Opinión

El rey español no es una institución

Casi un millón de nuevos ciudadanos españoles, entre los 585.500 por residencia y 243.000 por la Ley de Memoria Histórica, deben jurar fidelidad al rey español y obediencia a la Constitución para adquirir la ciudadanía española.

El rey español no es una institución

Casi un millón de nuevos ciudadanos españoles, entre los 585.500 por residencia y 243.000 por la Ley de Memoria Histórica, deben jurar fidelidad al rey español y obediencia a la Constitución para adquirir la ciudadanía española.
No deja de ser un anacronismo propio de épocas feudales de vasallaje, cuando no había constituciones, tener que jurar fidelidad al rey. Las autoridades españolas justifican la jura de fidelidad al rey español señalando que es una institución propia del Estado cuando, en verdad, la institución es la Monarquía que está contenida en la Constitución, igual que otras muchas instituciones españolas, sin que por eso tengan los nuevos ciudadanos españoles que jurarlas una por una: fidelidad al Poder Judicial, Gobierno Autonómico, al Legislativo, al Senado, al Ejecutivo, etcétera, etcétera.
Haciendo una odiosa y honrosa comparación, hay que decir que en Latinoamérica, de donde son originarios más del 90 por ciento de los nuevos españoles,  es suficiente con jurar acatamiento a sus constituciones sin tener que pasar por la oprobiosa y caudillesca fidelidad a Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), Ollanta Humala Tasso (Perú), Enrique Peña Nieto (México), o Evo Morales Ayma (Bilivia), etc, etc.
Es de justicia la reforma de esa vergonzante jura/promesa de fidelidad, ahora más qua nunca, no porque el rey y la monarquía instaurada por Francisco Franco Bahamonde vivan ‘horas bajas’, sino por anacrónica, redundante y superflua.