Opinión

‘Os Ancares’, la gran montaña lucense

Nos hallamos en Os Ancares: la admirada montaña lucense así como reserva natural, etnográfica y cultural de nuestra Galicia. Contemplándolas, estas montañas de la provincia de Lugo nos remiten a muy remotos tiempos. Sabemos que hace más de 2.000 años acá habitaban tribus como la de los ‘zoelas’; asimismo, imprimieron su huella las fornidas legiones de Roma. Debido a su localización estratégica este macizo fue conquistado por el emperador Augusto. Escenario, de idéntico modo, de ‘milagros’ de índole universal, tales como el del ‘Santo Grial de O Cebreiro’. Tampoco se libró, como gran testigo, de las guerras como la ‘carlista’ o la ocupación francesa durante la guerra de la Independencia.

‘Os Ancares’, la gran montaña lucense

Observando esta ‘palloza’ en Piornedo, ¿cómo no pensar que dentro de sus lindes se cobijan especies tan emblemáticas como el urogallo y el oso pardo? Antiquísima es su arquitectura cuyo impar reflejo son las ‘pallozas’: singulares casas ovaladas y coronadas por techos de paja.

He aquí la que, en su conjunto, podría ser estimada la ‘sierra’ más representativa de la Tierra Gallega. Áspera, belicosa historia contada y cantada a través de las construcciones que esmaltan su orografía: ‘pallozas’ y calzadas romanas, castillos e iglesias. Henos gozosamente ante ríos de límpidas aguas, abruptas montañas decoradas con cresterías cubiertas de pizarra y brezo. Valles enjaezados con un distinguido ropaje de robles, castaños y abedules.

Estoy columbrando estos benditos Ancares desde el ‘Tres Bispos’, como si ante mí se abriese un amplio lienzo de armonía en un museo etnográfico al aire libre. Este macizo se sitúa entre las provincias de Lugo y León, de suerte que constituyen una frontera natural entre comunidades. En gran parte pertenece al más extenso municipio gallego: el de Cervantes. Del mismo modo que la ‘sierra’ hermana de O Courel, sus espléndidos parajes nos obsequian con puentes del Medievo –de insólita construcción– y ‘alvarizas’ para colmenas, a las cuales defendían de los depredadores, especialmente osos. Casas rurales que nos convidan a una dilatada y pacífica distancia. Las construcciones, ¿cómo no?, nos revelan el empleo de la pizarra, concordando con todo el entorno geográfico. ‘Geórgica’ y ‘Bucólica’ que en sus versos cantara el poeta latino Virgilio.

¿Practicar el deporte de montaña? ¡Pintorescas cumbres! ‘Pena Rubia’ y ‘Pena Longa’, ‘O Mostallar’ y ‘Cuiña’ ­–1.922 metros–, la máxima altura de esta ‘sierra’. Privilegio que comparte con el ‘pico’ hermano leonés de Miravalles. Estoy entre las montañas que conforman uno de los ‘ecosistemas’ más enriquecidos por la flora y la fauna en estado natural de toda la geografía galaica. ¡Tierras de Breogán! En Os Ancares evocamos la ‘lareira’: el pote gallego. ¿Por qué no ensimismarse con la nieve y la niebla del invierno para poder sentir el mágico halo del Tiempo?

Junto al fuego, la leyenda de ‘La Mujer Cierva’, aquella doncella desaparecida del noble castillo de Doiras. Un día de caza, su hermano dio muerte a una cierva, cortándole una mano que llevó consigo. Cuando abrió el zurrón, era una mano de mujer. Al regresar, en vez del animal, halló a su hermana con el cercenado brazo.