Opinión

‘As Illas Atlánticas de Galicia’, Parque Nacional

Nos hallamos en el ‘Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia’. Estamos ante un parque nacional dominado por roca y océano. Ciertamente, cumbres antaño unidas a las sierras litorales y ahora aisladas por las inundaciones de la costa, conforman una cadena de islas que protegen a las rías. ¿Su relieve? Se caracteriza por la presencia de dos vertientes diferenciadas. La occidental, enfrentada al mar abierto, es más abrupta, con fuertes pendientes que forman acantilados. La oriental –que mira a las rías– posee un perfil más suave, lo cual permite la formación de arenales y dunas.

‘As Illas Atlánticas de Galicia’, Parque Nacional

Potentes vientos, rebosantes de salitre, el escaso desarrollo de los suelos, así como la carencia relativa de precipitaciones determinan, pues, las naturales condiciones de estas islas. Desde luego, la proximidad al continente, la singularidad del relieve y el mar como perenne fondo escénico, configuran insólitos e inefables paisajes.

El archipiélago de Cíes da comienzo al sur con la isla de San Martiño, continuando con las islas Monte Faro y Monte Agudo, abrazadas por la arenosa barrera que forma el singular ‘arenal de Rodas’. El archipiélago de Ons cuenta con la mayor de las islas del parque: la isla de Ons. A su lado, la pequeña Onza. Ambas con perfil en meseta. El archipiélago de Sálvora, con la isla mayor que recibe idéntico nombre, es una isla de bajas altitudes. He ahí un paisaje de rocas graníticas, redondeadas por el viento. Se sitúan junto a ella islotes arenosos como Vionta u otros rocosos como Noro. El archipiélago de Cortegada –formado por la isla mayor, Cortegada, y las islas Malveiras e islotes como Briñas– son casi completamente llanas. El ambiente más benigno del estuario favorece el crecimiento de los bosques en estas islas.

Si ahora consideramos los principales ecosistemas existentes en estas islas, habremos de tener presentes los siguientes: ‘litorales’, con playas y sistemas dunares, así como cantiles; ‘submarinos’, con fondos rocosos, bancos de arena, fondos de ‘Maërl’, fondos de guijo y bosques de algas; ‘matorrales’ costeros, atlánticos y submediterráneos. ¿Quién podría pasar por alto la riqueza de los fondos marinos que esconden los inmarcesibles tesoros de estas islas? Tanta vida marina y tan fecunda de estas islas se explica por el ascenso de las aguas profundas –ricas en nutrientes– que sirven de sustento a menudos microorganismos, fundamento de la cadena alimentaria. He aquí la circulación de las corrientes marinas y estuáricas. La variedad de sustratos y el relieve de los fondos. Estamos en diversos escenarios ecológicos. Todo ello determina la enorme diversidad tanto de flora como de fauna marina.

Preciso es reconocer la influencia que el Parque y su contorno ejercen sobre el ser humano. Si estimamos los diferentes aspectos culturales, digamos que desde la Edad del Bronce hasta bien entrado el siglo XX, la intermitente presencia de habitantes estuvo condicionada por los recursos del medio y las visitas de invasores o enemigos. Evoquemos los ‘castros’ prerromanos, los poblados romanos, los monasterios o los sarcófagos de la Edad Media.