Opinión

Los tiempos actuales

Vacación proviene del latín vacare, vaciarse. Voy viendo que toda una sociedad –aquí y en el mundo– esta cada vez más vacía, más banalizada. Viven juntos, pero aislados, sin aliento, en la violencia de la desesperación agazapada. Puede significar también liberarse. Este atento, quiero decirle que vacare quiere significar también liberarse. Tiene otras acepciones: deambular, vagabundear.
Vacación proviene del latín vacare, vaciarse. Voy viendo que toda una sociedad –aquí y en el mundo– esta cada vez más vacía, más banalizada. Viven juntos, pero aislados, sin aliento, en la violencia de la desesperación agazapada. Puede significar también liberarse. Este atento, quiero decirle que vacare quiere significar también liberarse. Tiene otras acepciones: deambular, vagabundear.
Días atrás le pregunté a una señorita si los chicos que estaban con ella eran de un colegio de discapacitados o eran alumnos de un colegio normal. Cuesta diferenciar. Por el lenguaje, por la mirada, por la música que escuchan. Parecen felices, parecen conectados con una realidad que no alcanzo a percibir.
La gente ha perdido la caligrafía. Ha perdido la manera de pensar pues ya no escribe en letra cursiva, ha perdido sensibilidad y se va embruteciendo. Son restos de humanos los que vemos en las calles, en los cines, en los consultorios, en los comercios o en las universidades. Son restos, pedazos de cerebros, fragmentos de ternura, inquietantes máscaras del tedio, de la imbecilidad.
De verdad le digo, no quiero ser cargoso. La falsedad del populismo, la autocompasión, las mentiras sentimentales, las complicaciones artificiosas. Y el trágico malentendido llamado amor. Si, me va hablar de la pasión y de la felicidad. Ya lo veo: viene la acusación de lobo solitario. Estoy acostumbrado. Como estoy acostumbrado a que la gente crea en la patria, en la bandera, en los héroes, en la religión y en el fútbol. Y también cree que los traumas emocionales son porque de niño se hizo pis en la cama. En fin, es así, querido amigo, es así. Luego pasan los gobiernos, las dictaduras, las cámaras de tortura, los campos de concentración –alemanes, rusos, norteamericanos, chinos– y todo vuelve en un eterno retorno que da impresión. Hay una literatura deshonesta y un ser humano que es terrible. Se banaliza la imbecilidad, los resultados electorales, la hipocresía internacional. Levantamos los hombros y miramos en el diario dónde nos vamos de vacaciones. Dónde nos podemos aturdir más. Para no ver, para no sentir, para no soñar.
Esta vez voy a ser breve, espero escribir cada día un poco menos. Tal vez sea lo mejor, como solía responder mi padre a muchos: “Usted sabe poco, y lo poco que sabe no lo sabe expresar”. Duro el hombre. Así fue una generación de seres que estudiaron por sus medios, que iban a bibliotecas públicas, a bibliotecas obreras. Se forjaron en soledad y en trabajo, en solidaridad y la falta de dinero. La gran mayoría ni terminaron la escuela primaria. Hoy veo a cientos de profesionales –caballeros o damas– que cursaron materias en la facultad, hicieron cursos de todo tipo y no tienen la menor idea de la cultura. No, no sea tonto, intente pensar. No hablo de Shakespeare ni de Márai. Hablo de otra cosa. Veo que el artículo lo excede. Lea Rico Tipo y se identificará con Bómbolo. O con Pochita Morfoni.
El tema es buscar el refinamiento, lo transcurrido, los efectos del calentamiento global, el análisis de la obra de Leonardo Sciascia, el espíritu humano en esta especie de elegíaca y nostálgica forma de mirar. Uno debe entregarse a la fantasía interior, dejar a un lado tantas ocupaciones, tantas relaciones, tantos imperativos. Buscamos lo fantasmal pues lo cotidiano nos abruma y nos embrutece.
Seguro que hay brisas refrescantes, brisas necesarias que son bellas y esperanzadoras. Debemos detenernos en buscar la emoción y la locura; paralelamente la belleza, el silencio, la profundidad del otro. Es un largo camino, un camino donde la libertad y el ensueño deberán estar presentes. No es fácil, es casi utópico. Además está la muerte, ese fantasma que nos persigue en silencio. Pero creo, siento, que es la única manera de ser. Gracias, querido lector, por llegar hasta este punto. Sabe que la estupidez y lo burdo nos rodean. Ahora salgo a caminar, solo, fumando una pipa. Y soñando con aquella mujer de la cual le hablé una tarde. ¿Recuerda?