Opinión

La justicia internacional que da risa

Después de la I Guerra Mundial, derrotados los alemanes, fueron obligados por los vencedores a juzgar ellos mismos los crímenes cometidos contra los vencedores. Por arte de magia, esos juicios de jueces alemanes contra soldados y oficiales alemanes no fueron más que un saludo a la bandera, no resultó nadie condenado a nada.
La justicia internacional que da risa
Después de la I Guerra Mundial, derrotados los alemanes, fueron obligados por los vencedores a juzgar ellos mismos los crímenes cometidos contra los vencedores. Por arte de magia, esos juicios de jueces alemanes contra soldados y oficiales alemanes no fueron más que un saludo a la bandera, no resultó nadie condenado a nada.
Después de la segunda guerra mundial, las potencias vencedoras, se encargaron de hacer una exclusiva selección de algunos fanáticos nazis, condenarlos y ejecutarlos. Estos chivos expiatorios exculparon la indecencia de millones de alemanes que se jubilaron y pasaron los veranos al sol en España, Italia y Francia, reconstruyendo lo que antes habían destruido y haciéndose ricos a base de trabajo y palmaditas en la espalda: “ustedes los alemanes sí trabajan”.
Asistimos a otro tipo de juicios-farsa en nombre de una “justicia internacional” que juzga a otra selecta selección de indecentes del tercer mundo.
En el banquillo de acusados nunca estará George Walker Bush, ni Collin Powell, ni Condoleezza Rice, ni Joao Durão Barroso, ni Tony Blair, ni Margaret Thatcher, ni José María Aznar López, ni José Luis Rodríguez Zapatero (enfangado con Afganistán y Libia y sus miles de muertos)...
Sólo en Irak borraron del mapa a más de 100.000 (cien mil) personas. El general serbio Mladic está acusado del asesinato de 8.000. La justicia de los ricos (Estados Unidos de América y la Unión Europea) es inversamente proporcional a la renta per cápita del acusado... cuánto más tienes... menos culpable.
Lo vemos en el caso de Dominique Strauss-Kahn, quien es ‘defendido’ diciendo que todo fue un montaje. Los ‘montajes’ nunca tienen lugar cuando se trata de desprestigiar a un presidente o ciudadano iberoamericano o africano. Es la vida del pobre tercermundista (incluso con dinero) contra el rico europeo-estadounidense (aún siendo pobre).
¿Dónde está la legitimidad de un Tribunal Penal Internacional en La Haya que nunca puso en busca y captura a Bush, Powell, Aznar y tantos otros delincuentes?
Conmigo que no cuenten para aplaudirles las gracias.