Opinión

Chernobyl en 2011

Hay datos a tomar en cuenta: la explosión del reactor cuatro de la planta nuclear de Chernobyl en 1986, entonces ubicada en territorio de la ex URSS y hoy en día en Ucrania, liberó 200 veces más radiación que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y dejó 4.000 muertos, un 40 por ciento del territorio europeo contaminado y más de 400.000 personas desalojadas.
Hay datos a tomar en cuenta: la explosión del reactor cuatro de la planta nuclear de Chernobyl en 1986, entonces ubicada en territorio de la ex URSS y hoy en día en Ucrania, liberó 200 veces más radiación que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y dejó 4.000 muertos, un 40 por ciento del territorio europeo contaminado y más de 400.000 personas desalojadas.
El pasado 26 de abril se cumplieron 25 años del mayor desastre atómico desde las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, justo cuando en el mismo Japón, un terremoto provocó un desastre nuclear en la central de Fukushima, que está obligando a las grandes potencias mundiales a replantearse los proyectos de utilización de energía nuclear.
Chernobyl ha sido el símbolo de los riesgos causados por la escasez de seguridad en las centrales nucleares. Si Hiroshima ha sido el símbolo de la utilización nuclear con fines militares y Fukushima lo puede ser por el riesgo de una catástrofe natural, el de Chernobyl ha culpabilizado la irresponsabilidad gubernamental a la hora de acometer el nivel de seguridad existente en las plantas nucleares. Una responsabilidad que entonces recayó en el Estado soviético, hoy en día inexistente, y que provocó el estupor mundial al inicialmente intentar ser públicamente ocultado.
Sin embargo y desde entonces, la proliferación nuclear ha sido una constante que, incluso, se incrementó tras la desintegración de la ex URSS. Países ex soviéticos como Rusia y Ucrania continúan con sus planes de construcción de centrales, toda vez otras repúblicas ex soviéticas como Kazajstán aparentemente desactivó sus reactores. Bielorrusia, fronteriza con Ucrania, ya anunció que piensa construir centrales atómicas en los próximos años.
El reciente desastre de Fukushima, cuyas consecuencias aún son inciertas, está remodelando el mapa geopolítico nuclear en un momento de tensiones internacionales por la potencialidad atómica de países como Corea del Norte, Irán e incluso Israel, cuyo programa nunca ha sido públicamente reconocido por Tel Aviv. Los partidos ecologistas están aprovechando la coyuntura para presionar por demandas ambientalistas destinadas a acabar con la energía nuclear. Hasta los momentos, obtuvieron su primera victoria electoral en los comicios del ‘länder’ alemán de Baden-Würtemberg, donde Los Verdes se convirtieron en el segundo partido político tras los socialistas.
25 años después del desastre de Chernobyl y en plena crisis por la central de Fukushima, pocos gobiernos y organismos internacionales se atreven a aventurar qué será de la energía nuclear. Pero a pesar de los riesgos, pocas variables parecen asegurar una disminución de la proliferación nuclear. Por tanto, poco o nada ha cambiado.