UNAS 1.300 PERSONAS PARTICIPARON EN ALGUNAS DE LAS ACTIVIDADES PROGRAMADAS

Celebración en Hannover de 50 años de convivencia entre españoles y alemanes

Con motivo del 50° Aniversario del convenio firmado por Alemania y España para regular la contratación de trabajadores españoles, y con él, la llegada de los primeros emigrantes de nuestro país a Hannover, el Museo de Historia de esa ciudad, en colaboración con el Consulado General de España, la Asociación Hispano-Alemana ‘DSGN’ y Caritas Hannover, organizó una serie de actividades relacionadas con la inmigración española.
Celebración en Hannover de 50 años de convivencia entre españoles y alemanes
 Juan Manuel Aguirre.
Juan Manuel Aguirre.

Con motivo del 50° Aniversario del convenio firmado por Alemania y España para regular la contratación de trabajadores españoles, y con él, la llegada de los primeros emigrantes de nuestro país a Hannover, el Museo de Historia de esa ciudad, en colaboración con el Consulado General de España, la Asociación Hispano-Alemana ‘DSGN’ y Caritas Hannover, organizó una serie de actividades relacionadas con la inmigración española. Con este evento se quería rendir homenaje a la diversidad cultural en Baja Sajonia y celebrar con una gran fiesta española medio siglo de convivencia entre españoles y alemanes.

 

Unas 1.300 personas visitaron el Museo para participar en alguna de las actividades programadas y visitar su exposición permanente sobre la inmigración.
En el acto de apertura, el fundador de los servicios sociales para emigrantes españoles en la República Federal Alemana, Juan Manuel Aguirre, ofreció una conferencia sobre la historia de la emigración española en este país, una historia de la que él mismo fue protagonista.


Juan Manuel Aguirre
Juan Manuel Aguirre llegó el 25 de julio de 1961 a Alemania. Empleado hasta entonces en la Central de Cáritas en Madrid, le fue encomendada por dicha entidad la responsabilidad de organizar un servicio de asesoramiento para los emigrantes españoles en la RFA. Desde la central de Cáritas Alemana, con sede en Freiburg, organizó y coordinó, durante 34 años, los servicios sociales para los españoles, con el apoyo de su esposa, que también trabajaba en esa organización humanitaria.
Según él mismo informa, hasta diciembre de 1961 se habían creado 11 centros de asesoramiento en otras tantas ciudades alemanas; durante el siguiente año se crearon otros 10; en los años ochenta se alcanzó el mayor número de ellos, con 75 centros, en los que trabajaban 88 asistentes sociales.
Actualmente Aguirre sigue viviendo en Freiburg y, a pesar de estar jubilado desde hace 15 años, continúa interesado por temas migratorios, escribe artículos, hace traducciones y ofrece conferencias cuando es invitado, como en el caso de Hannover. El jubilado aclara que todas estas actividades las realiza ahora desde el voluntariado.
La asistente social de Caritas en Hannover, Hortensia González, le describe como “trabajador incansable, gran estudioso y hombre de ponderación y ecuanimidad sobresalientes”, y resalta “su integridad, conocimientos y espíritu infatigable”. Ella y muchos otros trabajadores sociales pudieron realizar una formación continua en beneficio de la colonia española “a cuyo servicio estábamos los asistentes sociales”, dice, participando en los seminarios, simposios y congresos por él organizados.


