Bodegas y Rutas del Vino en la comarca de Valdeorras

Fueron los romanos –muy conocedores y con gran querencia hacia los vinos– quienes trajeron las viñas a la comarca de Valdeorras en la provincia gallega de Ourense. Extensos viñedos que, a través de los siglos, fueron adquiriendo un significativo sello para todos sus habitantes. Durante la Edad Media estas tierras valdeorresas pertenecieron, en su mayoría, a los Condes de Lemos. Los Reyes Católicos en el siglo XV le otorgaron al Conde de Ribadavia la jurisdicción de esta comarca. A lo largo del tiempo el vino –pues hay que recordarlo– constituyó un bien muy preciado, moneda de cambio, incluso de pago de impuestos así como de milagros ante los santos de todas estas fértiles tierras.

La época más áspera de la historia de estos viñedos fue la plaga de “filoxera” en el año 1887, la cual ocasionó la pérdida de una considerable parte de las variedades autóctonas. ¿El remedio? Tuvo que hacerse un proyecto de “recuperación de variedades” –el plan ‘Revival’ en 1975–, a fin de revalorizar aquellas “variedades” que se debilitaron a causa de la temible plaga.

No olvidemos que las viñas se extienden por el fondo del valle a una altitud de 300 metros; también por las laderas hasta los 700 metros. La forma de cultivo se divide en “vaso” para los más antiguos y en “espaldera” los de nueva plantación. Valdeorras exhibe, en el momento presente, un gran potencial de variedades autóctonas: ‘Albarello’ (tinta), ‘Godello’ (blanca), ‘Merenzao’ (tinta) y ‘Negreda’ (tinta). Es preciso señalar que estas variedades ‘tintas’ cultivadas en Valdeorras no son mencionadas hasta el siglo XIX, coincidiendo con el ‘ataque’ de la “filoxera”: la ‘Mencía’, ‘Tempranillo’, ‘Alicante Bouschet’ y ‘Grao Negro’. He ahí, pues, cómo la adaptación de la ‘Mencía’ a esta zona fue admirable, hasta el extremo de convertirse el valle del Sil en su “hábitat” preferido.

La variedad autóctona más “emblemática”, no obstante, es “Su Majestad la Godello”: un sinónimo de calidad y por los expertos calificada como una de las “mejores variedades ‘blancas’ del mundo”, es decir, en su fase gustativa, donde transmite frescor, untuosidad, persistencia, acidez y dulzor.

¡Oh Fiestas del Vino! Las rutas de “covas”, las bodegas subterráneas. Ya desde el siglo XIX existen referencias de lugares excavados en la piedra que se adentran en el terreno en línea recta o que descienden varios metros, con escaleras que permiten acceder a las zonas más profundas. Tradicional ruta es la celebrada por la Asociación Cultural ‘Penasdauga’, cada primer sábado del mes de agosto, en la localidad de Vilamartín. Un ‘recorrido’ por las “covas” con una media de 20 bodegas. Desde 2004 los vecinos de Seadur, en Larouco, muestran sus “covas” en Semana Santa. La fiesta –como en Vilamartín– culmina, claro está, con una “queimada”. La localidad de O Castro, en O Barco, realiza su propia ruta desde 2005, el primer domingo del mes de julio. El ‘concello’ de A Rúa, junto con el Consejo Regulador, exalta, a primeros de agosto, la ‘Feira do Viño’. En el recinto ferial de ‘O Aguillón’ los bodegueros promocionan sus vinos. ¿Y quién podría olvidarse de la ‘Ruta Gigurri’ en honor de los primeros valdeorreses citados en la historiografía, quienes vivían en la comarca cuando llegaron los romanos? “Valdeorras” alberga su origen en el nombre de esta tribu: “Valle de egurros”.