Opinión

El Almirante Guillermo Brown y Luis Piedra Buena en la Patagonia

“Cuando los términos extremos de un país se hallan separados de la metrópoli y ciudad más cercana, por tres mil quilómetros de mar, la Armada se convierte necesariamente en el largo brazo de la Patria, protector de la soberanía, vidas y propiedades. Si a la estimación de la distancia arrimamos los impedimentos del mar patagónico, sus vientos huracanados y constantes, lo ríspido de costas y puertos y el crecimiento enorme de sus mareas, el abrazo materno y el valor de los hombres que lo encarnan adquiere dimensiones heroicas, difíciles de evaluar”, considera el notorio historiador de prosapia vasca Juan E. Belza en su esencial obra Romancero del topónimo fueguino, Instituto de Investigaciones Históricas, Tierra del Fuego, Argentina, 1978.

El Almirante Guillermo Brown y Luis Piedra Buena en la Patagonia

“Cuando los términos extremos de un país se hallan separados de la metrópoli y ciudad más cercana, por tres mil quilómetros de mar, la Armada se convierte necesariamente en el largo brazo de la Patria, protector de la soberanía, vidas y propiedades. Si a la estimación de la distancia arrimamos los impedimentos del mar patagónico, sus vientos huracanados y constantes, lo ríspido de costas y puertos y el crecimiento enorme de sus mareas, el abrazo materno y el valor de los hombres que lo encarnan adquiere dimensiones heroicas, difíciles de evaluar”, considera el notorio historiador de prosapia vasca Juan E. Belza en su esencial obra Romancero del topónimo fueguino, Instituto de Investigaciones Históricas, Tierra del Fuego, Argentina, 1978.

Al comienzo de la nacionalidad aconteció por esas aguas el tránsito del gran Almirante en la búsqueda del Pacífico. Durante el llamado “año terrible” de 1815 Guillermo Brown y sus naves en corso franquearon el cabo de Hornos, derivaron hasta los 65º de latitud Sur y retornaron al estrecho a fin de reparar averías. Más tarde, el teniente coronel de Marina Daniel Jewit en 1820 –en medio de numerosas peripecias– afirmó la soberanía de las Malvinas. En último término y dentro de la misma etapa, desde 1829, el comandante político militar de Malvinas, don Luis Vernet, junto con sus oficiales de mar, mantuvo la presencia argentina por más de un lustro hacia el sudoeste del cabo de Hornos.

No olvidemos que la “Expedición al desierto de 1879” y el acuerdo de límites con Chile de 1881, animados por la sagacidad y el empuje del general Julio Argentino Roca, hicieron posible la afirmación del pabellón nacional en los confines australes. He aquí cómo la primera gran manifestación soberana se encauzó mediante la denominada “Expedición Austral Argentina” de 1882.

“Las actividades polares mundiales crecían a ojos vista desde principios del siglo XIX”, señala el historiador Belza. “Numerosos congresos científicos –­agrega Belza–, como el de Graz de 1875 o el de meteorología polar de agosto de 1880, la estimularon ordenada y encauzada”.

En febrero de 1879 se constituyó en Buenos Aires el “Instituto Geográfico Argentino”, cuyo primer presidente fue don Estanislao S. Zeballos. Tal entidad continuaba virtualmente las líneas esenciales de la “Institución Geográfica Histórica del Río de la Plata”, creada por Bartolomé Mitre en 1856. En cuanto a las figuras sobresalientes de las expediciones polares, es preciso señalar al italiano, nacido en Acqui, Giacomo Bove, junto con el coronel de Marina don Luis Piedra Buena. Por ese entonces se había incendiado en “puerto San Juan” la nave inglesa ‘Capricorn’. “El capitán Piedra Buena y Manuel Carrera –un ballenero de Malvinas que, como era costumbre, raqueó ignominiosamente a la ‘Capicorn’– según anota Bove, están de acuerdo en afirmar que anualmente se pierden siete u ocho naves en la costa de la isla de ‘los Estados”, escribe el prestigioso historiador Juan E. Belza.

El 29 de abril de 1884 el comodoro Augusto Lasserre –fondeado en puerto “San Juan de la isla de los Estados”–, luego de poner las bases del nuevo faro, lo nombró de “San Juan del Salvamento”. Seis meses después, levantó la subprefectura que llamó de “Ushuaia”.