Opinión

Huelga

He tenido el gesto de no criticar –ni siquiera desde la izquierda– a los grandes sindicatos españoles durante ‘su’ huelga general para no favorecer al bipartidismo de derechas que nos arrolla.
He tenido el gesto de no criticar –ni siquiera desde la izquierda– a los grandes sindicatos españoles durante ‘su’ huelga general para no favorecer al bipartidismo de derechas que nos arrolla. Los grandes sindicatos de España son una herramienta más, perfectamente ensamblada, del modelo de capitalismo salvaje que dicen defender justo ahora, años después de que el país fuera desmoronando las condiciones laborales de millones de paisanos y su propia conciencia de clase. Ciertamente no son sindicatos de clase, en el sentido de defender un modelo de sociedad para todos; son un lobby más, por eso cada vez son menos los españoles que nos identificamos con ellos aunque sigamos saliendo a la calle por otros motivos y otros compañeros para pedir albergues para indigentes o una sanidad pública decente. Si los grandes sindicatos conservaran la dignidad que tuvieron un día no tendrían reparos en defender con uñas y dientes los únicos movimientos sociales a nivel de estado, los únicos, que se están generando en el mundo para enfrentarse al imperialismo financiero y especulador que hunde nuestras hipotecas y empleos: Eso sucede en América Latina, donde hay países que tratan de buscar un modelo económico más justo, más de los ciudadanos, y se encuentran con el desprecio de Europa y de todas sus instituciones, desde los grandes medios al servicio de las corporaciones hasta los grandes sindicatos que miran para otro lado para que no les relacionen con ellos. Callan.