Gallegos ilustres en la historia de Chile

El 10 de septiembre de 2010 se conmemora y celebra en Chile el Bicentenario de la Nación, independizada de España hace apenas dos siglos –breve lapso en la historia de los pueblos–… Pero Chile, en verdad, tiene 469 años de existencia, desde que los primeros capitanes de la conquista, entre los que lucía Rodrigo de Quiroga y Camba, natural de la aldea de Seteventos, Lugo, Galicia (febrero de 1512; febrero de 1580) tres veces gobernador del Reino de Chile.
Gallegos ilustres en la historia de Chile
Rodrigo de Quiroga y Camba López de Ulloa.
Rodrigo de Quiroga y Camba López de Ulloa.
El 10 de septiembre de 2010 se conmemora y celebra en Chile el Bicentenario de la Nación, independizada de España hace apenas dos siglos –breve lapso en la historia de los pueblos–… Pero Chile, en verdad, tiene 469 años de existencia, desde que los primeros capitanes de la conquista, entre los que lucía Rodrigo de Quiroga y Camba, natural de la aldea de Seteventos, Lugo, Galicia (febrero de 1512; febrero de 1580) tres veces gobernador del Reino de Chile. Se dice que a aquellos adelantados les impresionó el dulce canto de un pajarillo, el ‘chío’, que en lengua gallega significa trino en imagen onomatopéyica, y de ahí habría surgido el nombre de Chile (aunque existen otras versiones menos poéticas pero más dudosas).


Rodrigo de Quiroga y Camba López de Ulloa
Fue hijo de Hernando Camba de Quiroga y de María López de Ulloa. El año 1535 viajó al Perú y participó en la exploración del Gran Chaco en la expedición de Diego de Rojas. Años más tarde llegó a Chile acompañando al grupo dirigido por el conquistador Francisco de Aguirre, que se unió en Atacama a Francisco de Villagra y a Pedro de Valdivia, en marcha hacia la conquista de Chile.
Participó en las acciones militares de la conquista de Chile, durante la primera parte de la Guerra de Arauco, llegando a ser uno de los capitanes más importantes del reino, gozaba de la plena confianza de don Pedro de Valdivia. Desde 1548 ocupó diversos cargos en la administración de Santiago. Alcalde en tres oportunidades, regidor a perpetuidad desde 1550 y corregidor entre 1550 y 1553. Casó con Inés de Suárez, a solicitud de Pedro de Valdivia, quien se vio obligado a suspender aquella relación extramarital por orden del Santo Oficio. Alonso de Góngora y Marmolejo, cronista de la época, lo describió así: “Era hombre de buena estatura, moreno de rostro, la barba negra, cariaguileño, nobilísimo de condición, muy generoso, amigo en extremo grado de pobres, y así Dios le ayudaba en lo que hacía: su casa era hospital y mesón de todos los que la querían”.
En el año 1565, el virrey envió refuerzos desde el Perú, al mando del general Jerónimo de Costilla. Este general tenía órdenes de deponer a Francisco de Villagra, protegido del virrey anterior, e instalar en el gobierno a Quiroga. En estas circunstancias, Villagra vio que sus fuerzas para luchar por su título eran escasas comparadas con las de Quiroga, se rindió y entregó el mando, para posteriormente ser enviado al Perú.
En 1567, cuando Quiroga ejercía de gobernador, su yerno, Martín Ruiz de Gamboa, conquistó Chiloé, bautizándola como Nueva Galicia y fundando la villa que es hoy ciudad capital del archipiélago, Santiago de Castro.
Murió en 1580, dos años después del fallecimiento de su esposa, Inés de Suárez. En 1579, enfermo y postrado, dirigió hábilmente la defensa contra el corsario Francis Drake, que asoló las costas de Chile, saqueando Valparaíso y La Serena.


