Opinión

Sí, aquí

Una parte de la Prensa trata de convencernos de que el debate de estos días es discernir si el joven que se metió debajo de un toro en los Sanfermines era un héroe o un villano. Lo único cierto es que no querría haber sido destripado por los medios, ni de vivo ni de muerto. Mientras esto sucede para despistarnos de las verdaderas cornadas que sufre este mundo, yo le pido, lector, que gire un poco su mirada hacia la izquierda de esta columna de 1.
Una parte de la Prensa trata de convencernos de que el debate de estos días es discernir si el joven que se metió debajo de un toro en los Sanfermines era un héroe o un villano. Lo único cierto es que no querría haber sido destripado por los medios, ni de vivo ni de muerto. Mientras esto sucede para despistarnos de las verdaderas cornadas que sufre este mundo, yo le pido, lector, que gire un poco su mirada hacia la izquierda de esta columna de 1.400 caracteres y se fije en la noticia principal de la contraportada. Los periódicos suelen dedicar las ‘contras’ a hechos extraordinarios o empresas sorprendentes. Por eso muchas veces estas páginas hablan de proyectos suecos, aventuras francesas, osos chinos o inventos japoneses, acrecentando nuestros complejos. Pues lea esta historia de la izquierda y apártese de este artículo mío que, sin pretenderlo, se ha ido convirtiendo en la quinta columna del periódico por espacio físico y por su espíritu. Lea sobre cómo cambia Galicia, ese país que usted mira desde miles de kilómetros de distancia, y cómo se pone en el mapa mundial en sectores industriales en los que ni por asomo los gallegos osaríamos dar lecciones a nadie. Hoy se hacen en Galicia algunos de los barcos de ensueño más apreciados del mundo. Ahora va a resultar que los gallegos, además de trabajadores abnegados, también podemos ser audaces y creativos. Y sin la pena de emigrar.