Expresidente de la Asociación Castellana y Leonesa en Guatemala e impulsor del Liceo que lleva su nombre

Vicente Chapero, el valor de educar entre las convulsiones de América Latina

La educación es la base del desarrollo de las personas y también de los pueblos. Un pueblo sin educación “es esclavo de los políticos y de los oligarcas”, porque carece de las armas necesarias para defenderse de los poderosos. Por eso, “lo urgente es invertir en educación”, defiende el psicólogo y doctor en Sociología Vicente Chapero. 
Vicente Chapero, el valor de educar entre las convulsiones de América Latina
Vicente Chapero
Vicente Chapero, junto a su hijo, en el Congreso celebrado recientemente en Salamanca.

Natural del municipio burgalés de Vilviestre del Pinar, el profesor Vicente Chapero García fue uno de tantos religiosos españoles que a mediados del siglo pasado llevó el mensaje evangélico a América Latina. Primero a Camagüey (Cuba) y, tras la revolución de Fidel –“Nos dejaron sin nada”, comenta–, a Guatemala, donde la emigración española fue eminentemente de carácter religioso. 

Cuando se decidió a abandonar a los Maristas –contaba 40 años de edad– y convencido de su valía como profesor, tenía por delante una misión que cumplir y esa no era otra que continuar la labor formadora y educativa que había comenzado como miembro de la Congregación, que encauzó con la creación en la capital guatemalteca del Liceo Vicente Chapero, un centro de enseñanza que en la actualidad cuenta con unos 500 alumnos, comentó a ‘Castilla y León en el Mundo’, durante el II Congreso Internacional de Casas Regionales de Castilla y León, celebrado a mediados del pasado mes de octubre en Salamanca. 

A sus casi 90 años, Chapero se animó a cruzar el ‘charco’ para participar en el evento en representación de la Asociación Castellana y Leonesa de Guatemala, entidad que presidió desde su origen –hasta que pasó el testigo a Vicente Chapero hijo– y que, como otras de sus mismas características, se ocupa de acoger a la colectividad y de difundir, al otro lado del océano, las tradiciones y la cultura de una comunidad autónoma que tiene a un 7,7% de su población residiendo en el extranjero.

Bautizada en 1991 como ‘Mesa de Burgos’ –más tarde se cambió el nombre para dar cabida en ella a todos los castellanos y leoneses en el país centroamericano–, la Asociación tiene como cometidos estrechar vínculos de amistad entre sus miembros, organizar actividades culturales y sociales y mantener comunicación y cooperación con la Junta de Castilla y León, para preservar y divulgar el acervo cultural de la región.

La conexión entre estas entidades y el Gobierno autonómico se prevé más intensa a raíz de la celebración del Congreso de Salamanca, donde el jefe del Ejecutivo autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, se comprometió a intensificar la relación con los castellanos y leoneses que se encuentran fuera del territorio, tanto desde el punto de vista afectivo como económico.

El II Congreso –que tuvo lugar 14 años después del primero, celebrado en Zamora– se convocó para orientar el sentido de estas instituciones de la colectividad repartidas, sobre todo, por América Latina y por España, en tiempos en los que se hace necesario buscar nuevas fórmulas que aseguren su continuidad y que les permita abrirse a la modernidad de la mano de las nuevas tecnologías.

Chapero, quien se desplazó a España acompañado por su hijo, destacó la importancia de la convocatoria, entre otras cosas, para favorecer el contacto personal entre los dirigentes de las entidades asociativas de la comunidad castellana y leonesa en el exterior. El encuentro le permitió, además, conocer de primera mano las propuestas del Gobierno de Castilla y León para colaborar con las entidades erigidas en América, así como las medidas que se están poniendo en marcha para favorecer el retorno de aquellos que se plantean la vuelta a casa como una opción. A su edad, no contempla esa opción, porque tiene su vida y a su familia en Guatemala, pero sí mantiene contacto con Vilviestre del Pinar, que le acoge con cariño cada vez que programa viajes a su pueblo natal, donde también ofrece conferencias sobre las materias en la que es experto y sobre su experiencia vital.

Profesor de literatura

Formado en Teología en la Universidad Lateranense de Roma y en sociología y psicología también en Roma y en Salamanca, así como en la capital guatemalteca, la vida de este burgalés estuvo centrada en la enseñanza de la literatura, pero también en transmitir valores que hagan a los individuos más empáticos y solidarios y a las sociedades, más justas.

Guatemala –donde formó una familia tras dejar la organización religiosa–, está lejos de transmitir esa imagen, lamenta. El país centroamericano–que registra en el PERE (Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero) un total de 763 castellanos y leoneses residentes– es uno de tantos de Latinoamérica donde solo un pequeño porcentaje de personas tienen acceso a la educación, por lo que la inseguridad ciudadana parece ahora el principal problema a batir. 

“Se sigue hablando de educación”, mientras tanto “niños y jóvenes siguen en la calle mendigando o robando” para subsistir, y eso ocurre doscientos años después de lograda la independencia, constata el burgalés. Y todo como consecuencia de la falta de educación, algo de lo que nadie se quiere dar cuenta, denuncia el profesor, quien, a sus años, se muestra lúcido en el análisis de la situación en América Latina.