Opinión

‘El descenso del Amazonas’, Joe Kane y sus peripecias

‘El descenso del Amazonas’, Joe Kane y sus peripecias

“Sur de Perú, finales de agosto de 1985. Bajo un cielo invernal de color rojizo, una vieja camioneta ‘GMC’ avanzaba lentamente por las altas y yermas tierras andinas conocidas como la puna. Es éste un paisaje lunar llano y sin árboles bordeado por colinas sin vegetación de color ocre y afilados picos grises, reseco durante nueve meses al año y azotado por vientos gélidos y polvorientos. A cinco mil metros de altura, donde el volumen de oxígeno en el aire es de aproximadamente la mitad que al nivel del mar, las sienes palpitan y, en los raros momentos en que el cielo se ilumina, una fría luz solar desciende aceleradamente y golpea los ojos. Vislumbré la puna al mirar sin querer de soslayo y pensé, inquieto, que no tenía idea de dónde me estaba metiendo”, leemos en las primeras líneas del capítulo ‘El Pacífico’, perteneciente al libro de Joe Kane cuyo título es El descenso del Amazonas (La primera travesía completa por el río más salvaje del mundo), en traducción de Ramón Alonso, ediciones B.S.A., Barcelona, 1998, Colección ‘Los libro de Siete Leguas’.

Nadie había recorrido –hasta 1985– toda la longitud del Amazonas o, lo que es lo mismo, sus 6.300 quilómetros. Llegado ese año, un conjunto de nueve hombres y una mujer emprendió un insólito y difícil viaje a pie, en balsa y en ‘kayak’, que los conduciría incluso a atravesar algunas de las últimas regiones del globo terráqueo. De tal manera que se convertirían así en los pioneros en lograr alcanzar, en su plenitud, el “río más salvaje del mundo”. Una variopinta expedición que comprendía personas polacas, inglesas costarricenses, estadounidenses. Joe Kane narra los avatares del viaje. Un frío glacial en las cumbres de los Andes. Lluvias tropicales. Enigmáticas enfermedades. Su apresamiento a manos de un grupo de guerrilleros de ‘Sendero Luminoso’. Ásperos encuentros con indios. El peligro de los ‘rápidos’ al surcar el río. Después de seis meses de numerosas peripecias, tan sólo cuatro componentes de la expedición consiguieron alcanzar su meta: el océano Atlántico.

‘El Pacífico’, ‘El Colca’, ‘En la cabecera’, ‘El Alto Apurimac’, ‘El Cañón Negro’ y ‘Final del camino’ conforman los capítulos pertenecientes a su Primera Parte, que lleva por título ‘Las Tierras Altas’. La Segunda Parte –titulada ‘Las Aguas Bravas’– abarca los siguientes capítulos: ‘Encuentro con el Gran Hablador’, ‘El Abismo de Acobamba’, ‘El Medio Apurimac’, ‘El Bajo Apurimac (la Zona Roja)’, ‘El Ene’ y ‘El Tambo’.

Tras estos arriesgados y maravillosos episodios, llegamos a la Tercera Parte titulada ‘El Río Mar’, que comprende los capítulos ‘El Alto Ucayali’, ‘El Bajo Ucayali’, ‘El Marañón’, ‘El Solimões’, ‘El Amazonas’, ‘El Pará’ y ‘El Atlántico’.

“Para Elyse”, es su dedicataria en el pórtico de este magnífico y atractivo libro de viajes. Entre los ‘Agradecimientos’, Joe Kane matiza con contenida emoción: “Queda decir que en el largo río que representa escribir un primer libro he sido amado, nutrido, aconsejado, inteligentemente criticado y rescatado de algunos agujeros espirituales bastante oscuros por Elyse Axell, quien entretanto consintió también en ser mi esposa. Este libro es para ella”.