Opinión

La otra Europa

Ciudadanos islandeses se han movilizado a través de redes sociales para ofrecer su propio asilo doméstico a refugiados sirios. Esta reacción es consecuencia de la decisión del gobierno islandés de sólo poder recibir a unas decenas de refugiados. La inesperada movilización ciudadana a través de redes sociales está reconsiderando esta decisión oficial.
En Austria, varios ciudadanos han recibido en las estaciones de tren a refugiados sirios, muchos de ellos expulsados desde la vecina Hungría. En España, los nuevos gobiernos municipales en Barcelona, Madrid o Santiago de Compostela están trabajando en crear una red de acogida a los refugiados, en clara presión hacia el gobierno español que ha ofrecido ayuda a poco más de 2.000 refugiados.
Es evidente que hay otra Europa que se mueve al margen y más allá de su clase política. El vergonzoso espectáculo de ver cómo los gobiernos negocian su cuota de refugiados está provocando una indignación ciudadana esparcida por la dramática fotografía del niño sirio ahogado en las costas turcas, huyendo de un conflicto que, por activa o por pasiva, también es responsabilidad europea. 
Indignación que, vale la pena mencionar, hasta ahora no ha provocado masivas manifestaciones de repudio como, por cruel comparación, sí lo fueron las igualmente legítimas manifestaciones de rechazo a los atentados terroristas del semanario francés Charlie Hebdo en enero pasado. Son, por lo visto, dos varas de medir una crisis que tiene sus mismas raíces.
No sabemos si es un hecho factible que la ciudadanía europea está despertando de la cómoda indiferencia de observar a distancia (y no sin menor desdén) lo que sucede en sus costas mediterráneas. Con todo, difícilmente se logrará detener el drama inmigrante, y mucho menos cuando la preocupación de los gobiernos es un “reparto equitativo” de los refugiados. 
Por último, un dato. No es Europa la que soporta el mayor peso del drama de refugiados. Las 25.000 personas que llegaron a Europa huyendo de la guerra siria no llegan ni al 2% de la población del país árabe. Turquía ha recibido casi cuatro millones de los nueve millones de sirios que han huido desde que comenzó el conflicto en 2011. Líbano y Jordania han sido otros destinos de millones de refugiados. Ni una sola ‘petromonarquía’ aliada de Occidente, como son los casos de las opulentas dinastías saudita y qatarí, entre otras, han tenido la decencia de acoger refugiados. Está claro que la crisis está “mal repartida”.