Su presidente, Andrés Ferrer, asegura que quieren agradecer “a un país que nos ha dado tanto”

La Casa Balear de República Dominicana centra su trabajo en la cooperación con las más desfavorecidos

“La diáspora balear en República Dominicana ha sido muy productiva” y lo que nos dio el país ahora “nosotros se lo queremos dar al Café de Herrera, uno de los barrios más marginados y pobres de República Dominicana”, aseguró ante el Pleno del Consejo de las Illes Balears en el Exterior el presidente de la Casa Balear de República Dominicana, Andrés Ferrer.

La Casa Balear de República Dominicana centra su trabajo en la cooperación con las más desfavorecidos
Edwin Martínez. Casa Balear de República Dominicana 2
Edwin Martínez, uno de los responsables del proyecto Café de Herrera, durante su intervención en el Pleno del Consejo de las Illes Balears en el Exterior.

Ferrer recordó que los emigrantes de la primera oleada están constituidos por familias muy prósperas de negocios muy importantes y por eso “debemos agradecer a un país que nos ha dado tanto”.

En su intervención, el presidente de la Casa Balear, fundada en 1995, explicó que Juan Alorda, expresidente y mentor de la entidad, “tomó medidas que siguen siendo fundamentales para el éxito de nuestra misión. Una de ellas fue no tener una sede que nos comprometiera con gastos” y “la segunda sugerencia que hizo y que fue aceptada por el consejo fue colaborar con la obra del padre Miguel Meliá de los misioneros del Lluc”.

Ferrer se mostró orgulloso del trabajo que realiza la Casa Balear en este barrio con una obra social que se centra en la educación, pero aseguró que “era una mesa que tenía una pata coja porque hay que ubicar la diáspora balear en tres espacios físicos y temporales distintos”. Por un lado, la emigración del siglo XIX, “que fueron exiliados económicos que se instalaron en San Pedro que era la capital económica del país en ese momento”; luego la emigración de los 40 y 50 también a San Pedro y “a partir de los 90 explotó la bomba turística de Punta Cana y Bávaro, donde hay una población balear enorme”. En ese momento, apuntó Ferrer, pensaron la opción de que los residentes en esta zona se sumaran a la Casa Balear de República Dominicana, pero finalmente decidieron crear su propia entidad “y trabajar mancomunadamente”.

“Para nosotros –dijo– ha sido una gran felicidad tenerlos a ellos porque la comunidad balear se integró y cuando vieron la obra que nosotros habíamos se sumaron a ella”.

A continuación, tomó la palabra Edwin Martínez, quien se autocalificó “hijo adoptivo de las dos casas baleares” y explicó que el trabajo que se realiza en el Café de Herrera fue iniciativa del padre Miguel Meliá, oriundo del municipio mallorquín de Porreres.

Esta obra social en la zona oeste de Santo Domingo incluye los barrios de El Café de Herrera, Altagracia, La Mina y Loyola, con una población aproximada de 111.000 personas, un lugar “totalmente carenciado y donde la pobreza es el día a día”.

Martínez detalló que la obra cuenta con instalaciones para dar educación desde infantil a centros de formación profesional, ofreciendo formación en inglés, música, audiovisuales, gastronomía, ventas, informática y secretariado, entre otras.

El éxito de la obra social, subrayó Edwin Martínez, ha sido las “alianzas” con el Gobierno y los centros baleares, que posibilitaron su construcción y equipación, y con el Gobierno dominicano para la gestión del funcionamiento.

Martínez recordó que faltan por culminar las doce aulas en Santo Socorro, algo que el Gobierno le dijo que ya estaba aprobado, y en el capítulo de peticiones solicitó formación en cooperación y la posibilidad de vincular la Universidad de Mallorca con la obra, “de manera que los muchachos puedan salir con una mayor capacidad de inserción laboral sobre todo en la parte hotelera y ahí ganamos todo otro porque los hoteles tienen trabajadores con la formación adecuada a sus requerimientos y los muchachos que van adquiriendo una formación pertinente”.

Este responsable de la obra social acabó su intervención invitando a todos a sumarse y a seguir participando en el proyecto porque “la pobreza se radica con educación”.