Opinión

Si lo dice el NY Times

La mejor manera de conocer unos hechos es obtener la información de manera colateral, de fuentes desinteresadas o de historias tangenciales.

La mejor manera de conocer unos hechos es obtener la información de manera colateral, de fuentes desinteresadas o de historias tangenciales. Para comprender el espíritu universal de la Revolución Francesa es más instructivo estudiar las campañas de la Academia de Ciencias para unificar los pesos y medidas del mundo –una expedición de jacobinos única en la historia para medir el cuadrante terrestre y crear el metro– que cualquier libro cargado de tópicos sobre la guillotina. Y no hay mejor delator de los defectos de esa revolución –su carácter burgués, machista y racista– que leer con detalle la lucha de independencia de los negros haitianos, que se levantaron precisamente contra la Francia revolucionaria, ilustrada y colonial y fueron aplastados. Aquí, en la España de hoy, los periódicos de gran tirada abren sus ediciones digitales con la noticia de que ‘The New York Times’ se refiere en su portada a la corrupción española. Parece que los españoles nos hemos asombrado con este descubrimiento de la rutina en la que llevamos décadas metidos y que nunca nos ha permitido ser como otros europeos. No fuimos corruptos hasta que lo dijo el Times, qué provincianos somos. Hay un interesante programa científico de un canal estadounidense con  documentales sobre grandes retos de la ingeniería mundial, desde un puente colgante en China a una presa enorme en México o un túnel más propio de Julio Verne en Escandinavia. En el único capítulo que se hizo en España, cada cinco minutos algún ingeniero hacía un comentario sobre problemas de sobrecostes, personal ineficiente que deja las cosas a medias, corrupción política o proveedores de materiales de mala calidad.

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