Opinión

‘Nueva imagen del Caribe’, ensayo de Germán Arciniegas

‘Nueva imagen del Caribe’, ensayo de Germán Arciniegas

“Cada vez que se torna al Caribe se le descubre de nuevo. Cosa nada extraña porque lo mismo ocurre con la tierra, los hombres, las letras. El ‘Quijote’ que ahora leemos no es el mismo que leímos a los veinte años. Los montes son de una manera hoy: mañana serán distintos”, releemos el seductor libro Nueva imagen del Caribe del notorio escritor Germán Arciniegas, publicado por Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1970. Hace muchos años Arciniegas escribió la “biografía del Caribe”. En esta renovada imagen se mostró abierto a la geografía y a la intimidad de las comarcas que lo circundan, a las luces y sombras de Macondo, esto es, al territorio de la novela ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez, el premio Nobel Colombiano.

El reconocido ensayista contempla en esta oportunidad los diez mil pueblos a donde han llegado o de donde han partido navegantes, vagabundos, desterrados, conquistadores, descubridores, evangelistas, piratas, guerrilleros, santos, sabios, poetas, novelistas, naturalistas, millonarios, fugitivos y turistas. Porque todos han entrado y salido a las islas y de las islas, a la tierra firme y de la tierra firme, en este “teatro de bolsillo del mundo” donde todo es puerto: las costas desiertas, la ensenada, desconocida, la costa brava o Cartagena, La Habana, Curaçao.

“A Gabriela. París, 1963. Caracas, 1970”, leemos para su dedicataria al frente de su publicación. Inicialmente nos deslumbra con “Terremoto, maremoto y huracán”. En seguida se interroga: “¿Tierra firme?”. Más tarde será “Habanera en varios tiempos”. Arribamos al “Archipiélago de todas las lenguas”. Luego, “Calypso en Trinidad y Paraíso en Tobago”. Penetramos en “El reino de la reina Margarita”. Comenzamos la “Aproximación a Guyana”. A continuación, he ahí “El Orinoco ilustrado”. Y de súbito, ¡“Cartagena, capital de las brujas”! Continuando este esplendoroso periplo, ante nuestros ojos, la realidad y fantasía de “Macondo”. Nos vamos “De Macondo hacia fuera”. Y a la postre, con nosotros, “La Mesa Redonda de San Juan”.

“El progreso natural, los cambios bruscos y radicales que determinan las revoluciones, el número de habitantes de las ciudades que pasa de las seis cifras a las siete, el millón de cubanos peregrinos que hoy forman sus hogares en Estados Unidos y otros lugares del mundo, que antes se estudiara inglés en las escuelas de La Habana, y hoy haya un número sustancial de jóvenes cubanos que hablan ruso… son novedades que alteran radicalmente la imagen anterior del mar y sus Antillas y de la tierra firme en torno”, escribe el magnífico prosista Germán Arciniegas.

“Todo en el Caribe es móvil, y su origen volcánico”, agrega el ensayista. Ciertamente, la historia de la independencia en el Caribe es la más problemática de América. Recordemos a Hernán Cortés y al tirano Lope de Aguirre. Desde luego, independencia ha sido el “leitmotiv” del Nuevo Mundo desde la época de los “descubrimientos”. De modo que en el siglo XIX, cuando ya parece que todo se halla dispuesto para alcanzarla, y se expande la lucha en tierra firme, las islas resultan el dilema insoluble. Un siglo más demora el desgarramiento colonial. Haití se adelantó a las naciones blancas en su revolución y su triunfo. Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo tuvieron, empero, que aguardar un siglo.