Opinión

Digerir

Uno de los legados más tristes que deja una larga dictadura en un pueblo es su capacidad para digerir información contradictoria, falsa o injusta. Cuarenta años cambian generaciones que asumen como propios los gestos impuestos por el régimen. Por fuerza, otros países nos tienen que despreciar.
Uno de los legados más tristes que deja una larga dictadura en un pueblo es su capacidad para digerir información contradictoria, falsa o injusta. Cuarenta años cambian generaciones que asumen como propios los gestos impuestos por el régimen. Por fuerza, otros países nos tienen que despreciar. España sigue celebrando su llamado Día de la Hispanidad, desfilando armamento, mientras en otros países esto mismo se llama Día de la Resistencia Indígena. Y no pasa nada, le echamos la culpa a las víctimas, a las de Pizarro antes y a las de ciertas multinacionales ahora. El líder del PSOE de Galicia se quedó tan ancho estos días diciendo, en una simpleza electoral, que es gallego antes que socialista. Y tragamos, pero así no se puede ser socialista. Ahora resulta que su partido, que sin duda no es Obrero, tampoco es Español, que era el único rasgo de las siglas que sobrevivía. Pero lo peor de esta buena digestión ibérica sucede en el fútbol, donde cabe de todo y todo se condiciona a los resultados en el campo. Al Celta le llovían pleitos y críticas en el plano empresarial, pero como la plantilla vuelve a meter goles, todo se olvida; y justo lo contrario sucede a sus hermanos del Depor. La máxima expresión de toda esta hipocresía es la compra del Málaga CF por parte de un jeque de Qatar. Todo el mundo está encantado con el jeque, un señor feudal de un país medieval con esclavos reales y sin políticos. Aguardo las noticias interesadas sobre los ‘disidentes’ que tiene el jeque en su país.