Opinión

El Tea, “un río colmado de vida” en la comarca del Condado

El río Tea –que riega toda la comarca pontevedresa del Condado– es uno de los afluentes más señalados del bajo tramo del río Miño. A través de sus 50 quilómetros de longitud su caudal se enriquece con las llegadas hídricas de varias corrientes: sobre todo, con las del río Borbén por la derecha; y las del Uma y Xabriña por la izquierda. ¿Y cómo olvidarnos de los demás tributarios destacados como son los ‘regos’ de Mouro y Cillarga, Ponte Pardellas o de la Barxa? ¿Y de los ríos Portapiñeiros y Aboal, Alén, Xinzo o Caraño?

El Tea, “un río colmado de vida” en la comarca del Condado

El principal lecho del Tea circula relativamente encajado en el primer tercio de su recorrido, “augas arriba” de la confluencia con el río Alén, donde supera los 100 metros de altitud. Ya en las tierras bajas, el río gana en anchura; el valle es muy abierto hasta su desembocadura en el río Miño, a 10 metros de altitud. Ciertamente, tanto por su caudal como por su longitud, el Tea es el afluente más sobresaliente de la baja cuenca del Miño. De tal manera que una considerable parte de su curso fluvial fue declarado en 2002 “Lugar de Importancia Comunitaria” debido al valor ecológico que alberga su flora y fauna. Pertenece, naturalmente, a la “Red Natura 2000” de la Unión Europea.

“Un río colmado de vida”: el lema firmado por “CITEA”, esto es, el “Centro de Interpretación del río Tea”, impulsado por el ‘Concello’ de Ponteareas así como por la Diputación de Pontevedra. Excelente publicación, acompañada de las fotografías realizadas por Segundo Grijalvo, Foto Souto, Hernández y Juan P. Moreiras, además de “CITEA”. Un sendero fluvial transita junto a la orilla del río entre los ‘concellos’ de Mondariz, Mondariz-Balneario, Ponteareas y Salvaterra. En la parroquia de Fozara podemos visitar el centro “CITEA”, donde hallaremos ‘videos’, recursos en formato digital y paneles divulgativos que sintetizan sus más significativos valores ambientales y culturales.

¡El bosque de ribeira! El bosque autóctono que acompaña al río es una angosta fila de árboles que bordea su cauce desde su nacimiento hasta su desembocadura. Bosques caducifolios, frescos y húmedos, que ensombrecen el lecho fluvial durante el verano, permitiendo que se inunde de luz a lo largo del invierno. En primera línea, el ‘salgueiro’ y el ‘ameneiro’. En segunda línea, la ‘abeleira’ y el ‘freixo’. Y en la tercera, el ‘carballo’ y el ‘castiñeiro’, el ‘chopo’ y el ‘bidueiro’. ¡Ay, salmones y lampreas! En el curso fluvial del Tea, he aquí el “salmón atlántico” –esto es, el “salmo salar”–, un ‘peixe’ que nace en el río para migrar al océano y así madurar. Al cabo, regresa nuevamente al río a fin de procrear. ¿Y cómo son capaces de orientarse? Acaso reconozcan la química de su río natal…

¿El salmón? De cuerpo alargado, ceniciento dorso, vientre plateado y carne de color rosa suave, levemente anaranjado. Apreciada carne, ‘peixe’ que precisa aguas límpidas, un ‘hábitat’ y un caudal adecuado. El Tea alberga asimismo uno de los animales más antiguos del planeta: un verdadero fósil vivo bajo forma de ‘peixe’: la lamprea ¿Su captura? Durante la noche, entre los meses de enero a abril, sobre ‘estacadas’: unas pasarelas de madera y metal que se instalan cada año sobre el lecho fluvial en sentido perpendicular a la corriente.