A Toronto, pero con intención de volver

A Toronto, pero con intención de volver
Josefina Torre llegó a Toronto con 30 años, casada y con dos hijos. Natural de Ferrol, aunque también vivió en Portugalete (País Vasco), fue su esposo –al que define como un hombre “aventurero”– el que la incitó a cambiar de aires.
Él “se empeñó en que quería venir”, comenta, y ella accedió. Y aunque su intención era desplazarse sólo por seis meses, todavía continúa respirando los aires de América, y eso a pesar de que, desde hace años, viva separada del “aventurero” y Galicia siga siendo para ella el lugar soñado.
Por eso, siempre que puede, recala en su lugar de origen, también con sus nietos, de 14 y 10 años, que están aprendiendo a hablar español y hace tres años disfrutaron de lo lindo bañándose en las playas de la provincia de A Coruña.
El verano pasado volvió de nuevo a su tierra para visitar a sus familiares de Sada y también para reunirse con sus amigas de antaño. “Disfruté mucho, y comí todo el marisco que pude”, comenta. Porque Josefina es una gran amante de los productos gallegos, especialmente de los mariscos, y suspira por un centollo de las aguas del Atlántico o por unas almejas de las que se preparan por estas tierras.
Pero sus hijos están en América: uno es profesor en una universidad de Estados Unidos que dista tan solo tres horas de su casa, y el otro vive en Toronto, de ahí que no se plantee el retorno.
Actualmente, trabaja en el Consulado español, pero también ejerció de contable en hospitales y empresas privadas.
Desde hace años está vinculada a la Peña Gallega, de la que fue secretaria, y en la actualidad coordina el programa de fiestas de la entidad. Pero lo importante para ella es el trabajo “en conjunto”. “No importan los cargos”, comenta, sino que lo importante es el espíritu de colaboración para sacar los asuntos adelante.