Opinión

Romance de la ‘Beagle’ y el capitán Roberto Fitz Roy

“Las noticias del viaje subantártico del capitán Cook desataron una invasión de balleneros y cazadores de focas en las aguas sureñas. Predominaron ingleses y norteamericanos. Se calcula que un centenar de barcos rondaron por las ‘Georgias del Sur’ en la última década del siglo XIX.

Romance de la ‘Beagle’ y el capitán Roberto Fitz Roy

“Las noticias del viaje subantártico del capitán Cook desataron una invasión de balleneros y cazadores de focas en las aguas sureñas. Predominaron ingleses y norteamericanos. Se calcula que un centenar de barcos rondaron por las ‘Georgias del Sur’ en la última década del siglo XIX. Y resulta seguro que, entre 1819 y 1820, William Smith y su compañero Edward Bransfield, Sheffield y Fanning establecieron contactos con las ‘Shetland”, afirma el prestigioso historiador de origen vasco Juan E. Belza en su insoslayable obra Romancero del topónimo fueguino. Discusión histórica de su origen y fortuna, Instituto de Investigaciones Históricas, Tierra del Fuego, Argentina, 1978.

No está de más aludir a que durante esa época por aquella zona navegaban barcos bonaerenses –como el ‘Espíritu Santo’–, a partir de 1818, o bien el ‘San Juan Nepomuceno’, que traficaban pieles entre Antártida y Buenos Aires. Nathaniel Brown Palmer –en noviembre de 1820–, siguiendo a la goleta argentina ‘Espíritu Santo’, descubrió la ‘isla Decepción’. Fabián Gottlieb von Bellingshausen –letón al servicio del zar–, después de varias tentativas, reconoció las tierras de ‘Alexandre’.

Entre tanto, tras la batalla de Waterloo, acontecida el 18 de junio de 1815, Inglaterra se consolidaba como primera potencia mundial. En seguida el Almirantazgo decidió reemprender la ruta de los exploradores coronadas por el capitán Cook. Uno de los gestores del empeño fue el secretario de la entidad, John Barrow, pronto fundador de la ‘Real Sociedad Geográfica’ de Londres.

Ante mí tengo el cuadro de ‘La Beagle’, navío de 225 toneladas que, bajo el mando de Roberto Fitz Roy, exploró y relevó las islas extremo-sureñas de la Tierra del Fuego, contemplando su velamen desplegado y las pequeñas embarcaciones a sus costados.  En 1825 el Almirantazgo preparó dos buques para el ‘relevamiento diligente’ de las costas meridionales de América del Sur. La seguridad de la navegación, desde luego, exigía un “ajuste cartográfico” de aquellas “misteriosas rutas”. Ello acumulaba antecedentes de acuerdo con su “tradicional concepto” en torno a la “soberanía en tierras sureñas”, a juicio del historiador Belza.

¿Qué significaba todo aquello? Sin duda no impediría la expulsión en 1833 de los ocupantes argentinos de Malvinas. Además, sin consulta previa a sus habitantes –como un siglo después se exigiría–, por la única razón emergente del “poder de los cañones”. En mayo de 1826 ya se encontraban listas en la sonda de Plymouth las naves de S. M. ‘Adventure’ y ‘Beagle’. Comandaba la expedición un barco sin artillar de 330 toneladas el capitán Fhillip Parker King. La ‘Beagle’  –es decir, “pequeño tiburón”–, algo más pequeña en sus 225 toneladas, reconocía la jefatura de Pringles Stokes. Y si bien portaba seis cañones, la expedición, tripulada por un centenar de hombres, perseguía fines exclusivamente científicos.

Nueve años duraron los trabajos de ‘relevamiento’ planeados. Abarcaron dos expediciones de varios viajes cada una, constituyendo así el más completo estudio de hidrografía patagónica y fueguina. Enfermo el capitán Stokes, en diciembre de 1828 lo sustituyó Roberto Fitz Roy (1805-1865), hidrógrafo y meteorólogo inglés, quien había nacido en Sufkolk. Fue el inventor del barómetro que lleva su nombre.