Opinión

La prensa vende pisos

El periodista medio escribe con el fin de contentar a su jefe formal o contentar al poder, su jefe real. Por eso no debería causar asombro que mis colegas salten de un periódico a otro ideológicamente contrario y sean eficientes en ambos.
El periodista medio escribe con el fin de contentar a su jefe formal o contentar al poder, su jefe real. Por eso no debería causar asombro que mis colegas salten de un periódico a otro ideológicamente contrario y sean eficientes en ambos. Hay temas recurrentes que evitan discusiones y siempre salen adelante en una reunión de arranque de edición: los de Internacional proponen dar un par de bofetadas a Chávez y ya no tienen que justificar ninguna documentación que se exige hasta lo imposible para hacer lo propio con, por ejemplo, Israel o Bahrein. Más fácil lo tienen en la sección de Economía: se sacan de la manga cualquier dato en defensa de la construcción de viviendas y vía libre para publicar aberraciones. La obediente prensa sigue considerando malo el “alarmante desplome” de los precios de la vivienda, que tenía y sigue teniendo un precio ficticio. Sigue afirmando que el crecimiento en la construcción será bueno para la economía, despreciando que tenemos el mayor stock de Europa y que el ladrillo es lo peor para la balanza comercial con el exterior, enfrentados a productos y servicios que conllevan plusvalías reales, investigación y equilibrio financiero para los otros países. Todavía está por venir el primer político, el primero, del partido que sea, que entre tanta palabrería sobre el cambio de modelo económico se atreva a decir que es bueno que caigan los precios (es malo para las cajas y bancos) y que el sector debería reducirse a la mínima expresión para dejar paso a otro tipo de industria.