Consuelo Rumí invita al CGCEE a transformarse y reflejar la imagen real de sus representados

La secretaria de Estado de Inmigración y Emigración y vicepresidenta primera del Consejo General de la Emigración (CGCEE), Consuelo Rumí, trasladó a este órgano consultivo del Gobierno, en el pleno que celebró la semana pasada en Madrid, que es hora de que renueve su composición y refleje la realidad de la ciudadanía española en el exterior, alejada, por lo que dijo, de la imagen de envejecimiento y agotamiento que se ha trasladado y compuesta en gran parte por jóvenes y mujeres que no hallan sus respectivas cuotas de representación en los órganos correspondientes.
Rumí aseguró ante el pleno que “garantizar y extender derechos, ampliar prestaciones, reparar agravios históricos, incidir en la mejora de la calidad de vida de los españoles que residen fuera, en suma todos los aspectos que conforman la política para la emigración con los que hoy contamos no son una dádiva, son un derecho que les corresponde como ciudadanos” y aseguró que hacer efectivos estos derechos “ha resultado la tarea política más importante, y también la más emocionante, que he ejercido”.
Dicho esto, y después de haber relatado los trabajos desarrollados en los últimos años, especialmente los destinados a la llamada emigración tradicional, y de haber adelantado algunos datos sobre la composición actual de la ciudadanía española en el exterior, la responsable de Emigración determinó que “todos debemos ser conscientes de que nos hallamos en el umbral de una nueva era y que la ciudadanía española en el exterior experimenta cambios importantes en su configuración, en su propia morfología, que este Consejo no puede desconocer”.
Llamó la atención sobre el hecho “ciertamente crucial” de que más de 750.000 cuidadanos españoles de pleno derecho que residen en el exterior han nacido fuera de España”, es decir, que más del 50% de la emigración actual ha nacido en el país de residencia de quienes protagonizaron el viaje migratorio, sus padres o abuelos.
Doble identidad
Se trata, dijo, de muchos jóvenes que llevan en su perfil una doble identidad, en tanto que ciudadanos españoles y también de los países en los que han residido, un doble vínculo que, observó, resulta especialmente enriquecedor en el mundo globalizado que nos ha tocado vivir.
Rumí explicó que el Gobierno ha acometido un ambicioso proyecto que busca atraer a los jóvenes y fortalecer sus vínculos con España, que ya está ofreciendo resultados muy positivos porque, aseguró, “no podemos permitirnos dilapidar el inmenso capital humano de estas jóvenes generaciones”, añadiendo que “se lo debemos a sus ascendientes “que han hecho un esfuerzo permanente para que la distancia no desvinculara ni desinteresara a sus hijos de su condición de españoles”.
El nuevo asociacionismo de los jóvenes
La secretaria de Estado vinculó los resultados positivos a los que se refería a los de los congresos de jóvenes descendiente que se ha celebrado en diversos países de Iberoamérica –en Argentina, donde en otoño se celebrará la cuarta edición del congreso, en Brasil y Uruguay, donde ya se han celebrado sus congresos, y en otros países como Costa Rica, Perú y Bolivia, en los que se ha constituido un movimiento asociativo de jóvenes “que a cada paso crece en importancia”. “La experiencia se trasladará a distintos países de todo el mundo en los que existe bases para un movimiento emergente de jóvenes que están dispuestos a asociarse para proyectar su identidad de ciudadanos españoles”, anunció para los próximos años.
Según Rumí, los jóvenes han respondido a la atención que les ha prestado la Administración y “nos han demostrado que no quieren arrinconar su condición de españoles, que les ilusiona implicarse en este proyecto y que merece la pena apostar por fortalecer la vinculación con España de quienes dentro de unos años van a ser sin duda la marca, el sello que identique a la mayoría de ciudadanos de nuestro país que viven fuera de él”.
Rumí se dirigió a los consejeros generales reconociéndoles que este movimiento ha contado con el apoyo de muchos de ellos pero manteniendo que “este avance imprescindible no es suficiente y que ahora se requiere –“y se lo digo con toda claridad”– “abrir espacios para la presencia de los jóvenes en los órganos consultivos y de participación de la ciudadanía española en el exterior”, o sea, del propio CGCEE y de los Consejos de Residentes Españoles (CRE).
Algo que consideró “una tarea esencial e impostergable” que debe ser acometida por los propios consejeros generales para hacer que los próximos mandatos del Consejo General y de los CRE, así como los órganos de dirección del movimiento asociativo incorporen una mayor presencia de jóvenes, para que estas organizaciones reflejen “la realidad plural” de la ciudadanía española en el exterior.
“No podemos conformarnos con algún puesto reservado para jóvenes o con la existencia de una comisión de juventud”, advirtió, añadiendo que “es imprescindible incorporarles con decisión, no de manera testimonial, a la representación de la ciudadanía española en el exterior, al lugar donde se debate sobre realidades y problemas que cada vez les conciernen más directamente”.
Rumí también manifestó que, en su opinión, es el CGCEE el que debe liderar estos cambios y “renovar su permanente compromiso con la emigración”.
Se trata de una reforma cualitativa que la secretaria de Estado entiende que es el momento de abordar después de que en los últimos cinco años se haya desarrollado la reforma cuantitativa que era necesaria en las políticas de emigración, especialmente en las destinadas a las generaciones que vivieron el proceso migratorio, entre las que citó la extensión de la pensiones, la asistencia sanitaria y de otros programas destinados a mejorar la calidad de vida de los españoles residentes en el exterior, así como de un Estatuto propio para este colectivo.