Pedro Mariño de Lobera
Nació en Pontevedra, Galicia, España, en 1528, y murió en Lima, Perú, en 1594. Sus padres fueron Hernán Rodríguez de Lobera y Rivera, y Constanza Mariño Marinas de Sotomayor. Contrajo matrimonio con Francisca de Miranda y de esta unión nacieron dos hijos: Ana y Alonso.
Después de servir en la guerra entre España y Francia, viajó en 1545 a América. Estuvo bajo el mando de Pedro de La Gasca, cuando este último recibió la orden del Rey Carlos V de poner fin a la sublevación de los hermanos Pizarro en el Perú.
Mariño se unió a las fuerzas de La Gasca en La Habana y permaneció en el Perú hasta su viaje a Chile, en 1551. En este territorio participó activamente junto a Pedro de Valdivia en las campañas que el Conquistador realizó en el Sur, destacándose por su valentía y esforzada colaboración. También, estuvo presente en las campañas de los gobernadores García Hurtado de Mendoza y Rodrigo de Quiroga.
Posteriormente, en compensación por los servicios prestados, se le concedió una encomienda de indígenas en la ciudad de Valdivia, donde era vecino. Desempeñó el cargo de corregidor de la misma, prestando su ayuda para socorrer a las víctimas de la inundación de 1575.


Primera Crónica
del Reino de Chile

En la época de la Conquista, era común que algunos conquistadores escribieran acerca de las vivencias y peripecias experimentadas como guerreros y testigos. Soldado de profesión, Mariño de Lobera no estuvo ajeno a estas labores y dejó un importante legado a la historia de Chile en su manuscrito. El texto original de éste no ha llegado a nuestros días y lo que de él se conoce se debe a la pluma del sacerdote jesuita Bartolomé de Escobar, quien recibió –de parte del Virrey García Hurtado de Mendoza– el encargo de revisar y corregir los apuntes de Mariño, lo que significó una acción de censura propia de aquella época.
En la obra llama la atención la imprecisión y la vaguedad del relato de la primera parte de la Conquista de Chile, más específicamente hasta la llegada de García Hurtado de Mendoza. Esto contrasta con la segunda parte, que corresponde precisamente al gobierno de Hurtado de Mendoza, en la que los hechos y las hazañas del antiguo Gobernador –quien facilitó a Escobar parte de los documentos con que contaba– son narrados con claridad.


Ramón Freire Serrano
(1787-1851)

Fue un militar y dirigente chileno que combatió durante la guerra de independencia, hasta alcanzar el grado de capitán general. Se desempeñó en diversas oportunidades en la primera magistratura, con los cargos de director supremo y presidente de la Audiencia de Chile. En el ejercicio de su cargo tuvo que enfrentar a las diferentes facciones que intentaban prevalecer en la naciente república, siendo finalmente derrotado por el partido dirigido por Diego Portales. Después de vivir largos años en su exilio en la Polinesia, regresó a su nación para vivir sus últimos años.
Fue hijo de Francisco Antonio Freire y Paz, gallego, y de Gertrudis Serrano y Arrechea. A los 16 años y después de la muerte de su padre, Freire se dirigió a Concepción y se ocupó como dependiente de una casa de comercio. Ingresó al ejército como cadete en el 1811, enrolándose en el escuadrón Dragones de la Frontera. Ascendió a teniente en 1813. Participó en las batallas de Huilquilemu, Talcahuano, El Quillo y El Roble. Ascendido a capitán, participó en la Batalla de Rancagua, el 1 y 2 de octubre de 1814, que significó la derrota de las fuerzas patriotas, debiendo exiliarse en Buenos Aires.
En Buenos Aires se incorporó a la escuadra corsaria del almirante Guillermo Brown, que realizó diversas correrías por el Océano Pacífico. En 1815 sufrió un naufragio en cabo de Hornos, salvándose a duras penas. En 1816 se unió al Ejército de los Andes, al mando del general José de San Martín. Éste le envió a tomar la ciudad de Talca, venciendo con cien hombres a la guarnición, el 11 de febrero, en la víspera de la batalla de Chacabuco. El 9 de marzo se apodera de Linares, y siete días después ocupa Chillán. Participa en el Combate del Gavilán, en Concepción, el 5 de mayo de 1817.
El archipiélago de Chiloé, Nueva Galicia, seguía bajo control efectivo de la monarquía española y su población se declaraba mayoritariamente realista, enemiga de los republicanos chilenos. Así, los soldados chilotes combatieron contra los independentistas a partir de 1812 y parte de sus fuerzas fueron luego destinadas al Alto Perú (actual Bolivia) y a Perú. El gobernador del archipiélago, Antonio de Quintanilla, contaba con el decidido apoyo de gallegos y huilliches (etnia mapuche de Chiloé)…
Un primer intento de anexión republicana lo realizó Thomas Cochrane, en 1820. Luego de tomar la plaza continental de Valdivia, envió una expedición a Chiloé que fracasó. En 1824, Ramón Freire envió una expedición a las islas. Las tropas entraron por el canal de Chacao e hicieron algunos desembarcos en las cercanías de Ancud. Sin embargo, el avance era lento por lo fangoso del terreno y lo espeso del bosque y los realistas les tendieron una emboscada en Mocopulli, que hizo abortar el plan.
(En marzo de 1998, cuando visitábamos Chiloé con Fernando Amarelo, tuvo lugar una curiosa ceremonia de conmemoración de la batalla de Mocopulli, en la que las autoridades chilotas recordaron con orgullo su fidelidad a España, mientras ondeaban las banderas española, gallega y chilena).
En 1826 Freire volvió a emprender una nueva campaña, esta vez con el más completo éxito. Freire fue secundado por Manuel Blanco Encalada, José Manuel Borgoño, José Santiago Aldunate y José Rondizzoni Cánepa y derrotó a Antonio de Quintanilla en los combates de Pudeto y Bellavista. Estas victorias obligaron a la capitulación de Quintanilla, firmándose el Tratado de Tantauco, por el cual se incorporó definitivamente Chiloé a la República de Chile.


