Opinión

‘Lunfardía’, luz auroral y símbolo del saber de José Gobello

‘Lunfardía’, luz auroral y símbolo del saber de José Gobello

Cuando José Gobello estaba celebrando en 2001 su 60º aniversario con el periodismo, se reeditó en edición facsimilar de ‘Argos’ la obra inaugural titulada Lunfardía, el símbolo fundamental de la cultura lunfarda y tanguera. Se trataba de aquel su primer trabajo dedicado a estudiar y ahondar en el “habla” de Buenos Aires. ¡Ah, aquel 5 de septiembre de 1953! “Agotado desde hace más de 45 años quise reeditarlo facsimilarmente coincidiendo con la segunda celebración del ‘Día del Lunfardo’. A lo largo de estos años Lunfardía se ha convertido en el libro más solicitado y citado por escritores, literatos y alumnos que se ocupan de investigar el ‘habla’ de Buenos Aires”, escribe el académico, filólogo y musicólogo Marcelo Héctor Oliveri, asimismo editor de esta valiosa edición en facsimil en Buenos Aires, 2001.
“Buenos Aires es deidad predestinada a la excelencia –señala el ilustre poeta y músico Horacio Ferrer en el ‘prólogo’ titulado ‘Elogio de Gobello’–. Ha tenido a Borges y Sábato para narrarla, a Medrano Quinterno, Palacio o Divito para dibujarla, a Carlitos Gardel para cantarla, a Quinquela Martín para pintarla, a Gagliardi para glosarla, a Discépolo y Celedonio para desentrañarla, a Eladia y Negro para interpretarla, a Scalabrini y Arlt, para entenderla, a ‘Pichuco’ y Astor para la primordial exégesis de su alma sonora”.
Después de aquellas iniciales fechas de la década de 1950, José Gobello continuó con su siempre amorosa, prolija e indeclinable labor a la búsqueda de los recónditos tesoros de los nuevos vocablos. Durante los postreros años estudió incluso la presencia del ‘rock’ argentino y de la ‘cumbia villera’ en el fértil léxico de los habitantes porteños. “Y Buenos Aires tiene a José Gobello para los pintorescos contraflores de su verba, blasón y espejo de su espíritu”, expresa Horacio Ferrer. “José Gobello, el intelectual de ilustración porteña que atraviesa las épocas en mezcla rara de discurso en aula magna de arrabal y reflexión de gabinete en la sobremesa de la ‘rante cantina’. José Gobello, el prologuista afable y certero de cientos de libros. José Gobello, el conferencista de la improvisación admirable discernida desde una deliciosa turbamulta de papelitos. José Gobello, el estilista de prosa delicada y contundente e inconfundible tal que la lectura de esa prosa trajera siempre aparejada su voz cálida y seductora, su voz de cantor con el ritmo tomado del saber mucho y con la música pedida a las ideas y a la armonía de las ideas”.
En esta edición facsimilar –luz auroral del “idiolecto” del lenguaje porteño– del libro impreso el 5 de septiembre de 1953 en los Talleres Gráficos ‘Columbia’, calle Venezuela, 4148, Buenos Aires, leemos los escuetos y precisos, iluminadoramente didácticos, capítulos como ‘Palabras Septuagenarias’ y ‘Vocabulario de Lugones’. El de ‘Vocabulario de Fabio Carrizo’ y ‘Voces Germanescas’. Luego, ‘Del caló’, ‘Gringo llegó de España’ y ‘Changa, ¿es un quichuísmo?’. Más tarde, ‘Prontuario en ‘paquete’ y ‘¡Padrino pelao!’, además de ‘Debute’, ‘Italianismos porteños’ y ‘Otros tres italianismos’. A continuación, ‘Genovesismos’ y ‘Más dialectismos’. Aprendemos los ‘galicismos’, ‘brasileñismos’ e ‘indigenismos’. Luego, ‘Evolución de las palabras’, ‘nota sobre el ‘vesre’ y ‘Cuatro voces porteñas’. Y proseguimos con ‘Algo sobre ‘afilar’, ‘Atorrante y su origen’ y ‘Lexicón agresivo’. Al fin, ‘La ‘gayola’ y ‘Tango y alcohol’. Como colofón, los ‘tangos citados’, ‘índice alfabético’, ‘lista onomástica’ y un ‘apéndice’ con un texto de 1879 de Benigno B. Lugones.