Los comienzos del éxodo
Aguirre enumeró, a lo largo de la conferencia inicial en el Museo de Historia, todos los hechos relevantes de la historia de la emigración española en Alemania, comenzando por los motivos que habían movido a este país, a mediados de los años 50 del siglo XX; a importar trabajadores extranjeros. Las pérdidas personales en los campos de batalla, el resurgimiento económico tras la Segunda Guerra Mundial, el retroceso de la natalidad y otras dificultades políticas, movieron al Gobierno alemán a contratar mano de obra fuera de su territorio, sobre todo en los países del sur de Europa.
En marzo de 1960 se firmaba el convenio hispano-alemán de contratación de trabajadores entre la RFA y España, que regulaba los requisitos que debían cumplir los que pretendían emigrar, las condiciones de contratación, el transporte a Alemania, la seguridad social, la custodia de los emigrados, la reagrupación familiar, etc. Responsable de los trámites, selección de candidatos según su profesión y estado de salud, controlado por médicos españoles, era el Instituto Español de Emigración. Después, los candidatos seleccionados tenían que presentar una serie de documentos a la Oficina Federal de Trabajo Alemana, con representación en Madrid, que examinaba las candidaturas, especialmente la competencia profesional y la salud de los que querían emigrar, para luego tramitar los contratos de trabajo,y demás documentación exigida.
Beneficiarios eran ambos países, España se liberaba de los numerosos parados, trabajadores con salarios precarios y personas descontentas con el régimen franquista, dispuestas a emigrar; y mejoraba su economía con las remesas de dinero enviadas por los emigrantes, que llegaron a ser la segunda fuente de ingreso de divisas después del turismo.
Alemania, por su parte, recibía gente joven y sana, con ganas de trabajar, que después de unos años regresarían a su país, cuando ya no se les necesitase. Esto último fue un error, como se demostraría más tarde.
España fue el segundo país, después de Italia (1955), en firmar dicho acuerdo; tras los españoles llegarían los griegos, los portugueses, los yugoslavos y los turcos. A pesar de eso, Alemania no se reconocería país de inmigración hasta el año 2000.
El ponente explicó las condiciones en que tuvieron que viajar los emigrantes españoles y como cientos de ellos llegaban cada semana en tren desde Madrid, vía Irún-París, a la estación de Köln Deutz (Colonia), donde les esperaban representantes de las empresas por las que habían sido contratados. Se les identificaba por un número asignado previamente, y después de prestarles los primeros auxilios tras el largo viaje; eran transportados a su destino de trabajo en diferentes puntos de la geografía alemana, entre ellos a Hannover, “un éxodo”, comentó Aguirre.
En noviembre de 1973 cesaron en Alemania las contrataciones de mano de obra extranjera a causa de la primera gran crisis del petróleo, pero no la afluencia de inmigrantes, generalmente familiares de los ya residentes en el país y personas que buscaban asilo político.
Aguirre explicó en su ponencia las razones por las que emigraban los españoles, los porcentajes de emigración de las diversas regiones, subrayando que aproximadamente la mitad de ellos procedían de zonas rurales de Andalucía, Galicia, las dos Castillas, León y Extremadura, pero también de centros industriales, como Madrid yBarcelona.


Problemas de los emigrantes
Uno de los grandes problemas de los emigrantes era la soledad, ya que la mayoría de los llegados en la primera etapa de la emigración venían solos. Dificultades con la búsqueda de vivienda, con el idioma, y el sentirse separados de la familia e inmersos en un ambiente desconocido, les llevaba a buscar contacto entre ellos. Los fines de semana solían ir a las estaciones de ferrocarril, único punto de referencia para encontrarse, antes de que se fundaran las primeras asociaciones de emigrantes.
Con la creación de los centros de servicios sociales de Cáritas se les pudo ofrecer ayuda individual, información sobre salarios, derechos sociales, servicio de traducción y mediación entre ellos y las empresas, la administración alemana o los centros de salud, entre otros servicios.
Aguirre recordó que también otras organizaciones ofrecían servicios de apoyo a los emigrantes, como las Misiones Católicas de lengua española, que desde el primer momento de su llegada atendían pastoralmente a los emigrados, así como las Consejerías de Trabajo de la Embajada de España y sus servicios de asesoramiento y las asociaciones de emigrantes, especialmente la Confederación de Asociaciones de Padres de Familia, creada en 1973, que agrupaba a 125 asociaciones de padres de toda la RFA, y que tuvieron un papel decisivo en el éxito escolar y profesional de los niños y jóvenes españoles en Alemania, consiguiendo su integración en el sistema escolar alemán y, al mismo tiempo, que se les ofrecieran clases complementarias de lengua materna.
Con la segunda y tercera generación surgirían otro tipo de problemas, como crisis de identidad, conflictos generacionales, planificación del futuro.
La entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 marcaría una nueva etapa en la situación de los españoles en la RFA, con mejoras en cuanto a permisos de residencia, trabajo y reunificación familiar y reconocimiento de derechos de participación. Fue ya a partir de entonces y hasta principios de la década de los noventa, cuando se “descubrió” la problemática de la primera generación, aquellos emigrantes que llegaran aquí en los años sesenta y que seguirían residiendo en Alemania después de la jubilación. Estas personas mayores iban a necesitar asesoramiento sobre sus derechos de pensiones, salud y ocupación del tiempo libre, y también centros de encuentro y acogida, semejantes al Centro de Día de Hannover, donde poder relacionarse y formarse según sus intereses. Un nuevo reto para los servicios sociales.
Para terminar, Aguirre dio datos sobre la emigración española en Alemania, entre otros, mencionó el número españoles aquí residentes, que en 1973 había alcanzado la cifra de 248.000, reduciéndose hasta 2008 a 121.000, de estos, unos 25.000 vivían cuarenta años y más en la RFA. Subrayó también la positiva impresión que la estancia de la emigración española dejaba en Alemania, y agradeció a la primera generación esa imagen, conseguida a fuerza de trabajo, sacrificios y renuncias.