Opinión

El lago Nahuel Huapí: descubrimiento y conquista

“En el descubrimiento y poblamiento de la región del lago Nahuel Huapí jugaron factores que determinaron la procedencia de unas corrientes expedicionarias sobre otras. Contra una primera impresión, la inmensa mole de los Andes no impidió que fueran españoles de Chile los primeros en llegar, y aún durante muchos años el acoso desde el Océano Pacífico tuvo prioridad sobre quienes partían desde el océano Atlántico”, subraya el historiador argentino Juan M. Biedma en su imprescindible obra Crónica histórica del lago Nahuel Huapí, Ediciones Caleuche y Del Nuevo Extremo, 4ª edición actualizada, Buenos Aires, 2003.
El lago Nahuel Huapí: descubrimiento y conquista

Preciso es recordar los intentos de Hernando Arias de Saavedra, Jerónimo Luis de Cabrera y Basilio Villarino, quienes apenas llegaron a las proximidades del gran lago. Avanzados los años del siglo XIX, la civilización arribó desde el oeste. ¿Y cómo no aceptar la respuesta a causa de la vasta extensión desértica que separaba esta región de Buenos Aires, Córdoba o Tucumán, los esenciales ejes de irradiación colonizadora del este?

Ahora bien, esta singular configuración geográfica no supuso la única determinante, porque asimismo hubo un antecedente cronológico. En tanto que Buenos Aires no fue repoblada hasta 1580 y Córdoba fue fundada en 1573, el conquistador de Chile Pedro de Valdivia había fundado Santiago en 1541 y en febrero de 1552 la ciudad que otorga su nombre en la desembocadura del Calle Calle. Jerónimo de Alderete –en marzo de 1552– fundaba Villarrica en las faldas de la cordillera y junto a un cómodo paso para atravesarla. Debido al anhelo de ensanchar el territorio de su gobernación, Valdivia resuelve enviar dos de sus capitanes: Francisco de Ulloa hacia el sur y Francisco de Villagra hacia el este.

En su carta al Emperador, Pedro de Valdivia –fechada en Santiago el 26 de octubre de 1552– le comunica sus planes: “Yo quedo despachado al capitán Francisco de Villagra, verdadero e leal vasallo de Vuestra Majestad, que ha mucho servido en estas partes con los cargos más prominentes que yo le he podido dar en su cesáreo nombre, que desde las Villarrica, que está en 40º desta parte equinoccial, pase a la mar del Norte (el océano Atlántico), porque los naturales que sirven a la dicha villa dicen estar a cien leguas della. Trabajaré de que se descubra aquella costa i de poblarla porque Vuestra Majestad será muy servido dello”.

No eran, desde luego, hiperbólicos los términos empleados por el conquistador de Chile sobre su capitán y lugarteniente. Este capitán leonés llegó al Perú previsiblemente en 1537. Se incorporó a las huestes de Pedro de Valdivia, participando en la conquista de Chile. Fue el primer ‘regidor’ de la recién fundada Santiago así como teniente de capitán general durante el viaje de Valdivia a Lima desde diciembre de 1547 hasta junio de 1549. No mucho después, su superior lo envió al Perú con 36.000 castellanos a fin de traer gente, armas y caballos. Villagra, una vez conseguido lo que buscaba, retornó por el lado oriental de los Andes. “Empleó dos años en esta expedición –señala el historiador Biedma–, que fue llamada ‘de Yungulo’, y durante la cual derrotó a Juan Núñez de Prado”.