Opinión

El mundo nos mira

El poeta y psicoanalista argentino Nicolás Espiro, uno de los directores de la recordada revista de vanguardia ‘Poesía Buenos Aires’, dijo alguna vez -–justamente en aquellas mismas páginas– que la historia de un chino es infinitamente más interesante que la historia de la China. Como si viniera a demostrarlo, la fotografía (cuando se logra) descubre a veces en un solo rostro humano mucho más de lo que encubre la apariencia.
El poeta y psicoanalista argentino Nicolás Espiro, uno de los directores de la recordada revista de vanguardia ‘Poesía Buenos Aires’, dijo alguna vez -–justamente en aquellas mismas páginas– que la historia de un chino es infinitamente más interesante que la historia de la China. Como si viniera a demostrarlo, la fotografía (cuando se logra) descubre a veces en un solo rostro humano mucho más de lo que encubre la apariencia. Son precisamente, las potencialidades que la identifican como arte.
    Surgida de un descubrimiento técnico, la foto fue encarada en un primer momento como una mera forma de reproducir la superficie de la realidad, de proporcionarnos lo que se imaginó apenas como un documento. Pero, ya casi desde sus orígenes, el arte de la foto demostró cabalmente que no se limitaba sólo a eso. Que era capaz de revelar algo que iba mucho más allá de la simplísima apariencia.
    Todo lo cual no deja de encerrar alguna magia, algún misterio. ¿Quién es el que produce esa iluminación por la cual algunas fotos, muy especiales, a veces dentro de una serie donde las otras resultan opacas, nos muestra a fondo, en un instante, la intensidad viva de un ser, lo más profundo y significativo de su espíritu? Y además, ¿quién es el que realiza ese milagro: la técnica o la mano?
    En ciertas fotos muy especiales de ciertos fotógrafos trotamundos, las caras de los hombres y mujeres que miramos nos devuelven también, en sus mejores momentos, no sólo la revelación instantánea y honda de su ser sino, al mismo tiempo, los rostros y el rostro del mundo que nos mira, haciéndonos ver, haciéndonos vernos cuando sólo creemos ver, mirarnos en lo que se mira.