Opinión

Disidentes

La democracia es difícil dónde hay personas que viven en la opulencia más obscena mientras otros se afanan por sobrevivir. Por eso destaca en esta España de precarios y desempleados una caterva de lumpen dispuesto a decir y hacer cualquier cosa en la TV basura, que paga fortunas por desvelar engaños o exponer intimidades propias y de otros, por humillarse ante la audiencia de cualquier modo imaginable.
La democracia es difícil dónde hay personas que viven en la opulencia más obscena mientras otros se afanan por sobrevivir. Por eso destaca en esta España de precarios y desempleados una caterva de lumpen dispuesto a decir y hacer cualquier cosa en la TV basura, que paga fortunas por desvelar engaños o exponer intimidades propias y de otros, por humillarse ante la audiencia de cualquier modo imaginable. No lo hacen por gusto sino sencillamente por protagonismo y dinero. Una democracia no debería permitir que unos ciudadanos se hagan ricos así mientras la mayoría no tiene garantizado un salario decente. A mí esta tropa mercenaria me recuerda al perfil sicológico de un sector de la mal llamada disidencia cubana (habría que decir que disidentes son todos los cubanos, porque allí se discute internamente como no se puede hacer en España), que dice cualquier cosa, la que sea necesaria, con tal de recibir protagonismo y dinero de países enemigos, y digo enemigos porque son países que presionan con leyes y trampas mediáticas para arruinar la economía y la imagen del pueblo cubano. Y su propia seguridad. Es una tentación enorme para el sicario, es la posibilidad del dinero y reconocimiento imperial, es el mismo ánimo enfermo que lleva a liarse a bofetadas o sacarse las bragas en un programa de telecaca hispánica. Porque una cosa es disentir y otra muy distinta es ser consciente de que estás traicionando al 95 por ciento de los cubanos que quieren vivir como lo están haciendo.