Natural de Bonn, es hijo de gallegos emigrados a Alemania en los años 70

Francisco Alijas: “Deben ser los jóvenes de cierta edad los que se deben preocupar por sacar adelante los centros”

Las asociaciones de la colectividad gallega en el exterior claman por la incorporación de los jóvenes a la vida asociativa y a que asuman cargos de responsabilidad para asegurar su continuidad, pero unas más que otras encuentran la vía adecuada para lograr el objetivo y hacerlas sustentables con vistas al futuro. El Club Galicia de Bonn, representado en el XIII Pleno del Consello de Comunidades Galegas por el entrenador de su primer equipo de fútbol, Francisco Alijas Mielgo, figura entre las que lo han logrado, situando la participación deportiva en el centro de su actuación.

Francisco Alijas: “Deben ser los jóvenes de cierta edad los que se deben preocupar por sacar adelante los centros”

Hace algo más de un lustro, Alijas Mielgo fue invitado a colaborar en la sección deportiva del Club Galicia de Bon con el objetivo de buscar una motivación que sirviera a los jóvenes asociados –a los que “no se les ofrecía la posibilidad de practicar ningún deporte”– para que se mantuvieran vinculados a la entidad y, sin dudarlo, aceptó la oferta, porque, reconoce, tiene “vocación” en este sentido y llevaba tiempo queriendo aportar su grano de arena en favor de estas entidades.

Así que, una vez realizada la propuesta, “vi la oportunidad de poder ayudar a los jóvenes, también a las chicas”, para que sigan acudiendo a la asociación, puntualiza Francisco Alijas. La entidad cuenta actualmente con “98 personas, de edades comprendidas entre los 17 y los 36 años”, compitiendo con el Club Galicia de Bonn, que ha formado ya tres equipos de fútbol para jugar en las ligas deportivas de sus respectivas categorías.

Consciente del amplio número de sociedades gallegas que existen en el exterior y de la avanzada edad de los miembros de sus juntas directivas y también de sus asociados, Alijas considera que deben ser los jóvenes, que ahora tienen ya una cierta edad, los que se preocupen por “ayudar a sacar adelante” estos centros y hacerlos visibles, mostrando en los países de acogida aspectos que definen la cultura de Galicia, para que “la gente que se acerca a ellas sepa qué es lo que tenemos en este país”.

Descendiente de padres que emigraron a Alemania en los años 70 desde Xinzo de Limia (Ourense), Francisco nació y se crio en el país germano, donde cursó sus estudios. Aunque se siente alemán, sus raíces gallegas le empujan a establecer contacto con su tierra, visitándola cada año, o cada dos, dependiendo de las circunstancias. Pero también por medio de las instituciones que los gallegos emigrados han fundado en Alemania. De ahí su aportación al Club Galicia de Bonn, donde comenzó a colaborar, “ayudando a crear su estructura” en el plano deportivo y formando tres equipos, porque “no había ninguno” en aquel momento, aseguró. Su misión entonces consistió en “hacer publicidad en las escuelas para encontrar gente con raíces gallegas” dispuestas a asumir la propuesta de formar parte de los equipos de fútbol que se fueran creando, “y lo hemos conseguido”, apostilla.

Para ello, puso en práctica sus conocimientos profesionales en el campo de la logística, que le proporcionaron una manera de afrontar la situación con experiencia, haciendo uso de las habilidades adquiridas en todos estos años que lo mantuvieron en contacto con personas de países de Latinoamérica y de otros lugares del mundo, como Estados Unidos, para lo que hizo uso también de sus conocimientos de idiomas.

“El haber andado por esos países, ayuda” a la hora de “dar pasos adelante, hacer publicidad, hablar con la gente y contarles de qué va el proyecto cultural que queremos poner en marcha”, confiesa Alijas, quien se muestra convencido de que “todo eso es más fácil si estás más abierto”.

Conseguido el propósito en el plano deportivo, centra ahora su trabajo con los más jóvenes en transmitirle el amor por sus raíces, por sus lugares de origen, e infundirles los “valores” que las primeras generaciones de emigrantes gallegos a Europa supieron transmitir a los jóvenes de su generación. “Nuestro trabajo va por el mismo camino que emprendieron nuestros padres”, para que sean conscientes de que “en un cierto tiempo, también tienen que asumir responsabilidades con respecto a las generaciones que vienen detrás”. “Pienso que ese es un proceso en el que todos podemos ayudar”, apostilló el joven, quien asumió su participación en el Pleno con la intención de intercambiar propuestas con los demás asistentes al mismo en lo que respecta al funcionamiento de los centros y en las iniciativas que se deben proponer.

“Es importante comunicarse con gentes de diferentes países que provienen de diferentes culturas e intentar intercambiar las ideas que tenemos” para hablar sobre “qué se puede hacer mejor en el futuro” y “cómo podemos ayudar a los jóvenes e implicarlos en proyectos de a colectividad con vistas al futuro”, sentenció.