SE DESPIDE DEL PAÍS, DESPUÉS DE POTENCIAR LOS ‘INSTITUTOS’ DE BREMEN, MUNICH, BERLÍN Y FRANKFURT

Ignacio Olmos, impulsor de los ‘Cervantes’ de Alemania, dirigirá el centro de Chicago

La noticia cogió a todos por sorpresa. Apenas un año después de la inauguración oficial del Instituto Cervantes en Frankfurt por los Príncipes de Asturias, que abrió con gran resonancia sus puertas en el rehabilitado edificio de la antigua ‘Amerika Haus’ el 22 de septiembre de 2008, su director y fundador, Ignacio Olmos, abandona la institución para asumir la dirección del Cervantes de Chicago, a partir del 1 de septiembre de este año.
Ignacio Olmos, impulsor de los ‘Cervantes’ de Alemania, dirigirá el centro de Chicago
 Olmos -a la dcha.-, con Matthias Wolf y López Bertrán
Olmos -a la dcha.-, con Matthias Wolf y López Bertrán

La noticia cogió a todos por sorpresa. Apenas un año después de la inauguración oficial del Instituto Cervantes en Frankfurt por los Príncipes de Asturias, que abrió con gran resonancia sus puertas en el rehabilitado edificio de la antigua ‘Amerika Haus’ el 22 de septiembre de 2008, su director y fundador, Ignacio Olmos, abandona la institución para asumir la dirección del Cervantes de Chicago, a partir del 1 de septiembre de este año.

 

