Opinión

Exordio de amistad zoológica

Por Rafael Rojas Burela, ex torero de salón.Hay que ser bien vaca para enfrentarse a un toro; hay que ser buey para que a uno le corneen las partes pudendas y encima pretenda glorificarse con ello... Hay que ser burro para no darse cuenta...
Exordio de amistad zoológica
Por Rafael Rojas Burela, ex torero de salón.
Hay que ser bien vaca para enfrentarse a un toro; hay que ser buey para que a uno le corneen las partes pudendas y encima pretenda glorificarse con ello... Hay que ser burro para no darse cuenta... Hermanos todos, no seáis bestias!
Hablando en serio, como quieren algunos taurómanos, el toreo se ha ido desvirtuando con el correr de los años, como le ha ocurrido a muchos deportes (aunque el toreo no lo sea ni por asomo, porque la regla de oro del deportista es competir en igualdad de condiciones y oportunidades, y no sacar ventajas cobardes y rastreras); hasta tal punto, que se emplean triquiñuelas y trampas inicuas para debilitar al animal; una de ellas es limarle la punta de los cachos (astas) y dejarlas tan sensibles como un dedo al que sólo le queda una telita de uña. De este modo, el toro rehúye cornear, instintivamente, y el “valiente mataor” lleva todas las de ganar y lucirse, como una putilla llena de lentejuelas que espera el premio de la oreja y el rabo...
(Incluso a los que le hacen asco a los libros, recomiendo “El Toreo de Salón”, de Camilo José Cela, que muestra el lado patético del “arte taurino”; a los defensores del toreo –hay huevones para todo– les exhorto a leer “Muerte en la Arena”, novela breve de Ernest Hemingway, considerada un auténtico tratado de tauromaquia). El gringo, republicano, magnífico escritor, amaba, no obstante, esa España de “charanga y pandereta” de la que nos habla Antonio Machado, y gustaba de la plaza de toros como yo del Bar Amigo)…
Prefiero a los deportistas de “alto riesgo”, que enfrentan a la Muerte solos, sin ostentaciones ni charreteras ni brillos decimonónicos ni ademanes de cartuchones reprimidos, ni le andan ofreciendo sus pujos de dudosa hombría a las damas ensombreradas o a los chulos tabaquistas de la tribuna... A propósito de “ubicarse en la época que hoy vivimos”, el toreo está más añejo que el cuplé, aunque sea grato recordar a la Sarita Montiel... El torero se parece mucho al mílite de casino y aperitivo, brillante, coloradote, pero renuente a toda batalla verdadera...
Finalmente, la corrida de toros y el Real Madrid están demasiado unidos al recuerdo sangriento y ruin de Franco y huelen a tardofranquismo trasnochado... (Por eso prefiero al Barcelona y soy hincha del Compostela, hoy en tercera división; ¡ah, perdedores inveterados que somos!...)
Les traigo a colación este certero párrafo de un organismo serio y fiable:
“La tauromaquia es el banal arte de torturar y matar animales en público. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura. La cultura es todo aquello que contribuye a volver al ser humano más sensible, más inteligente y más civilizado. La crueldad que humilla y destruye por el dolor jamás se podrá considerar cultura. Precisamente por ello, los toreros y sus cuadrillas suelen provenir de las capas más desfavorecidas de la población donde la incultura es mayoritaria”.  (UNESCO)
En cuanto a los gallegos, que no somos, en esencia y consciencia, aficionados a tales salvajismos, remato con esta declaración de “Galiza sen Touradas”:
Creemos, y afirmamos, que en el siglo XXI no se pueden seguir practicando tales actos de crueldad hacia los animales. Creemos, y afirmamos, que las nuevas generaciones necesitan una educación basada en el respeto a la naturaleza y al resto de seres vivos con los que compartimos el Planeta.
Reclamamos, y reivindicamos, que desde nuestra comunidad y sus municipios no se sigan subvencionando, con dinero público, los festejos donde se maltraten animales, como si nuestros municipios no tuvieran urgencias que cubrir con dichos fondos, cuando además, y según una encuesta realizada por la Consultora Gallup, apenas el 3% de los gallegos se declara aficionado a esta actividad, por lo que estas subvenciones, además de anti-éticas, deberían considerarse anti-representativas.
Sentimos, y pensamos, que los animales no deben ser tratados como simples cosas. Sentimos que no deberían vulnerarse los derechos básicos de los animales, que son la vida y la libertad, en pos de un espectáculo para el simple divertimento de algunas personas.
Proponemos, y alentamos, a todos los gallegos a implicarse en esta campaña pacífica para abolir la tauromaquia en nuestra tierras, para que Galicia pueda enorgullecerse de ser una comunidad compasiva, evolutiva, progresista, porque pensamos que Galicia será Mellor Sen Touradas.
¡Viva el toro bucólico! ¡Abajo el torero cabrón y colijunto! Yo siempre amé a la vaca querendona de mi prima, y nadie lo sabe...