Opinión

Cara de malo

Al fanatismo de masas le gusta enredarse con un barniz de ciencia para dotarse de credibilidad, como hacen los creacionistas y las iglesias que frenan los avances de la Razón.
Al fanatismo de masas le gusta enredarse con un barniz de ciencia para dotarse de credibilidad, como hacen los creacionistas y las iglesias que frenan los avances de la Razón. Hubo autoproclamados científicos aplaudidos por sus contemporáneos que ‘demostraban’ la superioridad de unas razas sobre otras, incluso ‘demostraron’ los condicionantes hereditarios que llevan a una persona a delinquir o sencillamente a ser pobre, o la presunta desventaja intelectual de ser mujer. En esto la realidad siempre ha superado a la ficción y, cuando ya se habían tumbado todas las supercherías sobre maldades por la forma de la frente o el grosor de la nariz, el gobierno de Estados Unidos vuelve a retorcer a su antojo las leyes de la ciencia para impulsar un programa de seguridad (FAST) que pretende detectar con cámaras en el espacio público el rostro de personas que tienen cara de estar a punto de cometer un delito. Prohibido tener dolor de muelas porque prevalece la presunción de culpabilidad. No era suficiente con la guerra/invasión preventiva de un país que todavía no había actuado que ahora se extiende a modo individual sobre los ciudadanos. Es como el canon digital (se presume que compras un disco virgen para hacer grabaciones ilegales) pero en versión derechos humanos. Si el bueno de Stephen Jay Gould, uno de los científicos que más ha reivindicado la Razón ante el fanatismo, levantara la cabeza tendría que escribir un último capítulo de ‘La falsa medida del hombre’.