Francisco Lores esbozó la trayectoria de este dirigente político y social

Jesús Mira reflexionó sobre Borges y el tango en la Federación de Sociedades Gallegas

El reconocido dirigente político y social Jesús Mira ofreció, el viernes 23, una conferencia en la Federación de Sociedades Gallegas sobre ‘Borges y el tango’. Allí, por espacio de más de una hora, fue ahondando en la particular relación del escritor argentino con la música ciudadana.

Jesús Mira reflexionó sobre Borges y el tango en la Federación de Sociedades Gallegas
Jesús Mira durante su disertación. Lo acompaña el presidente de la Federación, Francisco Lores.

El reconocido dirigente político y social Jesús Mira ofreció, el viernes 23, una conferencia en la Federación de Sociedades Gallegas sobre ‘Borges y el tango’. Allí, por espacio de más de una hora, fue ahondando en la particular relación del escritor argentino con la música ciudadana.

En este sentido, Mira señaló que, de acuerdo con testimonios recogidos por distintas fuentes que entrevistaron al notable escritor, se cuenta que sobre la música ciudadana, Jorge Luis Borges dijo: “...el tango no es la música natural de los barrios de Buenos Aires, sino la de los burdeles. Yo he sostenido siempre que lo representativo es la milonga. La milonga es un infinito saludo que narra, sin apuro, duelos y cosas de sangre; muerte y provocaciones; nunca gritona, entre conversadora y tranquila. Yo creo que la milonga es una de las grandes conversaciones de Buenos Aires, como lo es también el truco, ese juego de naipes dialogado y lleno de picardías”.

Además, aseguró que termina adquiriendo un tono sentimental, sin duda el tono nostálgico del inmigrante europeo. A partir de ahí comienza a ser materia poética de los arrabales. Las zozobras del amor clandestino invaden las plumas de los autores populares y el tango se transforma en burla, en rencor, en recriminación hacia la mujer infiel. Pasa entonces a ser tango de desdicha y de lamento. Todo el trajín de la ciudad, todo lo que mueve  a los hombres –la ira, el temor, el deseo, el goce carnal– es materia que motiva a los autores de tango. Yo creo que no sería disparatado afirmar que el tango es una vasta expresión de la inconexa comédie humaine de la vida de Buenos Aires”.

Antes, en el Salón Arturo Cuadrado, a modo de bienvenida, el presidente de la Federación, Francisco Lores Mascato, se refirió brevemente a la trayectoria de Jesús Mira.

 

Jesús Mira

 

Jesús Mira nació el 8 de abril de 1922. Está casado con Josefina González, es padre de cinco hijos y vive en Gerli, partido de Avellaneda. De pequeño trabajó tejiendo sillones de mimbre y luego fue obrero de una curtiembre. Más tarde se desempeñó como operario en el reconocido Frigorífico La Negra de Avellaneda, que años después se liquidaría para mutar en el efímero Shopping Sur, que hoy es sede de un importante hipermercado de capitales franceses.

Desde sus orígenes fue un gran defensor de los derechos de sus compañeros trabajadores, especialmente en los frigoríficos, un negocio que estaba salpicado de sospechas tras el pacto rubricado por el entonces premier inglés, Walter Runciman, y el vicepresidente de la Nación, Julio Argentino Roca (hijo del general que realizó la cuestionada Expedición al Desierto).

En ese sector, los derechos laborales dejaban mucho que desear y, en 1943, Mira ya formaba parte de la Dirección de la Federación Obrera de la Industria de la Carne. Como tal, fue uno de los principales organizadores de la gran huelga general que comenzó en el Frigorífico La Negra y luego se extendió por todo el país.

Esa medida provocó que los trabajadores fueran encarcelados, al tiempo que precipitó la primera negociación para mejorar su situación, merced a un encuentro con el recién designado secretario de Trabajo y Previsión de la Nación, coronel Juan Domingo Perón.

Jesús Mira, con la misma pasión y honestidad con las que abrazó la causa de sus compañeros, las camisetas de Racing Club y El Porvenir, comenzó a militar desde 1944 en el Partido Comunista (PC), donde llegó a ocupar altos cargos e incluso fue elegido concejal de Avellaneda en las elecciones en las que el radical Arturo Frondizi se convertía en presidente de la Nación, con apoyo de un peronismo prohibido y proscripto. También entre 1973 y 1976 (hasta el golpe militar) fue diputado nacional.

Encabezó en 1961 la Delegación Argentina de Solidaridad con Cuba, junto a Leónidas Barleta y Juan Gelman, a través de la cual mantuvo entrevistas con Ernesto ‘Che’ Guevara y Fidel Castro.

Integró la delegación solidaria con los diputados y senadores de la República de Chile para gestionar por los presos políticos y desaparecidos en plena dictadura de Augusto Pinochet.

Tarea similar cumplió en Argentina, al presidir la Comisión Jurídica del PC, encargada de reclamar por la libertad de los presos políticos y la localización de los desaparecidos tras el golpe genocida de 1976. Simultáneamente fue, hasta 1992, vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), declarando en 1985 en el Juicio a las Juntas Militares por ese genocidio.

Asesoró también al diputado nacional Floreal Gorini, con quien luchó por la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, al tiempo que promovieron la reducción de la jornada laboral a 6 horas. Juntos participaron en la construcción de una red de cooperativas de desempleados integradas por albañiles, trabajadores del calzado, artesanos y, especialmente, cartoneros.

Jesús Mira continúa en su lucha cotidiana, predicando por la defensa de los derechos de los trabajadores, escribiendo columnas de opinión en los diarios ‘La Ciudad’ y ‘Prensa Libre’, ambos de Avellaneda.

A fines de 2005 presentó su libro ‘Fervor Orillero’, dedicado a sus amigos y a su ciudad, obra que fue prologada por uno de los dramaturgos más importantes de la historia del teatro argentino, Roberto ‘Tito’ Cossa, autor de obras como ‘La Nona’, ‘Yepeto’, ‘El viejo criado’, ‘Gris de ausencia’, ‘Los Compadritos’, entre otras.

Un año después, fue declarado ‘ciudadano ilustre’ por el Concejo Deliberante de Avellaneda del que alguna vez formó parte.

“Cuando muera, ya le pedí a mi familia que quiero que mis cenizas se esparzan en el portón del frigorífico (La Negra), para que siga quedando en Avellaneda, y especialmente en un lugar que me enseñó mucho. La Negra me formó como persona”, aseguró el dirigente.