EL EMBAJADOR EN CHILE, MANUEL CABRERA, LE ENTREGÓ LA GRAN CRUZ DE LA ORDEN AL MÉRITO CIVIL QUE LE CONCEDIÓ EL REY
Osvaldo Puccio, un luchador amigo de España
El Gobierno de España, por intermedio de su embajador en Chile, Manuel Cabrera Hernández, en representación de Su Majestad, Juan Carlos, ha condecorado el martes 23 de febrero de 2010, a Osvaldo Puccio Huidobro, con la Gran Cruz de la Orden al Mérito Civil.

“Entre los libros de mi padre convivían Jardiel Poncela y Ortega y Gasset, Wenceslao Fernández Flores y Miguel de Unamuno; recitábamos a Zorrilla y nos empapábamos de la Generación del 98”.
Osvaldo Puccio Huidobro (21.12.1952) es filósofo por la Universidad Humboldt de Berlín, destacado político chileno, militante del Partido Socialista y ministro secretario general de Gobierno entre 2005 y 2006, durante el mandato del presidente Ricardo Lagos. Aparte de España, fue embajador en Austria y en Brasil. Su padre fue el destacado hombre público, secretario personal del presidente Salvador Allende; él y su madre, Myriam Huidobro Rechhardt, incentivaron desde temprano las inquietudes intelectuales del curioso hijo.
Hombre de fino humor, Puccio suele emplear con acierto la ironía para desarmar a sus contrincantes o para responder preguntas impertinentes… Su pluma es ágil y concisa. En uno de sus más notables artículos, publicados en España, sintetiza la tragedia de Chile luego de la inmolación de Salvador Allende:
El final del Chile democrático, admirado y querido, del país pequeño y de dos premios Nobel de poesía, el que había sabido ir consolidando una impronta progresista y de mejoras, de integración e inclusión social, de conflictos sociales que tenían su cauce y expresión fundamental en partidos, sindicatos, pensadores e instituciones encontraba su representación simbólica en la muerte de Salvador Allende.
Osvaldo Puccio se distinguió desde muy joven como dirigente estudiantil. Cursó tres años de Derecho en la Universidad de Chile. Fue militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Durante el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, a los 21 años, fue torturado y hecho prisionero, junto a su padre por la dictadura chilena, confinados ambos durante siete meses en el centro de detención de Isla Dawson. De aquella atroz experiencia se filmó una película que ha sido nominada a certámentes internacionales de cine. El 10 de septiembre de 1974, Puccio partió al exilio a Rumania y después a Alemania Oriental, en donde obtuvo un doctorado en filosofía en la Universidad Humboldt de Berlín. En Potsdam, Puccio se reencontró con la futura presidenta Michelle Bachelet, a quien conoció en sus años de enseñanza secundaria. Vivió en Alemania Oriental hasta 1984, año en que regresó a Chile. Se unió al Partido Socialista y, tras la defenestración de Augusto Pinochet del poder, ocupó importantes cargos en el gobierno central. En la administración de Eduardo Frei Ruiz-Tagle fue nombrado embajador en Austria, entre 1994 y 2000. Posteriormente, Ricardo Lagos le designaría embajador en Brasil, entre 2003 y 2004. Fue nombrado ministro secretario general de Gobierno (vocero oficial de la administración del Ejecutivo) el 25 de mayo de 2005. La presidenta Michelle Bachelet lo nombró embajador en España, en 2006, período que Puccio recuerda con especial satisfacción. Renunció al cargo en septiembre de 2008 por razones personales y con el fin de dedicarse a actividades privadas. En octubre de este año inició sus actividades como director consejero para Latinoamérica del grupo constructor español Acciona.
La investigación por el asesinato del popular cantautor Víctor Jara, aún pendiente de resolución judicial, requirió sus declaraciones como testigo. En el proceso, que tiene al teniente coronel (r) del Ejército Mario Manríquez Bravo como único imputado, no se registraban novedades públicas desde mediados de marzo, fecha en la que fueron interrogados siete uniformados, entre ellos el teniente coronel en retiro Roberto Souper. Puccio fue consultado por los días en que estuvo recluido en el ex Estadio Chile, tras ser detenido en las afueras de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973.
La importancia de la declaración del ex ministro radica en el hecho de que en el mismo ex Estadio Chile fueron vistos con vida, por última vez, el cantautor Víctor Jara y el también militante comunista Littré Quiroga, cuyos cuerpos aparecieron el 16 de septiembre del mismo año, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, con terribles huellas de tortura y mutilación. “En ambos casos algo pude aportar porque estuve en esos días detenido junto a él y fui testigo directo de las torturas, de los golpes, de las atrocidades de las que fue víctima y que finalmente significaron su muerte”, señaló Puccio sobre la diligencia que se cumplió en el Palacio de Tribunales de Santiago de Chile.
El Gobierno de España, por intermedio de su embajador en Chile, Manuel Cabrera Hernández, en representación de Su Majestad, Juan Carlos, ha condecorado el martes 23 de febrero de 2010, a Osvaldo Puccio Huidobro, con la Gran Cruz de la Orden al Mérito Civil. Asistieron a la ceremonia, efectuada en la residencia de la Embajada, destacadas personalidades de la diplomacia, entre ellas, nuestro amigo, el cónsul general, Víctor Fagilde, y su esposa; figuras de la política chilena, como el ex presidente Ricardo Lagos, el ex ministro Edmundo Pérez Yoma, el senador Antonio Viera-Gallo, el ex ministro Sergio Vitar; este último compartió con Osvaldo Puccio el confinamiento en Dawson, hace más de tres décadas, y escribió el libro testimonial ‘Isla Diez’, que sirvió de base al film.
El embajador destacó los aportes de Osvaldo Puccio en el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas y de intercambio entre Chile y España. El homenajeado pronunció un emotivo y elocuente discurso, del que extraemos párrafos significativos:
Soy parte de una generación, probablemente como todas las otras que ha habido y habrán en esta tierra, que nos hemos hecho personas vinculadas a España, fue en castellano –una de las lenguas de esos lares– que fuimos aprendiendo a darle nombre a las cosas y en las que balbuceamos las primeras ideas.
Cada uno de nosotros tiene con España una historia de amor y un amor en deuda, sea en Lugo, Logroño, Albarracín, Madrid, Jerez, Tarragona o Bilbao, en el 11 de Septiembre en Barcelona o en Humilladero por los caminos de Lorca antes de llegar a Antequera, siempre en España hay algo muy entrañable de lo que somos los que crecimos hablando de la guerra como de una derrota propia, porque propios eran los amigos de acento distinto que hacían de lo nuestro lo suyo. Para nosotros, preguntarle a la morena que iba a la cárcel de Oviedo o “cantárselo, decírselo y volvérselo a decir que el 4 de septiembre Allende va a salir”, era una y la misma canción de reafirmación y esperanza.
Los Soria, los Téllez, los Pey en mi casa eran tan del paisaje como Allende y los muchos amigos del Frente de Acción Popular, como lo eran Jesús Goya, Pepe Muñoz, Servet Martínez, críos de republicanos con los que soñábamos revoluciones y épicas victorias de mundos mejores, donde los mismos de allá y de aquí ‘no pasarían’…
En la tarde tórrida del verano del Sur sentíamos la honda calidez de una atmósfera de fraternidad entre estos dos confines que seguirán siendo para nosotros un solo mundo, la Casa que nos aguarda en una y otra orilla del mar, para compartir el pan, el vino y la palabra que nos unen, sobre todo gracias a estos “adelantados de la cultura” como lo ha sido y lo es Osvaldo Puccio Huidobro.