Para los que conocen su trayectoria profesional y su protagonismo en la difusión de la lengua y cultura hispana en Alemania a través de las instituciones Cervantes, su empeño en promover el diálogo intercultural entre alemanes e hispanohablantes y las buenas relaciones mantenidas con las instituciones locales de las ciudades por donde ha pasado, un hecho inesperado. Motivos personales le llevaron a tomar esta decisión, según comenta, una decisión que no le resultó fácil, sobre todo teniendo en cuenta la amistosa acogida que tuvo en Frankfurt, el entusiasmo con que había comenzado su labor, el interés despertado por la institución entre los ciudadanos y el éxito de los eventos programados. A partir de ahora, los proyectos del economista y filósofo madrileño, que dirigió todos los Cervantes en Alemania, excepto el de Hamburgo, ya no son sólo poner en marcha y conducir nuevas instituciones. También quiere dedicar más tiempo a su familia y a intereses personales, como la escritura. Se ha propuesto escribir sobre temas de política cultural y, naturalmente, sobre la rica experiencia adquirida durante más de 15 años de gestión cultural en Alemania.
Al ofrecérsele la oportunidad de dirigir un Instituto Cervantes en América decidió aceptar el reto, que califica de “aventura”, y que va a marcar una escisión en su trayectoria vital y profesional. Un nuevo camino que quiere afrontar con la madurez y la experiencia que hoy le caracterizan. Pero después de esta “nueva emigración”, como él la llama, le gustaría poder regresar a Alemania.
El edificio del Cervantes de Frankfurt, con el renovado encanto de su arquitectura de los años cincuenta, acogía el pasado martes a los invitados de los que Ignacio Olmos quería despedirse personalmente, sólo dos días antes de abandonar la ciudad. A esta recepción, de carácter informal, asistieron no sólo los representantes de las instituciones de la ciudad que le apoyaron en su trabajo, sino también los amigos que, a pesar de lo corto de su estancia, ya deja aquí. Entre los asistentes se encontraban el cónsul general de España en Frankfurt, la cónsul general de EE UU, el director de I.T. del Banco Central Europeo, el presidente de la Cámara de Comercio Española en Frankfurt, el presidente del IFA Institut de Stuttgart, el ex presidente del Instituto Goethe y otras personalidades alemanas y españolas del ámbito de la cultura, la política y las finanzas de Frankfurt, pero también representantes de la colonia española del ‘land’ de Hesse y, naturalmente, el equipo de profesores del instituto.
Nada que ver esta despedida con el evento que había tenido lugar en Berlín en junio de 2007, cuando el celebrado director dejaba la capital alemana tras cinco años dirigiendo el Instituto Cervantes más representativo de la RFA. En Frankfurt no hubo grandes discursos de despedida como entonces, donde algunas personalidades, como el profesor de Literatura Románica de la Universidad Humboldt de Berlín, Dieter Ingenschay, o la literata y editora alemana, Mischi Strausfeld, tomaran la palabra para elogiar la actuación del director y declarar en público su pesar y descontento por la decisión de la dirección del Cervantes en Madrid de trasladarlo a Frankfurt. Esta nueva despedida en Frankfurt tuvo un poco el carácter de una reunión de amigos, a pesar de que Olmos no deja sólo un instituto recién puesto en marcha y otros tres, ya establecidos, que siguen trabajando con éxito, sino un país en el que se siente integrado y que considera su segunda patria. Cuando llegó el momento de dirigir la palabra a los invitados, lo hizo brevemente. Agradeció su apoyo a los patrocinadores, a las instituciones colaboradoras, como la Universidad y la Feria del Libro de Frankfurt, y muy especialmente al Instituto Goethe, institución homóloga al Cervantes, de la que dijo haber aprendido “casi todo”, y con la que colaboró estrechamente desde su llegada a Alemania.
Olmos recordó que el éxito de la creación y puesta en marcha del Cervantes en Frankfurt no había sido únicamente empresa española, sino el resultado del empeño de la ciudad y sus instituciones por un lado y de España, por otro, por establecer esta institución española en la capital alemana de las finanzas. Se refirió también a los trabajos de rehabilitación del edificio casi en ruinas, un trabajo que calificó de “intensivo”, para decirlo de una “forma diplomática”, y cuyo resultado es un instituto de cultura moderno, a la altura del siglo XXI, una realidad de la que se siente satisfecho y orgulloso por haber podido contribuir a su ejecución, pero también por haber logrado responder a las expectativas de los políticos que promovieron su fundación.
Olmos, que había comenzado su discurso con una anécdota de Mozart, terminó expresando su satisfacción porque cree haber conseguido, junto con todo el equipo del Cervantes, los objetivos marcados. Pero no quiso despedirse definitivamente porque tiene el propósito de volver algún día.
“La importancia de la institución radica en que trabaja para alemanes y españoles igualmente”, comentó el cónsul general de España, Javier I. Martínez del Barrio, que conoce a Olmos desde su llegada a Frankfurt. Le califica de “personalidad brillante”, pero no duda que, aunque su marcha sea lamentable, la continuidad de su labor está asegurada, “le va a suceder en la dirección una persona muy competente”, dijo. Esta persona, de la que Martínez del Barrio no dio el nombre, es Mercedes de Castro, que hasta hace aproximadamente cuatro años había dirigido el Cervantes de Bremen, la tercera directora después que Olmos en aquella ciudad, que regresó a España para ocupar el puesto de subdirectora general de Cooperación Cultural Exterior de la AECID y que actualmente ofrecía también cursos en la Universidad Menéndez y Pelayo de Santander.
El director de I.T. del Banco Central Europeo, Magí Clavé, confesó no tener una gran relación personal con el director del Cervantes, pero conoce su trabajo, que calificó de “espectacular”. Cree que la institución ha realizado ya una gran labor, estableciendo importantes relaciones institucionales que opina que “hay que preservar”, pero, sobre todo, “ha ayudado a posicionar la cultura del mundo hispanohablante, llenando un hueco en el panorama cultural de Frankfurt”. Espera que la institución siga en el futuro la misma línea de actuación comenzada por Olmos y continúe aportando “un poco de dinámica a esta ciudad dormida”, dijo.
Para la Cámara de Comercio Española tiene gran significado la presencia de la institución cervantina en la capital de Hesse. “Nosotros nos vemos como representantes de la economía española, pero de algún modo, también de España”, dice su presidente, el abogado alemán Matthias Wolf, para quien la creación del Cervantes en esta  ciudad ha sido “una decisión importante y sabia”, ya que lleva a los alemanes una percepción más amplia de la cultura española e hispanoamericana y eso favorece, indirectamente, las relaciones comerciales. Sobre la marcha de Olmos, dice que “es una pena que se vaya”, porque en poco tiempo ha sido capaz de establecer una importante red de contactos y colaboración fructífera con otras instituciones de la ciudad.
Pero quienes más lamentan su marcha son los empleados y profesores del centro. Ana Ramos, Inés Recio y Noelia Melero, tres jóvenes profesoras del Cervantes, comentaban durante la recepción que les parecía “horrible” que se fuera, porque, según Melero, “contaba con nosotros para todo” y temen que en lo sucesivo no sea posible seguir manteniendo ese “ ambiente familiar” que se vivía en el Instituto hasta ahora.