Los representantes de los socios tendrán que decidir el futuro de la institución

Este lunes 18 se decide el futuro del Centro Gallego de Buenos Aires

Este lunes 18, desde las 6 de la tarde, en el teatro Castelao del Centro Gallego de Buenos Aires, los representantes de los socios tendrán que decidir el futuro inmediato de la institución, en el marco de uno de los escenarios más críticos y controversiales de su historia.

Este lunes 18 se decide el futuro del Centro Gallego de Buenos Aires

Este lunes 18, desde las 6 de la tarde, en el teatro Castelao del Centro Gallego de Buenos Aires, los representantes de los socios tendrán que decidir el futuro inmediato de la institución, en el marco de uno de los escenarios más críticos y controversiales de su historia.

La aprobación pendiente de los balances de la institución del período 2012-2017; la consideración de la oferta realizada por la Fundación Favaloro y Grupo Rivera Salud; la venta del inmueble del Centro Gallego; la cesión del servicio de prestaciones médicas y la proclamación de las autoridades electas hace más de un año, conforma el núcleo duro del paquete de medidas que se someterá a debate y votación en la asamblea extraordinaria del lunes.

En caso de rechazo de la oferta realizada por el grupo inversor, el orden del día prevé que los representantes de los socios resuelvan las medidas a adoptar sobre la continuidad o no de la institución, proceder conforme al artículo 104 del estatuto o peticionar la propia quiebra del Centro Gallego de Buenos Aires. 

Anticipando el encuentro, a instancias del interventor judicial, Martín Moyano Barro (designado por el juzgado nacional de primera instancia en lo civil 54 expte.), el gerente general del Centro Gallego, Francisco López, y el representante de área de legales de la institución, Gustavo Pisauri, encararon una serie de reuniones explicativas con los trabajadores de cada sector y turno, las agrupaciones políticas del Centro y los representantes de los socios, inclusive, con dirigentes de otras organizaciones de la colectividad “para explicarles cuál es la situación de la institución; cómo se llegó a este punto; las características de la oferta del grupo comprador y la posición del gremio de la Sanidad”, detalló Moyano en declaraciones a este medio.

Además, se realizaron dos consultas no vinculantes. Una entre los trabajadores de la institución; la otra entre los socios del Centro Gallego. En ambas instancias, se pudo optar mediante el voto por el “Sí a la propuesta”, que significaba, según precisaba la papeleta, “mantener planes de socios a perpetuidad, altísima calidad de servicios a valores mutuales, preservar los puestos laborales, y la modernización del edificio”; o por el “No a la propuesta”, que supone, según explicitaba también la papeleta por esta alternativa, “el cese de las prestaciones asistenciales de la mutual, la liquidación de la institución para pagar las deudas y la pérdida de los puestos laborales”.

De un total de 5.412 socios en condiciones de votar, incluyendo la sede de Valentín Alsina, votaron 2.151 socios. 2084, lo hicieron por el Sí; 56 por el no y 12 votos no fueron válidos, según información oficial provista por la intervención judicial del Centro.

En la compulsa con los trabajadores y profesionales de la mutual, también se impuso el sí al acuerdo con Favaloro-Rivera. Sobre 696 votantes, 671 votaron por el ‘Sí a la propuesta’, 13 por el ‘No’ y 12 votos fueron inválidos, según los datos oficiales.

“El lunes se define el futuro de la institución”, señaló el interventor judicial del Centro, Martín Moyano, en diálogo con esta publicación. “Si la respuesta llega a ser un no o pasa algo en la asamblea (se pasa a un cuarto intermedio o lo que sea) la institución poco menos que cierra porque no va a tener los recursos para hacer frente, siquiera, a los sueldos del personal. “Ahora mismo –dijo–, estamos con un mes de atraso de sueldos”.

“Tener un sí –avanzó–, nos abre la puerta a un período de transición y eso sí creo que el gobierno está dispuesto a apoyar para facilitar la inversión extranjera de un grupo que tendrá que garantizar los puestos de trabajo y la atención a los casi seis mil socios del Centro. Ahora, si los directivos de la institución no lo quieren hacer están en su derecho y pueden cerrarlo también”, concluyó.

