Opinión

Misioneros anglicanos y gente ‘yamana’ en Tierra del Fuego

“Pertenece a los misioneros anglicanos una pléyade de nombres originales: Cuevas de Gardiner, isla Gardiner, Gable, Puerto Harberton, Viamonte, Cambaceres, Varela, Relegada, Tierra Mayor, Cinco Hermanos, Flat Top, Pink, No Top; Cerros Guanaco, Bandera, Spion Kop, Hewepen, Jeepenor, Saikoh; río Ewan, Ushuaia y una multitud de toponimias ‘yamanas’ y ‘sélknames’ que esperan resurrección”, nos indica el reconocido historiador de raíz vasca Juan E. Belza en su tan hermoso como imprescindible libro Romancero del topónimo fueguino. Discusión histórica de su origen y fortuna, Instituto de Investigaciones Históricas, Tierra del Fuego, Argentina, 1978.
Misioneros anglicanos y gente ‘yamana’ en Tierra del Fuego

“Pertenece a los misioneros anglicanos una pléyade de nombres originales: Cuevas de Gardiner, isla Gardiner, Gable, Puerto Harberton, Viamonte, Cambaceres, Varela, Relegada, Tierra Mayor, Cinco Hermanos, Flat Top, Pink, No Top; Cerros Guanaco, Bandera, Spion Kop, Hewepen, Jeepenor, Saikoh; río Ewan, Ushuaia y una multitud de toponimias ‘yamanas’ y ‘sélknames’ que esperan resurrección”, nos indica el reconocido historiador de raíz vasca Juan E. Belza en su tan hermoso como imprescindible libro Romancero del topónimo fueguino. Discusión histórica de su origen y fortuna, Instituto de Investigaciones Históricas, Tierra del Fuego, Argentina, 1978.

No en vano el misionero anglicano destaca entre los pioneros fueguinos. ¿El primero de ellos? El experto marino británico Allen Francis Gardiner quien, tras distintos ensayos evangélicos en no escasas partes del mundo, constituyó la “Sociedad Misionera de la Patagonia”. Desde Londres, pues, se aventuró al extremo sur americano. El 5 de diciembre de 1848 fondeó en la caleta ‘Banner’ –puerto ‘Pabellón’ o ‘Bandera’, según marcan los derroteros– de la isla de ‘Picton’ y emprendió su apostólico trabajo, hasta que, acosado por temibles indígenas, debió refugiarse en ‘Puerto Español’, para morir de inanición junto a las cuevas que portan su nombre en ‘Bahía Aguirre’, entre ‘punta Jalón’ y ‘punta Pique’, al término de agosto o inicios de septiembre de 1851.

La segunda tentativa de este período misionero la dirigió Jorge Packenam Despard. Comenzó en 1855 mediante una base en la isla malvinera de Keppel –‘Vigía’– y finalizó con la matanza de ‘Wulaia’ –“bahía hermosa”– del 6 de noviembre de 1859 en la que sucumbieron diversos hombres apostólicos. En 1862 Waite Hockin Stirling –con posterioridad sería nombrado obispo de Sudamérica– empezó el tercero y más destacado ensayo, al menos en cuanto atañe a la isla ‘Grande’. El 14 de enero de 1869 desembarcó en la península de ‘Ushuaia’, viviendo todo un semestre en la ‘Misión’ al lado de unas dieciséis familias indígenas. Otros misioneros, siquiera provisionalmente, continuaron esta labor, hasta que el 1º de octubre de 1871 se estableció como superintendente don Tomás Bridges, con su familia y compañeros. Permaneció en el cargo hasta 1887. Lo seguirá después hasta 1901 don Juan Lawrence.

He ahí, por tanto, el mérito inaugural de Stirling: la elección de la bahía de ‘Ushuaia’ para base de la primera habitación de blancos, una casita de madera o de hierro de seis por tres, dividida en tres habitaciones, “rodeada de chozas de indios”. Plantada en la zona noroeste de la península que los indígenas llamaban ‘Tuschkapalan’, que hoy se designa ‘La Misión’. “La futura ‘Ushuaia’ argentina se levantará y delineará –escribe el historiador Belza–, agua por medio, al borde de una caleta nombrada ‘Alacushuaia’ cerca de un paradero indígena recostado junto a la desembocadura del río ‘Husán’, es decir, ‘apio silvestre’, hoy llamado río ‘Olivia”.

Es preciso señalar que para los ‘yamanas’ la desinencia ‘uaia’ significaba algo semejante a “bahía, cala, caleta, ensenada, puerto, sonda o ancón”. En resumen, “Ushuaia” era “puerto interior o bahía hacia el fondo”; y “Alacushuaia” era “cala del pato vapor”.