Opinión

Un personaje verenable

“Vaca de dos amos, ni da leche ni come grano”El refranero popular gallego recoge casi un millar de refranes y dichos acerca de la vaca, ese animal grande y lento, de mirada dulzona y ronco y prolongado mugido.
“Vaca de dos amos, ni da leche ni come grano”

El refranero popular gallego recoge casi un millar de refranes y dichos acerca de la vaca, ese animal grande y lento, de mirada dulzona y ronco y prolongado mugido. El ganado bovino, especialmente la hembra, ha constituido, en la Galicia campesina, el más importante patrimonio económico de las familias aldeanas, al extremo que se denomine “facenda” (hacienda, patrimonio, en castellano) al número de vacunos que posee una familia.
(Ordeñar la vaca, en lengua gallega, se dice “muxir”, aludiendo a ese lamento premioso con que la buena lechera avisa, de madrugada, que lleva las ubres desbordantes de leche para saciar el hambre de sus compañeros de lar).
La vaca, además de su leche generosa, base alimentaria de la familia y blanca fuente de ingresos, se unce al arado para las faenas de roturación de la tierra, o al carro en que se traslada el forraje para los animales de la finca. Al toro –su marido natural– se le denomina “boi” (buey) y en algunos lugares, “touro”; existe el boi castrado y el que está entero como reproductor. Ambos se emplean también en faenas agrarias, porque el toro galaico suele ser manso, casi bucólico como Ferdinando, el manso semental bovino del cuento francés aquél…
Leopoldo Alas, el celebérrimo ‘Clarín’, vivió la mayor parte de su infancia en la ciudad de Oviedo, corazón de la campesina Asturias, donde escribiera ‘La Regenta’, extraordinaria novela decimonónica. Del mundo rural asturiano surgió su cuento ‘Adiós Cordera’, cuyos protagonistas son una vaca vieja y dos pequeños mellizos. Es una bella narración, impregnada de fina ironía, que dignifica a nuestro personaje, en un ambiente muy similar al de su vecina Galicia. (Podéis obtenerlo gratis y disfrutarlo –¡oh fantástica Internet!– en www.librosenred.com)
Por estas razones de psicología y circunstancia, y otras relacionadas con el carácter de los gallegos y los condicionantes de un paisaje húmedo y neblinoso, que parece aplacar las naturales inclinaciones del más violento de los animales terrestres: el homo erectus (sapiens, le llaman algunos desavisados), al campesino del Noroeste no le atraen las corridas de toros; no entiende por qué ha de zaherirse y torturar a un benéfico compañero existencial, esposo de esa maravillosa hembra que sustenta la casa y la llena de tibio calor en las gélidas noches de la invernía.
Cuando estuve en Sada, el año pasado, por estas mismas datas, Xosé Valle Diez, fino escultor y entrañable amigo, me regaló una hermosa talla hecha en madera de castiñeiro (castaño) de una sola pieza, a través de la cual parecen hablarnos dos rostros, dos personajes emblemáticos de la aldea: la Abuela y la Vaca… Alguien de nuestra civilización urbana podrá fruncir el ceño, diciendo que es impropio asociar a la abuela con la vaca, en geórgica simbolización, pero en la cultura campesina de Galicia ello corresponde a una realidad popular de hondas raíces y notable significación.
Los fabulistas Esopo, Babrio, La Fontaine y Samaniego, trataron de educarnos a través de fábulas y apólogos, hechos con animales distintos a nosotros, pero pensantes y reflexivos, para fortalecer la decaída moral de sus respectivas épocas. Para ellos, estos seres, cuadrúpedos o alados, poseen alma y discurren, a menudo sabiamente, para enrielar al soberbio animal que somos.
Hoy ya no se emplea la fábula en ese sentido edificante, pero hay animales que nos hablan a diario por la azulada pantalla: caballos, monos, patos, loros, serpientes… y, sobre todo, lobos con piel de cordero, no para enseñar, sino con propósitos de burda manipulación.
A veces pienso que sería más convincente, a la hora del noticiero, por ejemplo, que nos hablara una vaca bien compuesta y mejor maquillada. Es posible que creyésemos en sus palabras, dichas con mirada tierna, de irreprochable sinceridad, por boca de la más bella bovina que nos regalara el sabio Creador: la Vaca.