Moyano advirtió de que “si la idea de algunos es que la seguridad social resuelva todo y pague todo lo que los directivos del Centro en su momento no pagaron, están equivocados”, sobre todo, indicó, porque “el Centro Gallego no está preparado para atender la seguridad social”.

Para la intervención, afirmó Moyano, lo ideal sería una venta condicionada. “Si quieren –aclaró– que esto funcione, que no cierre”. Una venta condicionada que contemple la transacción del edificio; la transferencia del personal (mediante un acta-acuerdo con el sindicato de sanidad homologado por el ministerio de trabajo y los trabajadores) y para los socios, un contrato de prestaciones médicas a perpetuidad que mantenga sus derechos vigentes al día de la fecha; incluidos los casos especiales de tratamientos crónicos y/o costosos.

Para el dirigente, la institución se encuentra en una situación crítica, entre otras cosas, porque está fuera de norma hospitalaria. Moyano explicó que una auditoría de la Universidad Tecnológica Nacional asegura que el edificio está colapsado y con una desinversión profunda de por lo menos 30 años. “Está para clausura administrativa, por los mismos motivos por los que se clausuró el hospital Israelita”, apuntó.

Otro de los problemas capitales de la entidad tiene que ver con que la institución no está en condiciones de pagar sueldos y prestaciones porque “está fuera de sistema” porque la mutual no está inscripta como agente de seguro de salud y no puede recibir reintegro ni recupero por prestaciones que paga de la Superintendencia de Salud.

“La mutual –precisó Moyano– está en regla pero fuera de norma por eso existía Ospaña”. “Lo que pasa –valoró– es que cuando se produjo la ruptura en el Centro se llevaron la joya, porque la que recibe reintegros y puede tomar aportes de Pami es Ospaña, que sí está dentro del sistema”. “Mirándolo desde afuera –opinó– es como si hubiera habido una especie de divorcio vincular en el que el grupo perdedor se fue con la obra social a otro lado y el grupo ganador se quedó arriba del Titanic. Al Titanic le entró mucha agua y si no hay un cambio se hunde”.

A la pregunta de quién se queda con las deudas actuales del Centro Gallego, el interventor responde que será la mutual; que debería poder pagar esa deuda, dijo, en un porcentaje que rondaría el 70%, con la venta del edificio y el resto en cuotas mensuales que podría afrontar –siempre desde su perspectiva– con el 10% de la facturación que recibiría mensualmente (si se concretara la operación).

En el nuevo esquema, el Instituto Argentino de Cultura Gallega continuaría con sus actividades. “La realidad –dijo– es que se podría separar la parte cultural de la mutual prestadora de servicios de salud. Los inversores están dispuestos a cederles un espacio físico dentro del edificio para que realicen sus actividades y donde puedan poner sus obras de arte, objetos, etc.”.

Por último, consultado por este medio sobre si la proclamación de las autoridades electas es condición indispensable del acuerdo, Moyano señaló que le han propuesto a los directivos de las agrupaciones políticas del Centro que permitan asumir a la junta directiva electa para que se pueda convocar a elecciones en agosto del año que viene. “La realidad –sostuvo– es que gran parte de los directivos que fueron electos el año pasado han muerto. Manuel Padorno que encabezó la lista Breogán murió. Juan Manuel Pérez y Rogelio Ucha, dos caudillos de las agrupaciones, están muertos. Hoy el panorama político interno es otro porque no hay nuevos dirigentes de recambio, hay algunos representantes de agrupaciones y la idea es que puedan armar una lista, si quieren una lista única, de unidad, o lo que ellos mismos decidan, pero  sería bueno que puedan consensuar alguna alternativa entre ellos y que la intervención se pueda ir”.

Finalmente, Moyano Barro advirtió: “Acá lo que tiene que haber es algún tipo de propuesta con una solución en la que haya responsabilidad por dicha solución; no realismo mágico”. “Nosotros trajimos una solución que puede gustar o no pero es lo que nosotros encontramos para darle cobertura al socio y garantizar las fuentes de trabajo, y que es la incorporación de un inversor extranjero que esté dispuesto a tomar el riesgo de invertir en un edificio que está muy dañado y con una mutual en una situación muy compleja”, finalizó.