electoral entre el socialista François Hollande y el derechista y actual mandatario Nicolás Sarkozy.
Una mirada genérica de esta primera vuelta considera que si bien Hollande superó a Sarkozy, ofreciendo la perspectiva de un retorno al poder del socialismo francés, la real vencedora de esta ronda electoral fue la candidata del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, quien con casi el 20 por ciento de los votos logra el mayor porcentaje de votación electoral para este partido de ultraderecha antieuropeísta y antiinmigración.
Ya en los comicios presidenciales de 2002, el FN dio la sorpresa cuando su creador y padre de la actual candidata, Jean-Marie Le Pen, logró alcanzar la segunda vuelta electoral contra el conservador Jacques Chirac, antecesor y ex mentor político de Sarkozy.
Más que entre Hollande y Sarkozy, el atomizado voto francés se disputaba en la franja media, donde Le Pen peleaba con el Frente de Izquierdas de Jean-Luc Mèlenchon la posibilidad de convertirse en esa ‘bisagra electoral’ de cara a la segunda ronda. Pero a pesar de subir en las intenciones de voto en las últimas semanas, incluso superando a Le Pen, Mèlenchon finalmente fracasó al apenas superar el 10 por ciento de los votos, los cuales muy probablemente irán a parar a manos de los socialistas de Hollande en la segunda vuelta.
El problema real lo tiene Sarkozy si quiere alcanzar la reelección apostando por atraer el incómodo voto de la ultraderecha del FN. Es muy notorio el distanciamiento entre Sarkozy y el FN pero si la realidad obliga, al actual mandatario galo le haría falta atraer a una Le Pen que ha tenido un éxito notable en seducir el voto de amplios segmentos de las clases medias y populares francesas temerosas de la crisis económica, del auge de la inmigración y del avance de las izquierdas. Además, Le Pen ha logrado atraer a un sector de voto nacionalista que anteriormente apostaba por Sarkozy y que ahora puede verse seducido por el discurso más liberal y menos extremista que imprime una jovial y atractiva Le Pen.
En todo caso, sea quien sea el próximo presidente francés tendrá a cargo una compleja situación política y económica, donde el avance del FN puede igualmente convertirse en una referencia política y electoral en otros países europeos donde la ultraderecha recientemente ha cobrado impulso. Esta es la perniciosa lección de la polémica elección francesa.