Manuel Blanco Encalada, presidente y almirante
(1790-1876)

Hijo del español don Manuel Lorenzo Blanco Cicerón y de la dama chilena doña Mercedes Calvo de Encalada y Recabarren, hija del marqués de Villapalma. En 1807 se incorpora a la Marina Española como alférez y el año siguiente es destinado al Apostadero Naval de El Callao.
En 1813 se encaminó a Chile y se incorporó al ejército con grado de capitán. Se le confió la organización de la primera maestranza y taller de armas. Fue nombrado Jefe de Artillería y sirvió a las órdenes de Bernardo O’Higgins. Tras el desastre de Rancagua se dirigió a Mendoza, pero fue apresado por los españoles y deportado a Juan Fernández, de donde fue rescatado en marzo de 1817.
De regreso en Chile se alistó en el ejército con el grado de sargento mayor. Combatió en la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, convirtiéndose en teniente coronel de Artillería.
Cuando se organizaba la primera escuadra nacional, fue nombrado comandante general de Marina, colaborando con O’Higgins y José Ignacio Zenteno en la conformación de la escuadra. En octubre de 1818 la escuadra finalmente estaba lista, compuesta por los navíos ‘San Martín’, ‘Lautaro’, ‘Chacabuco’ y ‘Araucano’, con un total de 142 cañones y 1.200 hombres. Comandando la escuadra, se dirigió desde Valparaíso hacia Talcahuano, donde se esperaba encontrar con la escuadra enemiga, divisando el 28 de octubre al navío español ‘Reina María Isabel’, que fue abordado y capturado.
Posteriormente el mando de la escuadra fue entregada a Thomas Alexander Cochrane, quedando Blanco como el segundo de la escuadra.
Tras las diferencias que terminaron con la ruptura entre Cochrane y San Martín, retomó el mando de la escuadra. En 1824 fue ascendido a vicealmirante y al año siguiente dirigió la expedición que logró expulsar a los españoles de Chiloé. Por sus servicios en Perú le fue otorgado el grado de vicealmirante de la Marina de Guerra de aquel país. De regreso en Santiago, en 1826, fue nombrado presidente de la República por el Congreso Nacional, cargo al que se vio obligado a renunciar dos meses después.
Se alejó de la política activa hasta que en 1837 fue nombrado general en jefe del ejército restaurador del Perú, que debía dirigir la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Antes de partir a la guerra, sofocó en Quillota un motín militar que acabó con la vida del ministro Diego Portales.
Fue uno de los forjadores de la Armada de Chile, cooperador incansable del director supremo Bernardo O’Higgins Riquelme en la creación de la Primera Escuadra Nacional y de la Escuela Naval, jefe de la referida Primera Escuadra, primer presidente de la República, personaje de gran significación en la gesta emancipadora.
La inmigración gallega no ha sido numerosa en Chile, como lo fuera en las comarcas de La Plata, pero sus huellas y tradiciones culturales perviven con fuerza. Pocos, pero buenos, diríamos parodiando a Baltasar Gracián.