Opinión

Dudas razonables

El futuro nos alcanzó, lo tocamos con las manos, y lo hacemos nuestro al “ver correr una barbaridad” esa fascinación llamada técnica.
El futuro nos alcanzó, lo tocamos con las manos, y lo hacemos nuestro al “ver correr una barbaridad” esa fascinación llamada técnica.
Aquellos cefalópodos perdidos cuando todo en el planeta era una sopa de fango, trasmitieron, tras millones de mutaciones, el germen primitivo del amor, y así, al decir de John Hodgdon Brandley en esa joya geológica y literaria llamada ‘El desfile de la vida’, el primer gusano que se arrastró sobre el barro de una playa pre-cámbrica, llevaba ya en su interior “la profecía de la personalidad humana”.
El ameno libro de Luis Pauwels y Jacques Bergier, ‘El retorno de los brujos’, ha dejado un envoltorio de misterios y muchas dudas razonables en la lógica del pensamiento.
¿Existieron otras civilizaciones técnicamente superiores antes que la nuestra? Es factible. Del llamado ‘homo habilis’ al ‘homo sapiens’ solamente hay un soplo de existencia si comparamos la edad del Universo. Si éste tuviera 24 horas, nosotros hubiéramos comenzado a subir a los árboles, y poco después a andar erguidos, en los últimos 30 segundos.
En el año 1920, el ruso Valerio Brasov se hizo una pregunta trascendental: Habría que buscar, más allá de las fronteras de la Antigüedad, una X, un mundo de cultura que aún ignoramos y que puso en marcha el motor que conocemos. Los egipcios, los babilonios, los griegos y los romanos fueron nuestros maestros. Pero, ¿quiénes fueron los maestros de nuestros maestros?
Uno de los padres del genoma humano en el intrincado y asombroso panorama de la ciencia actual, se llama Graig Venter y es un controvertido investigador. Él anunció la creación de una vida sintética en el laboratorio, un primer paso hacia una forma de savia existencial nueva, tras más de un siglo del sueño efervescente de Mary Shelley plasmado en su ‘Frankenstein’.
En una época no lejana, un hervidero de intelectuales mató a Dios. Allí el Padre se volvió Evolución; el Hijo, Progreso y el Espíritu Santo, Historia.
Venter no obstante ya había reconocido que el anuncio de una forma de vida artificial es polémico. Sin embargo, estuvo convencido de que sus investigaciones podrían servir para resolver algunas de las dificultades graves a las que se enfrenta la Humanidad. En el ámbito biomédico, habría campo para desarrollar vacunas, fármacos y nuevas habilidades en la lucha contra las enfermedades extremas. Pero la aplicación más crucial cara al futuro de la raza en el planeta, es su potencialidad hacia los problemas ambientales. Nuestro desafío, en este instante, es encontrar alternativas al carbón y el petróleo, y creemos que esta tecnología nos puede ayudar a lograrlo.
Los brujos buenos han retornado y nos recuerdan que en el camino de la tierra hay dos bifurcaciones: una va en pos de las estrellas y la otra, de convertirnos en humo atómico.
La decisión de salvarnos no es del cielo protector, sino nuestra.