Opinión

El ‘Cemiterio dos Eidos’ de Redondela de Galicia

He aquí el ‘Cemiterio dos Eidos’ –un bello jardín romántico– de la Villa de Redondela de Galicia, provincia de Pontevedra. Un tiempo hubo en que se tenía por costumbre enterrar los cadáveres en el interior de los templos, con la creencia de que las reliquias de los Santos los protegerían y que sus imágenes y sacros rituales, que allí se llevaban a término, ayudarían al alma a alcanzar el Cielo. Ahora bien, tal hecho tuvo, desde luego, sus detractores a lo largo de los siglos, poniendo de relieve la circunstancia de la permanente insalubridad.

El ‘Cemiterio dos Eidos’ de Redondela de Galicia

En 1781, empero, una epidemia causada por el pestilente olor que desprendían los sepulcros de la iglesia de Pasajes de San Juan, en Guipúzcoa, introduce una controversia que dura unos años y provoca que el propio rey Carlos III, en 1784, dicte una Real Orden por la cual se prohibía el enterramiento en las iglesias, siguiendo el ejemplo de lo que hiciera el rey de Francia. Diversos estudios, desde hacía ya tiempo, expresaban la necesidad del distanciamiento de las sepulturas de las zonas habitadas. Pues, en efecto, “las miasmas, esto es, los fétidos vapores que emanan de los cuerpos en putrefacción, ya se estiman causantes de la propagación de enfermedades”.

Así, pues, en 1783, el rey de España encarga la construcción del cementerio del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso: el primer cementerio civil de España. En la Real Cédula de 1787 reitera la prohibición, aconsejando la construcción de los cementerios en lugares apartados de las poblaciones. Asimismo, si ello es posible, que fuese en espacios ventilados, así como en zonas altas donde no existieran filtraciones de aguas. El ministro Godoy incluso promovió en 1804 estas nuevas formulaciones. No en todos los lugares, empero, se aceptó tal recomendación.

Si consideramos la situación en Redondela, recordaremos que el traslado del cementerio no se llevó a cabo hasta el siglo XIX. ¿El lugar elegido? Un terreno del ‘Campo das Redes’: el mismo espacio que ocupara el Hospital de pobres y peregrinos, extramuros de la antigua Villa. Durante la década de 1930 ya estaba construido, asumiendo los gastos el propio ‘concello’ de Redondela, la hermosa Villa de los Viaductos. Resaltemos que algunos de los monumentos funerarios que rodeaban la Iglesia Parroquial de Santiago fueron trasladados al cementerio de ‘Os Eidos’. Pese a todo, hasta el siglo XX, conocemos que alguna sepultura aún seguía en el viejo camposanto. Incluso hoy mismo se conservan en el interior del templo las piedras numeradas del pavimento.

Si curioseamos en los Archivos del ‘Concello de Redondela’, veremos cómo se guarda un antiguo plano de 1922, firmado por Antonio Arines. En él contemplamos 147 parcelas, incluyendo asimismo un pequeño espacio extramuros. Años después, se presentó la posibilidad de trasladar el cementerio a una zona más alta, en la ladera de la montaña de la parroquia de Reboreda. Un informe, no obstante, dictaminó la inviabilidad del terreno seleccionado para tal proyecto. Desde la época de 1930 se levantaron panteones. Desde 1950 se aprueba el cementerio en Quintela. A fines de 1980 se clausura el ‘Cemiterio dos Eidos’.